(Lectura de la Biblia en tres años: Lamentaciones 3:1–12, Hebreos 10:9–15)

LA FE DE LOS CRISTIANOS ROMANOS

En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos ustedes, pues en el mundo entero se habla bien de su fe.

—Romanos 1:8

¿Conoce usted a los creyentes de otros países? Con la llegada de los modernos medios de comunicación y el surgimiento de las redes sociales no es muy difícil conocer personas incluso de las tierras más lejanas de lugar donde nosotros vivimos. ¿Cuál es la situación de las iglesias lejanas a nosotros? ¿Por qué esto debe ser algo de nuestro interés?

Cuando habían pasado cuarenta días desde que Jesucristo resucitó, el convocó a sus discípulos a un encuentro en el monte de la ascensión desde donde encargó a sus seguidores el llevar por todo el mundo sus enseñanzas hasta el final de los tiempos. En el libro de los Hechos Jesús anuncia que sus seguidores serían sus testigos por todo el mundo: «Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.» (Hechos 1:8). El libro de los Hechos narra la expansión de la iglesia y la difusión del evangelio en ese mismo orden. En aquél tiempo, Roma, la capital del imperio se encontraba en lo que podía ser llamado «los confines de la tierra»

Una gran parte de las iglesias del Nuevo Testamento surgieron a raíz del ministerio de Pablo. Pero la iglesia en Roma no fue el resultado de los esfuerzos paulinos. Pablo no acostumbraba ejercer su apostolado donde ya había creyentes. Pero con roma hace una excepción. Como él mismo lo reconoce «en el mundo entero se habla bien de su fe». Sí, la fe de los romanos era notoria. Sin embargo Pablo ora por el bienestar espiritual de esta iglesia y da gracias a Dios por la fe ejemplar de ellos. No solo las iglesias pequeñas y débiles en la fe son las que necesitan de nuestras oraciones sino también aquellas que fueron pioneras y bastante fuertes. Hoy la mayoría de los lugares donde hubieron solidas iglesias y firmes en la fe ya solo son un recuerdo donde la fe viva de quienes ya han muerto ha dado paso al tradicionalismo o fe muerta de los vivos. En gratitud al inmenso amor de Dios por nosotros vamos a querer ayudar como nos sea posible al avance del evangelio en nuestro propio entorno y tan lejos como podamos llegar.

Oración:

Señor, tú nos concedes el privilegio de poder anunciar tu evangelio, pero, por nuestra condición pecaminosa no podemos hacerlo conforme tú lo exiges. Por los méritos de Jesucristo nos perdonas y nos consideras perfectos y estamos agradecidos por ello. Te suplicamos tu constante auxilio para que, por gratitud, edifiquemos nuestras familias, valorando la herencia de los hijos al colaborar en que crezcan en la fe cristiana. Amén.

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