(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 8, Efesios 4:8–16)

CON CRISTO LA PIEDAD GENUINA ES POSIBLE

Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.

2 Corintios 13:14

¿Se ha sentido frustrado por no poder vivir en santidad? Yo sí, y muchas veces.

Cuando el Señor nos llamó a la vida eterna mediante las buenas noticias de salvación, muchos hemos experimentado la sensación de haber sido limpiados completamente de toda tendencia pecaminosa. Esa sensación es como la impresión de vestir un traje inmaculadamente blanco. No queremos mancharlo de ninguna manera. Es así que al inicio actuamos lo mejor posible, pero al igual que el traje se estropea con la más pequeña mancha, nuestra sensación de pureza desparece ante la primera caída. La sensación es por demás desoladora. Nos sentimos sucios y llegamos a pensar que no hay más solución. ¿La hay?

La sangre de Cristo es suficiente para cubrir todos los pecados de todas las personas que han existido y existirán, y aunque estamos agradecidos de que Dios nos haya perdonado todos nuestros pecados, aun los que todavía no hemos cometido, es nuestro anhelo no pecar más y por lo que hasta este día hemos visto pareciera que eso es inalcanzable. Pero Pedro, el discípulo que negó a Cristo, nos dice que «Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder» y eso significa que Dios nos ha equipado para que podamos vivir piadosamente. La pregunta es ¿Cómo puede esto llegar a ser una realidad práctica para mí?

No es por nuestro propio poder y capacidad, el cual siempre nos decepcionara, pues el único poder real que tenemos como hijos de Adán es el de pecar más y más. La Biblia nos dice que las destrezas necesarias para una vida piadosa «nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.» Ese divino poder no es otra cosa que el evangelio. La ley no tiene ese poder. Alimentarnos frecuentemente del evangelio resultará en mayor habilidad para ejercitar la piedad. En gratitud a Cristo por habernos salvado vamos a querer vivir piadosamente mientras esperamos su venida.

Oración:

Señor, tú quieres que vivamos en santidad y piadosamente no confiando en nuestros propios méritos para la salvación sino en los méritos de tu Hijo amado. Concédenos que nuestra vida aquí durante todo el tiempo de gracia que nos has concedido sea una vida consagrada a ti y en continua comunión contigo. Amén.

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