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La pascua de resurrección

(Blanco u oro)

 

Tema del día: Nos congregamos en este día de la pascua de resurrección para escuchar las buenas noticias de que Jesucristo ya no está muerto. Resucitó de entre los muertos. ¡Ya vive! Este hecho de que él vive, nos asegura que nosotros también viviremos eternamente con él en su reino. Qué siempre fijemos la mirada en él, quien es nuestra vida.

 

La Colecta: Todopoderoso Dios Padre, por tu Hijo unigénito, Cristo Jesús, has vencido la muerte y has abierto la puerta de la vida eterna. Concede que nosotros que gozosamente celebramos el día de la Resurrección de nuestro Señor, seamos resucitados de la muerte del pecado por tu Espíritu vivificante; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Jonás 2:2-9 Jesucristo nos dice que así como el profeta Jonás estaba en el vientre del gran pez por tres días, él también iba a estar en el vientre de la tierra, o sea, en la tumba por tres días y luego resucitar de entre los muertos.

 

2y dijo:

Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;

Desde el seno del Seol clamé,

Y mi voz oíste.

3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares,

Y me rodeó la corriente;

Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.

4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos;

Mas aún veré tu santo templo.

5 Las aguas me rodearon hasta el alma,

Rodeóme el abismo;

El alga se enredó a mi cabeza.

6 Descendí a los cimientos de los montes;

La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre;

Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.

7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová,

Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.

8 Los que siguen vanidades ilusorias,

Su misericordia abandonan.

9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios;

Pagaré lo que prometí.

La salvación es de Jehová.

 

 

 

 

El Salmo del Día: Salmo 118

 

1 Alabad a Jehová, porque él es bueno;

Porque para siempre es su misericordia.

2 Diga ahora Israel,

Que para siempre es su misericordia.

3 Diga ahora la casa de Aarón,

Que para siempre es su misericordia.

4 Digan ahora los que temen a Jehová,

Que para siempre es su misericordia.

5 Desde la angustia invoqué a JAH,

Y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso.

6 Jehová está conmigo; no temeré

Lo que me pueda hacer el hombre.

7 Jehová está conmigo entre los que me ayudan;

Por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.

8 Mejor es confiar en Jehová

Que confiar en el hombre.

9 Mejor es confiar en Jehová

Que confiar en príncipes.

10 Todas las naciones me rodearon;

Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.

11 Me rodearon y me asediaron;

Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.

12 Me rodearon como abejas; se enardecieron como fuego de espinos;

Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.

13 Me empujaste con violencia para que cayese,

Pero me ayudó Jehová.

14 Mi fortaleza y mi cántico es JAH,

Y él me ha sido por salvación.

15 Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos;

La diestra de Jehová hace proezas.

16 La diestra de Jehová es sublime;

La diestra de Jehová hace valentías.

17 No moriré, sino que viviré,

Y contaré las obras de JAH.

18 Me castigó gravemente JAH,

Mas no me entregó a la muerte.

19 Abridme las puertas de la justicia;

Entraré por ellas, alabaré a JAH.

20 Esta es puerta de Jehová;

Por ella entrarán los justos.

21 Te alabaré porque me has oído,

Y me fuiste por salvación.

22 La piedra que desecharon los edificadores

Ha venido a ser cabeza del ángulo.

23 De parte de Jehová es esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos.

24 Este es el día que hizo Jehová;

Nos gozaremos y alegraremos en él.

25 Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego;

Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.

26 Bendito el que viene en el nombre de Jehová;

Desde la casa de Jehová os bendecimos.

27 Jehová es Dios, y nos ha dado luz;

Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.

28 Mi Dios eres tú, y te alabaré;

Dios mío, te exaltaré.

29 Alabad a Jehová, porque él es bueno;

Porque para siempre es su misericordia.

 

 

La Segunda Lectura: Colosenses 3:1-4 ¡Qué nuestro Señor resucitado siempre sea el enfoque de nuestra vida aquí en este mundo!

 

1Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo Jesús abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio. ¡Aleluya!

 

El Evangelio: Mateo 28:1-10 Jesucristo, temprano por la mañana en el domingo de la resurrección, apareció a unas mujeres, probando la victoria que había ganado sobre la muerte.

 

1Pasado el día de reposo,* al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. 2Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. 3Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 4Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. 5Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. 8Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, 9he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. 10Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.

 

¡No teman! ¡Jesús resucitó!

 

Queridos redimidos en Cristo Jesús. ¡Jesús ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya! Qué privilegio es poder compartir la palabra de Dios en este día de gran gozo y paz. De hecho, es mi historia favorita. Me imagino qué así es con muchos de ustedes también. Para mí una razón pequeña que hace que esta historia sea mi favorita es esto: Cada noche, leemos un libro de cuentos bíblicos a nuestros hijos. Y cada noche leemos todos los cuentos repetidos porque el libro sólo tiene 20 páginas y también para que nuestros niños puedan aprender bien las historias bíblicas. La última historia del libro es sobre la resurrección de Jesús. La imagen muestra a las mujeres cerca del sepulcro con los brazos abiertos por la sorpresa y el miedo. Y cada vez que leemos esta historia cuando dice el ángel - ¡Él no está aquí, Jesús está vivo! - mi hija (que no dice muchas palabras todavía) dice ¡Oh no! y ella extiende sus brazos de la misma manera. Ella sabe que las mujeres parecen llenas de miedo y sorpresa a esta escena. Sabemos también que la historia antes de la resurrección de Jesús está llena de miedo, pero veremos que desde que Jesús ha resucitado, no necesitamos temer.

