
El segundo domingo de los últimos tiempos
El juicio final
(Rojo)
Tema del día: En el juicio final, todo el mundo va a tener que presentarse ante Dios el juez justo el cual va a juzgar a todos en su justicia. Para el incrédulo, va a ser un día horrible en que verá la consecuencia eterna de su pecado, pero para el creyente va a ser un día glorioso, el día de su salvación.
La Colecta: Todopoderoso y sempiterno Dios, que has dado a los que creen muy grandes y preciosas promesas: Concédenos que, sin ninguna duda, más con perfecta confianza, creamos en tu Hijo Jesucristo de manera que nuestra fe nunca sea reprobada ante tus ojos; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Jeremías 26:1-6 A todos los que rehúsan arrepentirse de sus pecados Dios advierte que sufrirán su castigo eterno y que él los pondrá “por maldición a todas las naciones de la tierra.”
1En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo: 2Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé hablarles; no retengas palabra. 3Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras. 4Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros, 5para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído, 6yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.
El Salmo del Día: Salmo 90
Oración de Moisés, varón de Dios.
1 Señor, tú nos has sido refugio
De generación en generación.
2 Antes que naciesen los montes
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
3 Vuelves al hombre hasta ser quebrantado,
Y dices: Convertíos, hijos de los hombres.
4 Porque mil años delante de tus ojos
Son como el día de ayer, que pasó,
Y como una de las vigilias de la noche.
5 Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño,
Como la hierba que crece en la mañana.
6 En la mañana florece y crece;
A la tarde es cortada, y se seca.
7 Porque con tu furor somos consumidos,
Y con tu ira somos turbados.
8 Pusiste nuestras maldades delante de ti,
Nuestros yerros a la luz de tu rostro.
9 Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira;
Acabamos nuestros años como un pensamiento.
10 Los días de nuestra edad son setenta años;
Y si en los más robustos son ochenta años,
Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,
Porque pronto pasan, y volamos.
11 ¿Quién conoce el poder de tu ira,
Y tu indignación según que debes ser temido?
12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
Que traigamos al corazón sabiduría.
13 Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo?
Y aplácate para con tus siervos.
14 De mañana sácianos de tu misericordia,
Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
15 Alégranos conforme a los días que nos afligiste,
Y los años en que vimos el mal.
16 Aparezca en tus siervos tu obra,
Y tu gloria sobre sus hijos.
17 Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros,
Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
Sí, la obra de nuestras manos confirma.
La Segunda Lectura: 2 Tesalonicenses 1:5-10 Para los que han sufrido por el nombre de Jesucristo, el día final va a ser el día en que reciban su descanso eterno en el cielo, pero para los que han rechazado a Dios, va a ser el día horrible en que recibirán el pago de todos sus pecados.
5Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. 6Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, 7y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Por tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. ¡Aleluya!
El Evangelio: Lucas 19:11-27 La parábola de las diez minas enfatiza la realidad de la segunda venida de Cristo. Los que desprecian el tesoro precioso del evangelio, rechazándolo en su incredulidad, recibirán su condenación eterna en el infierno.
11Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. 13Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. 17Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; 21porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. 26Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 27Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.
HERMANOS SOMOS EL MEGÁFONO DE DIOS
En este mundo donde se ha perdido tanto el propósito de las cosas que en algún momento funcionaron bien y ahora se olvidó por qué fueron creadas, por ejemplo, la iglesia. Lo primero que podemos observar es que ya no es la iglesia del Señor, sino que el hombre se volvió el señor de la iglesia y esto lo vemos con la falsa doctrina que escuchamos hoy en día en cuanto a la salvación por obras, cada vez que desde la iglesia se predique que el hombre puede ser salvo por sus propias obras hechas o dejando de hacer ciertas cosas es porque el mensaje viene de la iglesia del hombre y no la Iglesia del Señor. En la iglesia del hombre siempre escuchamos que hay un nacionalismo especial porque creen que hacen parte del reino de Dios por haber ganado una buena posición porque han adquirido la capacidad de no pecar, esta situación de la iglesia del hombre es lo que tenían muchos que estaban caminando con Jesús hacia Jerusalén, este era la última vez que Jesús celebraría la fiesta judía de la Pascua. Muchos que seguían a Jesús en ese momento tenían un pensamiento claro, el cual, el Espíritu Santo inspiro a Lucas para que destapara el corazón de aquellos seguidores de Jesús: ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Toda la situación se presto para dar una interpretación equivocada de lo que habían visto con los milagros de Jesús: dio de comer a más de quince mil personas, había resucitado a personas que murieron, habian visto sacar espíritus inmundos y fueron testigos de como el jefe de publicanos de Jericó, Zaqueo, cambió su vida y empezó a seguir a Jesús. Estaban a pocos días de celebrar la pascua, esta fiesta judía donde recordaban como Israel fue liberado de Egipto y ahora creían que muy pronto aparecería el reino de Dios y otra vez serían una gran nación liberada del imperio romano. Hoy la iglesia del hombre quiere hacer del reino de los cielos en este mundo predicando que al dar los diezmos no tendrán hambre y habrá muchas riquezas, ya no habrá enfermedad porque han hecho muchos ayunos y han retado la muerte diciendo que no les sepulten porque resucitarán en el tercer día.
