(Lectura de la Biblia en tres años: Lamentaciones 2, Hebreos 10:1–8)

JESÚS DA GRACIAS POR HABER SIDO ESCUCHADO

Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: ―Padre, te doy gracias porque me has escuchado.

—Juan 11:41

Todo lo que es posible conocer respecto al ministerio terrenal de Jesucristo se encuentra en los evangelios. Por tanto, para tener una idea cabal lo que hizo y enseñó es indispensable la lectura cuidadosa de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento. Algo que de inmediato resalta es que, al obrar portentos y milagros, Jesús, por lo general, no hace uso de la oración. Simplemente ejerce su poder divino y ordena que el milagro suceda. Sin embargo en el texto de la meditación de hoy, Jesús ora y da gracias a Dios públicamente por haber sido oído ¿Por qué?

Jesús fue ungido por Dios para ser el Mesías (que, al igual que el nombre Cristo, significa «ungido»). Como enviado de Dios, Jesús ejercía su ministerio manifestando poder sobrenatural. Por tanto, no necesitaba orar pidiendo que suceda esto o lo otro. Simplemente daba la orden y lo ordenado sucedía. Sin embargo ante la muerte de Lázaro Jesús afirma haber orado y que había sido escuchado por Dios. Inmediatamente antes de dar la orden de resurrección para Lázaro Jesús públicamente da gracias a Dios por haberle escuchado. Lo hizo para beneficio de los que estaban allí. La gente había puesto en duda que Jesús realmente haya sido enviado por el Padre, como él ya lo había dicho. Dudaban de que él fuera el Mesías prometido. Se preguntaban cómo era posible que él llamara Padre a Dios. Pero ahora le escucharon llamar al Padre y ver el milagro para saber que las afirmaciones de Jesús eran la verdad. En gratitud a Jesús que no solo nos salva sino que hace todo los necesario para que podamos ser creyentes vamos a querer agradecerle tanto por las bendiciones materiales como por las espirituales.

Oración:

Dios eterno, que enviaste a Jesucristo para salvarnos, tanto al padecer el castigo que merecemos como al obedecer perfectamente tu voluntad en lugar de nosotros. Concédenos servirte, agradecidos, compartiendo con los demás la maravillosa verdad del evangelio que nos dice que todo el mérito de la salvación es tuyo pues nos buscaste, nos resucitaste de la muerte espiritual, nos diste la fe salvadora y nos mantienes en esa misma fe con el poder de tu palabra. Amén.

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