Meditación - 2021 febrero 20

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 34, Romanos 6:15–23)

EL REY ESCRIBA

Y sucederá que cuando [siendo ya rey] se siente sobre el trono de su reino, él deberá escribir para sí en un pergamino una copia de esta ley, del rollo que está al cuidado de los sacerdotes levitas. La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehovah su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y estas prescripciones a fin de ponerlas por obra.

—Deuteronomio 17:18–19, RVA

En el antiguo Israel se esperaba de cada israelita tenga tal aprecio por la Palabra de Dios que le mueva a leer y meditar las Santas Escrituras cada día por la mañana y por la noche (Salmo 1:2). Pero del rey se esperaba no solo eso sino que también haga una copia personal de las Escrituras y usarla para su propia edificación. ¿Para qué?

La Biblia responde: «Para que aprenda a temer a Jehovah su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y estas prescripciones a fin de ponerlas por obra. Esto servirá para que no se enaltezca su corazón sobre sus hermanos, y no se aparte del mandamiento ni a la derecha ni a la izquierda, a fin de que prolongue los días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.» (Deuteronomio 17:19–20). Sin embargo, los reyes de Israel desobedecieron esta disposición al punto que el libro fue olvidado y llegó un tiempo en que se tuvo que hacer un descubrimiento arqueológico para conocerlo de nuevo (2 Crónicas 34:14–21) El daño que resultó por la negligencia de los reyes fue terrible y lamentable. Despreciar la palabra de Dios al no retener con diligencia sus sanas palabras es un pecado por el que merecemos toda la ira de Dios. Jesucristo nos salvó de este castigo al apreciar la palabra de Dios meditándola, aprendiéndola de memoria, y poniéndola por obra perfectamente en lugar de nosotros y en la cruz sufrió por nosotros el castigo que merecemos. En gratitud vamos a querer no despreciar la palabra de Dios. Cristo llamó a su pueblo para que sean sus reyes y sacerdotes y dijo que entre su pueblo habría escribas (personas que copian toda la Escritura, Mateo 13:52; Tito 1:9) Aunque no todos podemos retener la Biblia completa por lo menos vamos a querer hacerlo con los pasajes más relevantes: los Diez Mandamientos, los principales eventos de la salvación, la oración que enseñó Jesucristo, cómo recibimos el perdón y los sacramentos que instituyó el Señor Jesucristo.

Oración:

Oración: Gracias, Señor y Salvador Jesucristo, por haberme salvado y así concederme pertenecer a tu reino. Con anhelo expectante espero tu llegada. En tanto, te suplico, me concedas que yo cada día renuncie a la impiedad y a los deseos mundanos, especialmente a la soberbia de querer ser tratado como superior a los demás, a fin de que, en gratitud a tu amor, viva sobria, justa y piadosamente, mientras aguardo la esperanza bienaventurada y tu manifestación gloriosa. Concédeme que mi interés constante sea tu palabra y el retenerla tal cual ha sido revelada. Amén.

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