(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 27, 2 Timoteo 4:19–22)

¿Estás mejor?

La Palabra de Dios: Jehová es mi pastor; nada me faltará.

Salmos 23:1

La Covid 19 ha golpeado a la mayoría de las naciones. En los últimos meses, han fallecido niños y mujeres. La enfermedad que, en muchas ocasiones, es silenciosa porque la persona que la transmite no tiene ni dolor de cabeza ni otro síntoma que pueda demostrar que padece de esa enfermedad. Por tal motivo existe un alto grado de contagios en todo el mundo.

Ayer mi tía, Nancy, me dijo que temía mucho por esa pandemia y que pudiera contaminarse. Lloró porque teme por sus familiares. La abracé y le dije Jehová es tu pastor, tu médico y nada te faltará.

Creo que muchas personas olvidan este mensaje hermoso y salvador que guarda la Palabra de Dios. Nos preocupamos más por el medicamento que puede quitarnos un dolor o mostramos más fe a cubrebocas o a las vacunas. No es malo que confiemos en estas cosas sino que las pongamos en un plano superior y dejemos a Dios en segundo plano.

Confiar en nuestro pastor Jehová nos dará la garantía para vencer, según su voluntad, todas las limitaciones y todos los temores que hoy se acumulan junto a la Covid19. Dios nunca nos ha abandonado. Siempre está con sus brazos abiertos para amarnos y perdonarnos. Siempre dispone de todas las cosas para nuestro bien, aún las cosas difíciles.

El diablo nos infunde miedo y nos hace ver inferiores y vulnerables ante circunstancias como las que estamos viviendo hoy con una enfermedad que ha desequilibrado el mundo. Tenemos que estar por Cristo firmes contra viento y marea. Siempre habrá enfermedades, penurias, envidia....pero ahí está nuestro Pastor Dios quien desea para nosotros amor y paz. La prueba es que entregó a su Hijo Único para salvación nuestra para que tengamos vida eterna.

Hoy mi tía amaneció distinta. La veo más contenta. ¿Estas mejor? Le digo y me contesta: sí..., porque Jehová es mi pastor.

Oración:

Padre celestial, dame fuerzas para seguir adelante a pesar de esta enfermedad con la mirada puesta siempre en Jesús. Amén

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