Meditación - 2021 enero 14

(Lectura de la Biblia en tres años: Job 31:1–12, Hechos 25:6–12)

CORONA DE BIENES

“Tú coronas el año con tus bondades, y tus carretas se desbordan de abundancia.”

Salmo 65, 11

Hay años que han pasado que pareciera que no hay absolutamente nada bueno en ellos. Cada día vemos más enfermedades, más inseguridad en las calles, corrupción en los gobiernos, conflictos entre países y problemas personales que parecen ir en aumento.

Es comprensible, entonces, que lleguemos a pensar que no hay bondades ni nada que pueda ser digno de gozo. Pero Dios nos dice otra cosa. Él nos dice que, fuera de lo que pudiera parecer a primera vista, Él siempre derrama de bondades nuestras vidas. Sólo piénselo, nuestra condición original ante Dios es la del pecado, la cual nos hace dignos de sufrir los tormentos del infierno y los castigos de esta vida. Pero tanto amor nos ha tenido el Señor que Él mismo vino a la tierra tomando la forma de hombre para sufrir, en la cruz, aquellos tormentos que nosotros, por nuestros pecados, merecemos. Ahora Dios ya no ve en nosotros esa injusticia que viene por nuestras maldades, sino la justicia perfecta de Jesucristo. Todos los días el Señor perdona nuestros pecados y nos otorga la salvación que nos rescata de sufrir la muerte eterna en las profundidades del Hades.

Cada día esta esperanza es nutrida por la Palabra de Dios, que fortalece nuestra fe, nos hace tener un futuro lleno de felicidad que no podrá acabarse nunca.

Todos los días que dura el año, y todos los años, estas promesas de perdón, vida y salvación son tan vigentes como lo fueron desde que salieron de la misma boca de Dios.

Así que, sí, hay bondades todos los días, las bondades que Dios muestra para con nosotros nunca terminan, sino que serán completadas en el día final. Cuando Cristo venga en su gloria para llevarnos a los deleites del paraíso. Cada día de nuestra vida, Cristo nos da una enorme abundancia de bendiciones. Nos da promesas que ya se han cumplido y que están por cumplirse. Él está con nosotros hasta el fin del mundo. Y estaremos en persona con Él dentro de muy poco.

Oración:

Señor Jesucristo, ayúdame a ver todos los días tus bondades y abundancias para conmigo y mis hermanos. Amén.

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