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Meditación - 2023 abril 1

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Samuel 20:17–42, Lucas 20:1–8)

LA RISA SANTA

Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo.»

Génesis 21:5-6

Muchos imaginan que la vida cristiana devota se caracteriza por llevar una existencia lúgubre empapada de lamentaciones. Los cristianos somos llamados a vivir en arrepentimiento. Pero eso no significa vivir amargado y en luto continuo.

Es verdad que lamentamos nuestros pecados y reconocemos que por ellos merecemos toda la ira de Dios. También confesamos que Jesucristo, como nuestro doble sustituto, obedeció perfectamente los mandamientos de Dios en lugar de nosotros y fue a la cruz para sufrir el castigo que nosotros merecemos. Nos duele que Cristo haya sufrido toda la ira el rechazo de Dios cuando decía «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo 27:45). Pero en la vida cristiana no solo hay el dolor y contrición que viene como resultado de escuchar la ley de Dios y saber que somos pecadores y merecedores del castigo eterno. El evangelio son buenas noticias que nos llenan de gozo y alegría al saber que ya no tenemos que ir a la condenación, sino que tenemos libre entrada al gozo eterno por los méritos de Cristo. El arrepentimiento cristiano no solo consiste en la contrición o dolor de haber pecado; también incluye fe, es decir, confianza en los méritos de Cristo para salvación. La fe salvadora trae gozo y alegría que bien puede ser expresada en una risa santa. Sara se rio cuando escuchó que sería madre por milagro divino. Pero esa risa fue de incredulidad. Dios la reprendió por ello, pero también cambió la risa incrédula de ella por una risa santa de asombro y gratitud. Eso es lo que Sara expresa en el texto de hoy (Génesis 18:11-15, 21:6).

Muchos años más tarde la virgen María expresó una alegría semejante al saber que fue elegida para ser la madre de Dios por obra del Espíritu Santo, cuando dijo: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador» (Lucas 1:46-47). La palabra traducida «regocija» significa «saltar de alegría». Sí, en gratitud, queremos reír y saltar de gozo pues Cristo nos ha salvado y «porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes.» (Romanos 14:17-18).

Oración:

Gracias Señor, has cambiado mi lamento en baile; me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, ¡te alabaré para siempre! Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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