Pero no hablemos más de la iglesia de los hombres porque sabemos que han perdido el propósito de la Iglesia del Señor, hablemos del propósito claro de la iglesia y la vemos con el profeta Jeremías que Dios le envío a ser su megáfono en el atrio del templo para que predicara estas palabras: 4Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros, 5para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído, 6yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra. Jeremías 26:4-6. El profeta está siendo el megáfono de Dios al predicar la ley, al mostrar el pecado al pueblo porque habian caido en idolatría grosera, Baal y Asera era su dios y habían olvidado el mensaje de los profetas que los llamaron al arrepentimiento. Jesús al ver la actitud de aquellos que le seguían contó esta parábola para que ellos entendieran cual es la actitud de todo aquel que cree en Jesús como su señor y Salvador. La mina que dio a los hombres para que negociaran, era el salario de tres meses de trabajo y la parte de comparación en la parábola esta relacionado con el propósito de la Iglesia del Señor, predicar la mina poderosa del Evangelio, por esto preguntémonos en este momento ¿Yo como iglesia del Señor he usado la mina que me ha dado? El tercer mandamiento usado como espejo en nuestra vida nos dice que hemos sido como este hombre de la parábola que dijo: 20Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; 21porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. El pecado de este hombre fue no hacer lo que su rey mando de negociar mientras el volvía de recibir el reino. Este rey en la parábola es Jesús mismo quien ahora esta en el cielo y estamos esperando que vuelva por segunda vez y nosotros tenemos la mina guardada en nuestro pañuelo de la pereza, el egoísmo, la avaricia y todos nuestros pecados, no llevamos el evangelio a otros porque siempre tenemos cosas más importantes que hacer como el trabajar o porque estamos muy cansados y necesitamos descansar bastante por días y pensamos que cada uno se salve como pueda y esta actitud también muestra nuestro pecado en contra de primer mandamiento porque cuando no predicamos la Palabra de Dios a otros tenemos la actitud de estos de la parábola 14Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. Mostramos que no queremos tener ninguna relación con Jesús cuando no predicamos su Palabra con la Escritura y con nuestras vidas y es por lo que merecemos que nos quite la mina y como dice el verso 27Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.
El amor y la misericordia de Dios es grande porque Él nos ha llamado a cada uno de nosotros para que negociemos mientras el viene, cada uno de nosotros como la iglesia del Señor somos el megáfono de Dios, predicaremos la mina, el evangelio, que se nos ha dado y esto lo hacemos antes de que llegue la muerte a las personas y nos recuerda también porque morimos puesto que el Salmo 90:9 Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento. La muerte es la consecuencia del pecado nuestro y de todo hombre, esto sucede por la ira de Dios, pero Él nos ha librado de la muerte eterna por medio de Jesucristo quien por amor a nosotros fue el megáfono perfecto de Dios, con esta parábola esta enseñando perfectamente que es el reino de Dios y junto con esto viene el perdón de nuestro pecado en conta del primer y tercer mandamiento. Pero este megáfono perfecto de Dios, Jesús, fue levantado en la cruz para que todos los hombres le vieran morir y así el Evangelio ser predicado porque Él recibió la ira de Dios en nuestro lugar y no iremos a la muerte eterna, y cuando pasemos por la muerte nuestra alma estará en el cielo adorándole y esperando la venida de Jesús y si estamos aquí en este mundo y viene Jesús san Pablo nos dice: cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). 2 Tesalonicenses 1:10, nosotros sus santos por los méritos de Cristo resucitaremos en cuerpos glorificados o seremos glorificados cuando el venga por segunda vez y estaremos en el cielo en cuerpo y alma adorándole por siempre.
¿Cuál es el propósito de cada uno de nosotros como iglesia del Señor? Ser su megáfono y esto no lo podemos hacer sin la ayuda del Espíritu Santo quien ha puesto en nosotros el ser como estos siervos que pusieron a producir la mina, tenemos la promesa del verso 26 Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. El Espíritu Santo cada día nos va a dar más valor, más tiempo, más oportunidades, más seguridad y más conocimiento para predicar la Palabra de Dios a otros, predicar la Ley y el Evangelio, y seremos como Pablo al predicar el mensaje de Dios esperando la venida de Jesús por segunda vez, y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas Hechos 20:20. Este es el trabajo de cada uno de nosotros como la Iglesia del Señor porque siempre nos reunimos y anunciamos que estamos alrededor del Evangelio y los sacramentos que hacen parte de nuestra vida como megáfonos de Dios anunciando que pronto vendrá nuestro Señor por la iglesia y seremos parte de la iglesia triunfante. Amén
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
99 Cuando suene la trompeta
100 Pronto vuelve Jesucristo
101 Y sólo espero ese día
Culto Cristiano:
338-341 Los himnos para la segunda venida del Señor
2 Alzaos, oh puertas
4 ¡Despertad! A todos llama
78 De mil arpas
156 Ven Tú, ¡oh Rey eterno!
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