(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 41, 1 Juan 2:1–6)

EL NUEVO PACTO ES SUPERIOR AL ANTIGUO

Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas.

—Hebreos 8:6

El Señor, después de rescatar a su pueblo de la esclavitud en Egipto, estableció con ellos el pacto de la ley. Allí, ellos se comprometieron a ser el pueblo de Dios su reino de sacerdotes, y el Señor se comprometió a ser su Dios. Israel jamás cumplió el pacto. Nadie puede cumplir la ley perfectamente. Ese pacto estaba destinado a tener un final cuando su propósito didáctico haya alcanzado su propósito. Con la venida de Jesucristo, Dios estableció el nuevo pacto que según la Biblia es superior al antiguo pacto pues tiene mejores promesas. ¿Cómo así?

El sacrificio presentado por Cristo al morir en la cruz fue suficiente para cubrir los pecados de todo el mundo: de todas las personas, de todas las épocas y lugares. No se necesita de ningún otro sacrificio más, como si el sacrificio de Cristo no hubiera sido insuficiente. Por tanto, los seres humanos, son declarados justos no en base a cualquier otro sacrificio sino por causa de este único sacrificio de Cristo al confiar en ese sacrificio. En el antiguo pacto los sacerdotes estaban llamados para hacer sacrificios por el pueblo y, por el mérito de sacrificios, conseguir el perdón de los pecados para el pueblo. Los sacerdotes del nuevo pacto no son llamados para ofrecer sacrificios sino para enseñar la ley en toda su dureza como si fuera un espejo que nos ayuda a mostrarnos nuestros pecados y hacer examen de conciencia y también están llamados para anunciar el perdón de los pecados dando a conocer la buena noticia de que Jesucristo vino como nuestro sustituto para obedecer perfectamente la voluntad de Dios en lugar de nosotros y para sufrir en la cruz el castigo que merecemos por nuestros pecados. En gratitud vamos a querer apreciar la obra de Jesucristo alejándonos de todo error que enseñe que nuestro propio mérito puede agradar a Dios.

Oración:

Espíritu Santo, te suplico abras mis labios para que pueda hablar y dar a conocer con denuedo y convicción lo que exige la ley moral y cuáles son las consecuencias del pecado. También, cuando las personas muestren contrición, pueda yo hablar tu evangelio. Hazme un corazón generoso que quiera contribuir a las misiones mundiales. Amén.

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