(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 10:1–13, 2 Corintios 5:1–10)

El pan nuestro de cada día

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Mateo 6:11

Tómese unos minutos y lea la historia de los panes y peces en Marcos 6 versículos 34 al 44. ¡Qué historia más hermosa y que milagro tan misericordioso! Luego de enseñar muchas cosas a aquellas personas que "eran como ovejas que no tenían pastor" (Marcos 6:34) Jesús se sigue preocupando por ellas y no las deja desamparadas y le dice a sus discípulos que le den de comer. Ellos se asombran porque la multitud era muy numerosa y eso traería consigo gastar mucho dinero. Pero Jesús entonces pregunta qué tenían de comida y ellos responden que cinco panes y dos peces. Jesús bendice esta pequeña porción de alimento y la reparte entre la multitud, "Y los que comieron eran cinco mil hombres" (Marcos 6:44)

En este milagro de Jesús podemos apreciar cómo el hombre necesita primeramente del evangelio y la salvación por medio de Jesús. El evangelio de Cristo incómoda a la oscuridad que nos acecha mediante los engaños del diablo. Jesús es nuestro Salvador y sus enseñanzas nos muestran el camino correcto que, a veces, por muy angosto que parezca, es el único que nos llevará a la vida eterna y a disfrutar del paraíso que nos tiene preparado Dios.

Otra enseñanza es a nunca dejar de confiar en que Dios nos proveerá de todo alimento como lo hizo con su pueblo Israel: "Pidieron, e hizo venir codornices; y los sacó del pan del cielo" (Salmos 105:40). Dios está bajo el control de todo y Él sabe las necesidades de sus hijos por eso nunca dejemos de orar y confiar en Dios porque él siempre estará pendiente a nuestras necesidades. Esto no quiere decir que nos sentemos a esperar que el sustento nos caiga del cielo, se trata de confiar en el poder divino de Dios que nunca nos dejará desamparados.

Y también este milagro nos debe servir de inspiración para compartir lo que tenemos y no lo que nos sobra. Compartamos pues las buenas noticias de Cristo que murió por nosotros en la cruz. Compartamos también un poco de agua o comida para el sediento y hambriento.

Recordemos siempre estas palabras espirituales de Jesús: "...yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. " (Juan 6:35)

Oración:

Padre celestial, gracias por darnos siempre el pan nuestro de cada día. Ayúdanos a compartir tu palabra y tus bendiciones con las personas más necesitadas a fin de que podamos desterrar de nuestros corazones las tentaciones que nos puedan inducir al mal. Amén

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