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Meditación - 2021 febrero 22

Meditación - 2021 febrero 22

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 36, Romanos 7:7–11)

LA CASA DE DIOS Y LA PUERTA DEL CIELO

Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.» Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!»

—Génesis 28:16–17

Después del Diluvio, cuando todos en el planeta hablaban un solo idioma, un grupo de seres humanos se empecinaron en construir una torre que llegue hasta el cielo. Dios confundió la lengua de los constructores y fueron dispersados. Por eso aquel lugar se llamó Babel que significa confusión (Génesis 11:9). Sin embargo los que se quedaron en Babel redefinieron el significado de Babel asignándole el significado de «Puerta de Dios» (de Bab, puerta; e ilu, Dios).

El ser humano desde la más remota antigüedad ha tenido la inclinación a querer limitar a Dios dentro de una casa, un edificio. Desde Babel (es decir, Babilonia) se han construido edificaciones a las que ha llamado casa de Dios y puerta del cielo. Pero Dios no quiere un edificio como su casa, como el mismo lo dijo: « Así dice el SEÑOR: «El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué casa me pueden construir? ¿Qué morada me pueden ofrecer? (Isaías 66:1). Entonces ¿Por qué Jacob afirma haber estado en la casa de Dios? Jacob tuvo una visión. Pero eso no significaba que aquel lugar donde tuvo la visión en sueños sea la casa de Dios. Jesucristo mostró la interpretación de este pasaje en Juan 1:51 donde refiriéndose a esta revelación muestra que es él la casa de Dios y la puerta del cielo (Juan 10:9; Juan 2:19–22).

Sí, el único camino y única entrada al cielo es Jesucristo. Nada que nosotros hagamos nos puede acercar a Dios ni estar en buenas relaciones con él. Somos pecadores de nacimiento y no tenemos derecho de estar en su presencia. Solo los méritos de Cristo pueden hacer que esto cambie. A causa de nuestro pecado merecemos estar fuera de la presencia de Dios. Pero Cristo hizo los méritos que necesitamos en lugar nuestro. Por nosotros vivió una vida perfectamente santa y justa y murió en la cruz pagando nuestro pecado. Esos méritos son contados a nuestro favor gratuitamente mediante la fe. En gratitud vamos a querer mantenernos firmes en la convicción de que solamente los méritos de Cristo merecen la entrada al cielo y el gozo eterno, y que por la gracia de Dios esos méritos son ahora nuestros méritos.

Oración:

Oración: Misericordioso Dios, Te alabo y doy gracias por todas conmiseraciones las y bondades que has manifestado hacia mí. Acepta, te suplico, mi ofrenda de adoración, alabanza y acción de gracias. Dame tal comprensión de tu misericordia, que mi corazón sienta verdadera gratitud hacia Ti, y que glorifique tu santo nombre no solamente con mis labios sino también con mi vida. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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