En esta historia nos encontramos en el domingo después de la muerte de Jesús. Este es el tercer día desde su muerte y vemos a unas mujeres viniendo para ver el sepulcro de su maestro y rabí. Pero antes de llegar al sepulcro hubo un terremoto. Gracias a Dios, no he sentido un terremoto en mi vida, pero hace unas semanas hubo un terremoto en Ecuador, y escuché que cuando hay un terremoto tan fuerte, todo el mundo siente miedo profundo. Un terremoto es una fuerza tan grande que uno se siente indefenso en las manos de esa fuerza. Y sin duda esas mujeres se sintieron así, pero por segunda vez en esos días. Justo ese viernes santo, hubo un terremoto cuando murió su Señor y maestro Jesús, y seguramente ellas recordaron que algo poderoso debía estar pasando.

Cuando vinieron las mujeres, vieron muchas cosas extrañas. Había unos guardas congelados de miedo como muertos. Y también vieron a la piedra grande fuera de su puesto y el sepulcro abierto. Y allí, sentado en la piedra era un ángel de Dios con aspecto como un relámpago y vestido blanco como la nieve. Ahora ellas se dieron cuenta porque los guardas tenían tanto miedo. Este ángel era espantoso con la gloria de Dios. Entonces también, esas mujeres tuvieron miedo. Me imagino que ellas estaban pensando así - ¿Por qué está la piedra fuera de su puesto? ¿Por qué es este ángel tan espantoso aquí? ¿Dónde está nuestro Señor? ¿Qué hacemos?

Esas mujeres tenían muchas razones por su miedo. Vinieron a una escena espantosa por muchas razones. Pero ¿Qué hay de ustedes? ¿Qué les da miedo en su vida? ¿Qué les da tanta confusión y miedo que lo único que les queda por hacer es extender las manos y decir - Oh no? Tal vez es el peso del pecado. Han batallado una y otra vez contra este pecado, pero han perdido muchas veces. Sienten como si han pecado demasiado. Tienen miedo de que Jesús no pueda perdonarlo esta vez. O tal vez es la duda que tiene acerca de las promesas de Dios. Han escuchado Mateo 28:20 - he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Han escuchado también Romanos 8:28 - Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Pero a veces sienten miedo de que esas promesas no sean verdad. Me imagino que las mujeres se sentían igual después de la muerte de Jesús, sin esperanza. Nuestra carne pecaminosa, este mundo perverso, y el diablo mentiroso quieren llevarnos a este miedo y guardarnos allí. Ellos quieren tenernos espiritualmente escondidos en una casa con puertas cerradas como los discípulos temiendo sin esperanza. Los enemigos quieren seguir pecando contra el primer mandamiento - dudando de Dios y su perdón y sus promesas fuertes - y así estando en peligro de la muerte eterna.

Pero este día no es de miedo, ni temor, ni dudas. Este día de la pascua de la resurrección es de borrar miedo y temor y dudas y todo esto hecho por el Espíritu Santo. ¿Qué dijo el ángel del señor? ¡No temáis! … Yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. Entonces, ¡No teman! ¡Nuestro salvador ha resucitado! Jesús vino a este mundo para vivir una vida perfecta sin dudas, temores y confusiones porqué conoce nuestro corazón débil y pecador. Él sabía que lucharíamos contra el pecado y perderíamos. Así que, vino para vencer al pecado - incluso ese pecado que creemos que es imposible el perdón - en la cruz del calvario ese viernes santo. Y hoy, recordamos que Jesús resucitó para asegurarnos de que él cumple sus promesas maravillosas. Porque Jesús puede resucitar de la muerte, seguramente él puede estar con nosotros hasta el fin y hacer que todas las cosas nos ayuden a bien.

Y estas verdades no sólo vino de la boca del ángel sino de nuestro Señor Jesucristo mismo. Mientras las mujeres estaban yendo a los discípulos para decirles las buenas nuevas del ángel, Jesús las encontró y dijo también - No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos. Jesús quiso consolar a las mujeres también por afirmar que ellas no tenían nada de temer. Pero Jesús también quiso consolarlos a los discípulos al llamarlos hermanos. Los mismos discípulos que habían abandonado a Jesús eran todavía sus hermanos. Jesús no abandonó a ellos. Y así somos también. Por el evangelio en la palabra y los sacramentos, Dios nos ha hecho hijos de Él por fe. Como hijos de Dios, somos hermanos del Hijo de Dios, quien nos da en este día el gran gozo y confianza de que él resucitó sin duda. Con su resurrección Jesús venció al pecado, al diablo, y a la muerte, mostrando que las cadenas de la muerte no tienen poder sobre él.

Ahora, por la resurrección de Jesús. No necesitamos temer. No necesitamos temer el castigo de pecado porque Jesús ya lo pagó. No necesitamos temer al diablo porque Jesús ya lo venció. No necesitamos temer la muerte, porque Jesús nos ha dicho en Juan 14:19 - porque yo vivo, vosotros también viviréis. Eso es un hecho. Por el Espíritu Santo, tenemos la fe que hace que podamos vivir con confianza sin miedo. Qué sigamos viviendo nuestras vidas en esa confianza. Mientras miramos al sepulcro vacío, en vez de ¡Oh no! Podemos decir ¡Gracias a Dios, Jesús ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! Amén.

 

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Amén.

 

 

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

19-23 Los himnos para la Resurrección

98 ¡Muerte! ¿dónde está tu horror?

105 Acuérdate de Jesucristo

108 Esta es la fiesta

 

Culto Cristiano:

38 Jesús divino

69-77 Los himnos para la Pascua de Resurrección

78 De mil arpas y mil voces

82 A Cristo proclamad

335 ¡Cristo vive!

336 Del sepulcro tenebroso

337 Mi Jesús, mi Salvador

404 Hosanna al Hijo de David


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