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Meditación - 2022 enero 15

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 40:1–21, 1 Juan 1:1–4)

NUEVA ESPERANZA PARA EL PUEBLO DE DIOS

«En aquel día —afirma el Señor Todopoderoso—, quebraré el yugo que mi pueblo lleva sobre el cuello, romperé sus ataduras, y ya no serán esclavos de extranjeros. Servirán al SEÑOR, su Dios, y a David, a quien pondré como su rey.»

—Jeremías 30:8–9

¿Alguna vez se ha sentido tan deprimido al punto que llegó a dudar de que Dios realmente le ame?

El pasaje de la meditación de hoy fue dirigido originalmente a la gente de Israel. El pueblo escogido iba a sufrir mucho; pues serían castigados debido a su impenitencia y por la autoconfianza en ellos mismos creyéndose muy buenos. Pero el Señor, grande en misericordia, promete que limitará el castigo terminando con esta angustia. Él promete que de todos los lugares a donde habrían sido esparcidos, los traerá de regreso a su tierra natal donde podrán comenzar nuevamente una vida en la que podrán disfrutar de seguridad y de prosperidad.

Entonces, cuando los israelitas hayan sufrido tribulación, al punto que su espíritu estuviera aplastado, y ya no pudieran dar ni un paso más, entonces tendrían estas palabras del Señor para aferrarse a ellas: «Yo estoy contigo para salvarte». Es como si Dios les estuviera diciendo: «Recuerden y repítanse esta promesa; la promesa es cierta. Los fortalecerá para que estén firmes frente a las cosas que están por venir.»

En el centro mismo de esta promesa estará David como rey de ellos. El Señor prometió que iba a restaurar a David como su rey y en él, y por él, el pueblo moraría en paz y sin miedo. El rey David había muerto cuatro siglos antes. Pero el texto nos aclara que se refiere a vendría uno mayor que él, el más grande de sus hijos, Jesucristo. De Jesucristo es de quien habla Jeremías, porque en él y sobre él están seguras todas las promesas de Dios. En Cristo todas las promesas de Dios son «sí y amén» (2 Corintios 1:18–20). Por esta razón las palabras de esta promesa nos muestran a Cristo directa y claramente. Ver a Cristo es conocer a Dios, es entender que sus promesas son seguras y tener la certeza de que todas las cosas están bajo su control, y por lo tanto todo está bien. En gratitud vamos a querer súbditos fieles del David eterno disfrutando la gracia de la nueva esperanza.

Oración:

Señor, tu palabra me asegura que en Cristo me amas con amor eterno y que todas las cosas que me suceden, aun las que me parecen malas, me ayudan a bien. Te suplico hagas que mi corazón lo comprenda así de modo que en mí rebose gratitud. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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