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Servicio - 11 octubre 2020

El decimonoveno domingo después de pentecostés

(Verde)

 

Tema del día: Dios en su infinito amor ofrece la salvación a todo ser humano, pero en su justicia condenará a todos los que rechazan este regalo de amor.

La Colecta: Oh Dios, Fortaleza de todos los que en ti confían: Misericordiosamente acepta nuestra súplica, y puesto que por causa de nuestra naturaleza pecadora no podemos hacer ningún bien sin tu ayuda, concédenos tu gracia, para que guardando tus mandamientos, te agrademos en palabra y obra; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

La Primera Lectura: Ezequiel 18:1-4; 25-32 Dios, por medio de su profeta Ezequiel, nos recuerda que él es justo y no condenará a nadie por los pecados de otros. “La persona que peque morirá.” De la misma manera, tampoco nadie puede ser salvo por la fe del otro, porque Dios quiere que cada individuo se arrepienta y confíe en él para la salvación.

1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? 3Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. 4He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

25Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? 26Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. 27Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma. 28Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá. 29Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos.

30Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. 31Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.

 

El Salmo del Día: Salmo 25

 

Salmo de David.

1 A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.

2 Dios mío, en ti confío;

No sea yo avergonzado,

No se alegren de mí mis enemigos.

3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;

Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;

Enséñame tus sendas.

5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,

Porque tú eres el Dios de mi salvación;

En ti he esperado todo el día.

6 Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,

Que son perpetuas.

7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;

Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,

Por tu bondad, oh Jehová.

8 Bueno y recto es Jehová;

Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.

9 Encaminará a los humildes por el juicio,

Y enseñará a los mansos su carrera.

10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,

Para los que guardan su pacto y sus testimonios.

11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,

Perdonarás también mi pecado, que es grande.

12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?

El le enseñará el camino que ha de escoger.

13 Gozará él de bienestar,

Y su descendencia heredará la tierra.

14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,

Y a ellos hará conocer su pacto.

15 Mis ojos están siempre hacia Jehová,

Porque él sacará mis pies de la red.

16 Mírame, y ten misericordia de mí,

Porque estoy solo y afligido.

17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;

Sácame de mis congojas.

18 Mira mi aflicción y mi trabajo,

Y perdona todos mis pecados.

19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,

Y con odio violento me aborrecen.

20 Guarda mi alma, y líbrame;

No sea yo avergonzado, porque en ti confié.

21 Integridad y rectitud me guarden,

Porque en ti he esperado.

22 Redime, oh Dios, a Israel

De todas sus angustias.

 

La Segunda Lectura: Filipenses 2:1-11 San Pablo anima a los filipenses y también a nosotros a seguir el ejemplo de Cristo, sirviendo los unos a los otros en humildad. Mostramos tal humildad porque sabemos que así como Dios exaltó a su siervo humilde Jesucristo, también nos exaltará a nosotros sus siervos humildes por los méritos del mismo Jesucristo.

1Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. ¡Aleluya!

El Evangelio: Mateo 21:28-32 Cuando el padre en esta parábola invita a sus dos hijos a trabajar en su viña, uno acepta la invitación, pero luego no va, mientras que el otro dice que no quiere, pero luego se arrepiente y va a la viña para trabajar. Los fariseos y líderes religiosos de los judíos siempre hablaron como que querían seguir a Dios, pero luego rechazaron el camino de justicia que Dios reveló por medio de Juan el Bautista. Por otro lado, los publicanos y “pecadores,” los que por sus vidas fueron hijos desobedientes, se arrepintieron y creyeron el evangelio predicado por Juan.

28Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. 29Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. 30Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. 31¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.

 

HERMANOS NUESTRAS CONFESIONES NOS ENSEÑAN LA VOLUNTAD

DE DIOS DE SALVAR A TODOS LOS HOMBRES

Esta parábola Jesús la predicó en la última semana que estuvo en este mundo. Él entendía muy bien que el tiempo era corto para terminar su ministerio en este mundo y por lo tanto le vemos en el interior del templo de Jerusalén donde los guías espirituales del pueblo de Israel estaban en su territorio puesto que tenían el control de los sacrificios, oraciones y definían quién podía entrar y quien no al templo para adorar a Dios porque hacían la diferencia entre los que merecen estar ahí y los que no merecían como los publicanos y las rameras. Por esto ellos cuestionaban la autoridad de Jesús, ellos querían saber quién le había dado autoridad de hacer todo lo que había hecho puesto que ellos no habían dado permiso para que Jesús enseñara al pueblo y además se sentían atacados por el mensaje de Jesús.

Pero Jesús movido por amor y pensando en la voluntad del Padre que leemos en Ezequiel 33:30-32 30Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. 31Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. Les predicó la Ley a los líderes religiosos de su época mostrando su pecado para que pudieran ver la voluntad del Padre que Él también queria la salvación de ellos y de todo el mundo, nuestro Padre Celestial no quiere la muerte del muerto espiritual, Él quiere que llegue a la fe y crea que tiene vida eterna en Jesús. Nuestra confesión de Augsburgo nos habla de la Doctrina de la Justificación en el artículo III diciendo: Enseñamos también que no podemos obtener el perdón de los pecados y la justicia delante de Dios por nuestro propio mérito, por nuestras obras o por nuestra propia fuerza, sino que obtenemos el perdón de los pecados y la justificación por pura gracia por medio de Jesucristo y la fe. Pues creemos que Jesucristo ha sufrido por nosotros y que gracias a Él nos son dadas la Justicia y la vida eterna. Dios quiere que esta fe nos sea imputada por justicia delante de Él como lo explica Pablo en los capítulos 3 y 4 de la carta a los Romanos.

