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Meditación - 2023 mayo 26

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Reyes 6:1–18, Juan 4:34–42)

UN GRITO DESESPERADO

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Lejos estás para salvarme, lejos de mis palabras de lamento.

Salmo 22:1

¿Está mal orar usando las palabras escritas por otra persona? Según la Biblia Jesucristo nunca pecó y lo hizo todo bien. Cuando estaba colgado en la cruz y muy cerca de expirar oró las palabras del Salmo 22 que fueron escritas por el rey David. Con estas mismas palabras, Jesús expresó sus propios sentimientos en la crucifixión (Marcos 7:37 cf. Hebreos 4:15; Isaías 53:9; Juan 8:46; 2 Corintios 5:21; 1Pedro 2:22; 1Juan 3:5). ¿Cuál es el significado de esta oración?

El único ser humano que nunca pecó es Jesucristo. Él es santo y perfecto. Por tanto no necesitó el perdón de Dios ni de su misericordia. Él es el único que no necesita salvación. Nuestra situación es muy diferente de la suya. Nosotros nacemos pecadores (Salmo 51:5). Heredamos de nuestro antepasado Adán el pecado original y una naturaleza pecadora que nos inclina a pecar. Excepto Jesucristo, «no hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y nunca peque». (Eclesiastés 7:20). Por esto todos y cada uno de nosotros, justamente, merecemos padecer toda la ira de Dios por la eternidad en el infierno. Ninguna buena obra que hagamos puede compensar la magnitud de uno solo de nuestros pecados «Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.» (Santiago 2:10). Jesucristo vino para salvarnos y para lograrlo era necesario que primero obedezca perfectamente toda la ley moral de Dios en lugar de nosotros a fin de que esa obediencia nos pueda ser atribuida gratuitamente a nuestro favor. Por causa de esa obediencia de Jesucristo (su justicia) Dios puede declararnos justos. Pero, puesto que hemos pecado y merecemos el castigo, fue necesario, también, que Cristo sufra en lugar nuestro. En la cruz Jesucristo sufrió toda la ira de Dios como nuestro sustituto tal como fue profetizado: «Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, […] el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.» (Isaías 53:5-6). El mayor sufrimiento de Cristo no fueron ni los azotes ni los clavos. Fue el ser rechazado por Dios que no tolera el pecado. En gratitud vamos a querer vivir vidas santas dando a conocer esta buena noticia.

Oración:

Concédeme, Señor Jesucristo, el querer mantener mi mirada en ti y en tu obra redentora, de manera que en mí haya tal gratitud que me mueva a compartir el evangelio a los demás. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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