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La Semana que Cambió al Mundo

La Semana que Cambió al Mundo

Letra

(Mateo 21:5, 9, 10)

1 -Digan a la hija de Sión: “Mira, tu rey viene hacia ti,

humilde y montado en un burro, en un burrito, cría de una bestia de carga.”

¡Hosanna al Hijo de David!

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

¡Hosanna en las alturas!

Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió.

 

(1 Corintios 11:23-25)

2 -Jesús tomó pan, y después de dar gracias,

lo partió y dijo: “Este pan es mi cuerpo,

que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí.”

De la misma manera, después de cenar,

tomó la copa y dijo:

“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;

hagan esto en memoria de mí.”

 

(Mateo 26:36-38)

3 -Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní,

y les dijo: “Siéntense aquí mientras voy más allá a orar.”

Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentirse triste y angustiado.

“Es tal la angustia que me invade, que me siento morir” —les dijo.

 

(Mateo 26:39, 45)

4 -Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró:

“Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.

Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.”

“Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.”

 

(Lucas 22:47-48, 53)

5 -Estaba hablando Jesús a sus discípulos cuando se apareció una turba,

y al frente iba uno de los doce, el que se llamaba Judas.

Éste se acercó a Jesús para besarlo, pero Jesús le preguntó:

“Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?”

“Ha llegado la hora de ustedes cuando reinan las tinieblas.”

 

(Lucas 23; Marcos 15:10; Mateo 27:11, 22-24, 26)

6 -Llevado a Caifás, Pilato y Herodes, luego otra vez a Pilato,

los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.

“¿Eres tú el rey de los judíos?” Pilato preguntó.

“Tú lo dices,” respondió Jesús.

Después Pilato se lavó las manos y asintió a la gente,

todos gritando: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”

 

(Juan 19:17; Lucas 23:27-29)

7 -Caminando hacia Gólgota, Jesús cargó con su propia cruz.

Sangre fluyendo, mujeres llorando, Jesús se volvió a ellas y les dijo:

“Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.

Miren, vendrá el tiempo en que se dirá:

‘¡Dichosas las estériles, que nunca dieron a luz ni amamantaron!’”

 

(Lucas 23:32-34)

8 -Clavos martillados a través de sus manos y pies, crucificado como un criminal común

aún en su hora de angustia, ¡que amor!: Cristo quiere salvar a sus enemigos.

“Padre,” dijo Jesús, “perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.

 

(Mateo 27:45-46)

9 -Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó en oscuridad.

Como a las tres, Jesús gritó con fuerza:

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

Separado completamente de su Padre,

sintiendo los horrores del infierno,

un castigo que no podremos imaginar

tomando el castigo de ti y de mí.

 

(Lucas 23:46-47; Mateo 27:54)

10 -Jesús exclamó con fuerza:

“¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”

Y al decir esto, dio su último respiro, Jesús expiró.

El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo:

“Verdaderamente este hombre era justo.”

¡Han matado al Hijo de Dios!

 

(Mateo 27:51-53)

11 -En ese momento la cortina del santuario del templo

se rasgó en dos, de arriba abajo.

La tierra tembló y se partieron las rocas.

Se abrieron los sepulcros,

y muchos santos que habían muerto resucitaron.

Salieron de los sepulcros

y, después de la resurrección de Jesús,

entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.

 

(Marcos 15:43-47)

12 -José de Arimatea se atrevió a presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.

Lo entregó. Entonces José bajó el cuerpo, lo envolvió en una sábana que había comprado,

y lo puso en un sepulcro cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra a la entrada.

María Magdalena y María la madre de José vieron dónde lo pusieron.

 

(Lucas 24:5-7)

13 -“¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?” dos ángeles dijeron a las mujeres.

“No está aquí; ¡ha resucitado! Recuerden lo que les dijo en Galilea:

‘El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores,

y ser crucificado, pero al tercer día resucitará.’”

 

(1 Corintios 15:3-6; 17)

14 -Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras,

que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras,

y que se apareció a Cefas, y luego a los doce.

Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez.

Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria

y todavía están en sus pecados.

 

(Job 19:25-27; Juan 14:19)

15 -Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte.

Y cuando mi piel haya sido destruida, todavía veré a Dios con mis propios ojos.

Yo mismo espero verlo;

espero ser yo quien lo vea, y no otro.

¡Este anhelo me consume las entrañas!

“Porque yo vivo,” dijo Cristo, “también ustedes vivirán.”

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