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Meditación - 2023 marzo 31

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Samuel 20:1–16, Lucas 19:45–48)

EL ALIMENTO QUE SACIA

Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne. Las iniquidades prevalecen contra mí, pero tú perdonas nuestras rebeliones. Bienaventurado el que tú escojas y atraigas a ti para que habite en tus atrios. Seremos saciados del bien de tu Casa, de tu santo Templo.

Salmos 65:2-4, Reina-Valera 1995

¡Qué reconfortante es sentirse saciado después de una buena comida! La saciedad no viene tanto de la cantidad que se haya comido como de su calidad. La cocina francesa, que es una de las más apreciadas, se caracteriza por el celo de los chefs al momento de elegir la calidad de los ingredientes. Siempre exigen que sean los mejores y más frescos del mercado.

Los cristianos acostumbramos referirnos a la enseñanza bíblica como un alimento porque así es realmente. Las enseñanzas de la palabra son el alimento de nuestro espíritu. El salmista usa esta misma comparación en el texto de la mediación de hoy. Cuando un pecador se sentía agobiado por su conciencia a causa de haber pecado acudía al templo en busca de perdón. Allí escuchaba la exposición de los mandamientos de Dios que le mostraban, como con un espejo, cuán pecador era y cuáles eran las consecuencias lamentables del pecado. Pero también escuchaba palabras de consuelo que le decían que su pecado tenía perdón por los méritos del Cordero de Dios. Esas buenas noticias, que le animaban y fortalecían en la fe que confía en la provisión divina, eran el mejor alimento espiritual.

Con el tiempo, la enseñanza la ley moral (los diez mandamientos) cuyo propósito era la de preparar al pecador para escuchar la buena noticia y así conducirlo a la fe en Cristo, fue usada para motivar al pecador a tratar de agradar a Dios esforzándose en cumplirla. Como nadie puede cumplir perfectamente las exigencias de la ley, los pecadores caían en desesperación o se volvían unos sinvergüenzas. Hoy sucede lo mismo, pues todavía hay predicadores que motivan a ganar el perdón por tratar de hacer buenas obras que agraden a Dios. La Biblia enseña que solo los méritos del Cordero agradan a Dios y que esos méritos nos son atribuidos gratuitamente. Solo las buenas noticias que nos hablan de la doble sustitución efectuada por Cristo a favor de nosotros son el verdadero alimento del alma. Cualquier otra enseñanza de hombres es solo veneno que mata la fe. En gratitud vamos a querer velar que el evangelio puro sea predicado (Mateo 24:45)

Oración:

Señor, gracias porque, por tus méritos, el poder de tu evangelio (que está presente en los medios de gracia), nos fortalece y nos afirma en la verdadera fe para la vida eterna. Te suplico suministres y llames predicadores fieles que alimenten sanamente las iglesias con el evangelio puro. Amén.

 

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