Jesús con esta parábola quiso enseñar a los sacerdotes y ancianos del pueblo el llamado que Dios hace a todos los hombres y por lo tanto este padre de familia de nuestra parábola les da el mismo llamado a sus dos hijos diciéndoles: Hijo, ve hoy a trabajar a mi viña. No perdamos de vista que la Biblia usa el termino viña para hacer referencia al pueblo de Dios, pero no hablando de su pueblo terrenal sino espiritual, los creyentes. Pero este llamado a sus dos hijos nos recuerda el llamado universal al arrepentimiento y la predicación del Evangelio, por lo tanto, en la declaración sólida de la Confesión de Augsburgo en la doctrina de la elección eterna leemos: Por lo tanto, si deseamos considerar con provecho nuestra elección eterna para la salvación, tenemos que asirnos tenaz y firmemente de esto: Así como la predicación del arrepentimiento es universal, es decir, atañe a todos los hombres, asimismo lo es la promesa del evangelio. que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Lucas 24:47. Nosotros como cristianos pecamos en contra del Tercer mandamiento cuando olvidamos la voluntad de Dios para con todos los hombres, cuando creemos o decimos que Dios quiere que esta persona no escuche la Ley y el Evangelio o cuando por nuestra pereza espiritual no cumplimos el llamado del sacerdocio universal no queriendo hacer discípulos para nuestro Dios o creyendo que nosotros somos persuasivos cuando hablamos a las personas asegurando que por nosotros las personas creen o cuando no predicamos la Ley para producir arrepentimiento y es por nosotros que llegan a la fe solo nos recuerda que por nuestra pereza espiritual y orgullo pecaminoso merecemos ser castigados en el infierno eterno.

Jesús por amor a cada uno de nosotros no perdió de vista el propósito del Padre, Él tenía un propósito claro y es Salvar a los pecadores de los cuales usted y yo somos beneficiados y Él predicó la Ley cumpliendo el mandato de Dios que sea predicada a todos los hombres y por medio de esta parábola a los líderes religiosos para que reconocieran su pecado, reconocieran que no creyeron en el mensaje de Juan el Bautista y por lo tanto ellos son representados por el hijo que le prometió a su padre que iría a trabajar a la viña y no fueron. Jesús cumplió perfectamente el tercer mandamiento cuando predico la Ley mostrando el pecado a estos hombres y también lo hizo cuando señalo que los publicanos y prostitutas como el hijo que dijo que no iría y luego se arrepintió y fue. Nosotros somos ese hijo que estamos arrepentidos de nuestros pecados y confiamos en el perdón que Cristo Jesús nos dio a cada uno de nosotros en su vida perfecta. La diferencia entre arrepentirse y creer es simplemente que el arrepentimiento pone el énfasis en alejarse del pecado y creer pone el énfasis en volverse a Dios. Las dos son acciones de fe. Como Martín Lutero dice, la fe es “una cosa viva, ocupada, activa y poderosa”. Y Hoy damos gracias a Dios que el Espíritu Santo ha producido este arrepentimiento y creer en cada uno de nosotros porque nos ha dado vida eterna también en su sacrificio y muerte 30Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle. Mateo 27:30-31.

El Triunfo de Jesús sobre la muerte nos asegura que el Padre en los cielos acepto su sacrificio y también significa que el Espíritu Santo nos ha dado la seguridad que estamos en paz con Dios, no por nuestros méritos sino por toda la obra de Cristo. Hoy damos gracias a Dios como el Espíritu Santo ha producido en nosotros este arrepentimiento y el creer por esto es importante el estar unidos a la vid para seguir perteneciendo a la viña del Señor y es por esto que siempre los animamos con el Evangelio para que sigamos congregándonos con frecuencia como lo enseña Hebreos 10:25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. También es muy importante la constancia y frecuencia en tomar la Santa Cena, a veces creemos que el sacramento es solamente válido dentro del templo, pero no es así, el sacramento tiene poder en cualquier lugar siempre y cuando sea administrado correctamente así como lo enseña San Pablo en 1 Corintios 11: 23-26 Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 26Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. Es importante mantener el Elemento unido a la Palabra de Dios y es así como se hace el sacramento y también que nuestra preocupación sea para que los incrédulos conozcan la voluntad de Dios en cuanto al arrepentimiento y el creer como también nosotros los creyentes nos estemos animando frecuentemente como hermanos en Cristo Jesús y esto lo hacemos teniendo en cuenta lo que nos enseña la Palabra 3Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Filipenses 2:3-4. Es por esto que nunca vamos a predicar la ley o llamar al arrepentimiento por contienda o vanagloriándonos creyendo que somos mejores que otros, dejemos que el Espíritu Santo obre en nosotros el don de la humildad para que siempre podamos servir a los demás predicando la Ley y el Evangelio. Esta época de la Reforma nos recuerda la obra del Espíritu Santo con Martín Lutero puesto que el centro de esta no fue Lutero, ni el luteranismo. El centro de la Reforma es la obra del Espíritu Santo quién por medio del poder del Evangelio nos hizo escuchar y creer en el mensaje de Salvación que fue hecho sólo por Cristo recordando siempre su poder delante del Diablo así: 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2:6-11. Amén

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17 De tal manera Dios amó

30 Jesús es la roca

33 Soy el camino

34 Salvador, Jesús amado

63 A Dios demos gloria

76 ¡Oh amor de Dios!

88 Sublime gracia

 

Culto Cristiano:

47 Cristo vida del viviente

192 Tesoro incomparable

202 Oí la voz del Salvador

203 ¿Oyes como el evangelio?

219 Roca de la eternidad

225 Por gracia sola yo soy salvo

229 Tal como soy

265 Abismado en el pecado


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