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Meditación - 2021 septiembre 14

(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 59, 1 Tesalonicenses 4:13–18)

EL AMOR Y LAS RIQUEZAS

Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.

—1 Corintios 13:3

En varias ocasiones Jesucristo ha instado a los que querían seguirle que no sean apegados a las riquezas materiales, es más, a algunos específicamente les ha instruido que vendan sus bienes para darlo a los necesitados. ¿Por qué?

A un joven rico que quería ser seguidor de Cristo le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.» (Mateo 19:21). A sus discípulos les instruyó: «Vendan sus bienes y den a los pobres. Provéanse de bolsas que no se desgasten; acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya.» (Lucas 12:33) En el Sermón del monte, Jesús hablando a la multitud les dijo: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.» Con eso claro que la prioridad, el interés principal de creyente no se encuentra en este mundo sino el cielo prometido. Por tanto renunciar a los bienes terrenales y dárselos a los necesitados no tiene ningún valor si se lo hace con la motivación equivocada. ¿Cuál es la correcta?

Jesucristo denunció que los hipócritas daban a los pobres «para ser alabados por los hombres» (Mateo 6:2 RV1960) toda motivación que no da toda la gloria a Dios está mal. La única motivación correcta es al amor ágape. El amor que vale es el amor ágape. Dios ordena que le amemos a Él y a nuestro prójimo. Sin embargo, al ser hijos de Adán, nuestro amor está contaminado por el pecado y no podemos amar perfectamente como Dios lo exige (Mateo 5:48) por eso somos merecedores de toda la ira de Dios. Cristo obedeció perfectamente en lugar nuestro y, por sus méritos, su perfecta obediencia nos es atribuida gratuitamente. Además, en la cruz pagó nuestros pecados y hoy somos sin deuda. En gratitud vamos a querer amar y compartir nuestros bienes a los necesitados.

Oración:

Señor, gracias te doy porque me has iluminado con la luz de tu evangelio. Te suplico que siempre brilles en mí. Brilla en mí reflejando la luz del Padre, tu glorioso evangelio de amor. Gracias a ti puedo reposar de querer salvarme por mis propios méritos y quiero compartir este gozo con los demás. Concédeme que lo haga con mi prójimo necesitado por amor y gratitud a ti, y no por ningún otro motivo. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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