
El segundo domingo de adviento
(Azul o púrpura)
Tema del día: Hoy celebramos el segundo domingo de adviento. Como vimos el domingo pasado, la palabra “adviento” quiere decir “la venida”. Dios en su amor envió a Juan el Bautista para preparar los corazones de la gente para la venida de su Salvador Jesucristo. El mensaje de Juan el Bautista fue un mensaje de arrepentimiento. Hoy en día, nosotros también nos preparamos para la segunda venida de Cristo al confesar nuestros pecados a Dios y al confiar en su perdón.
La Colecta: Mueve nuestros corazones, Señor, para preparar el camino de tu unigénito Hijo, a fin de que mediante su advenimiento seamos capacitados para servirte con mentes puras; por el mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Isaías 11:1-10 Por medio de su profeta Isaías, Dios promete un Salvador justo y poderoso, el cual traerá paz para todo el mundo.
1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
6Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
10Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.
El Salmo del Día: Salmo 130
Cántico gradual.
1 De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
2 Señor, oye mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.
3 JAH, si mirares a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4 Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado.
5 Esperé yo a Jehová, esperó mi alma;
En su palabra he esperado.
6 Mi alma espera a Jehová
Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana.
7 Espere Israel a Jehová,
Porque en Jehová hay misericordia,
Y abundante redención con él;
8 Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.
La Segunda Lectura: Romanos 15:4-13 El Salvador prometido en el Antiguo Testamento vino en la persona de Jesucristo y ganó la salvación por todo el mundo. Por lo tanto, San Pablo anima a la congregación en Roma, y a nosotros también, que vivamos en esta paz los unos con los otros.
4Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. 5Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, 6para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
7Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. 8Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:
Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles,
Y cantaré a tu nombre.
10Y otra vez dice:
Alegraos, gentiles, con su pueblo.
11Y otra vez:
Alabad al Señor todos los gentiles,
Y magnificadle todos los pueblos.
12Y otra vez dice Isaías:
Estará la raíz de Isaí,
Y el que se levantará a regir los gentiles;
Los gentiles esperarán en él.
13Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas; toda carne verá la salvación de Dios. ¡Aleluya!
El Evangelio: Mateo 3:1-12 Antes de que vino Jesucristo nuestro Salvador al mundo, Dios envió a Juan el Bautista para preparar los corazones de los hombres. Hoy en día, el mensaje que Juan proclamó en el desierto nos ayuda a preparar para la segunda venida de Cristo.
1En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
4Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
11Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
¿Estamos listos?
¿Si el presidente de Colombia quisiera visitar su casa, qué haría y qué pensaría? ¿Estaría tranquilo y no daría mucha importancia a la situación? ¡Creo que no! Si estuviera en esa situación tendría mucho miedo. Yo pensaría: ¡Necesito limpiar mi casa! Necesito cambiar mis muebles. Necesito arreglar mi sala y mi cocina. Necesito tener comida buena para servir al presidente. Necesito preparar toda mi casa para la llegada del presidente.
Hoy, tengo algunas buenas noticias para ustedes. No, no vamos a tener al presidente como invitado. Vamos a tener un invitado más especial, más poderoso, más importante, más magnífico que el presidente. Vamos a tener a Dios mismo como invitado al mundo. Necesitamos prepararnos. Y tengo una pregunta muy importante para nosotros: ¿Estamos listos?
En el desierto de Judea vemos un hombre tal vez despeinado. Él está vestido con pelo de camello y come langostas (como saltamontes) y miel silvestre - una dieta y vestido muy raro para nuestros oídos, pero más normal en esos días. Pero es suficiente. Él tuvo un solo propósito y meta desde su concepción - preparar el camino para el salvador del mundo. Y él está haciendo justamente eso en el desierto, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Es decir: El salvador prometido viene, preparen sus corazones y vidas.
Y la gente vino. Leemos que gente de Jerusalén, toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán vino para escuchar a Juan y su mensaje. ¡Es increíble! La gente simplemente vino, tal vez de distancia, para escuchar a un hombre en el desierto. En el día de hoy, normalmente las iglesias necesitan publicar anuncios o invitar a la gente vía internet o usar la voz a voz para que la gente venga, pero no fue así con Juan. La gente vino para escuchar el increíble mensaje: ¡El salvador estaba por aparecer! El salvador qué fue prometido desde el jardín del Edén.
Pero el mensaje de Juan fue más que eso. El mensaje fue también este: Qué ellos necesitaban preparar para este salvador. El mensaje de Juan se suponía que debía preparar los corazones y vidas de la gente para la venida de Jesús. ¿Y cómo pudieron hacer eso? Por arrepentimiento y bautismo. ¿Y por qué necesitaban arrepentirse? Porque ellos fueron pecadores, y ese es el propósito de la ley, y esta señaló su pecado qué los alejaba de Dios. Ellos supieron qué su pecado los alejó de Dios. Su relación fue rota. Pero gracias a Dios que el Espíritu Santo los llamó a escuchar el mensaje de Juan y estar bautizados con la palabra y el agua de perdón.
Estoy seguro que la gente en Israel vino a Juan por muchas razones. Tal vez ellos estaban atrapados en pecado sin medios de escape. O quizá sentían el peso de la ley ceremonial. Día tras día necesitaban ofrecer sacrificios y si pecaban, se lavaban ceremonialmente para ser puro por lo menos por poco tiempo. O tal vez tenían un pecado que los molestaba constantemente. Ese pecado esperaba en las sombras siempre para pesar su conciencia.
¿Y el cuál pecado está usted atrapado hoy? ¿Cuál es la debilidad de usted qué le lleva a pedir perdón siempre a Dios? Yo puedo pensar en muchos. Muchos pecados qué nos hacen sentir no preparados o listos para la venida de Jesús. Muchos pecados qué nos traen a la orilla del Jordán para escuchar a Juan.
¿Y qué nos dice Juan por medio del Espíritu Santo? ¡Arrepiéntanse y bautícese! Gracias a Dios nos ha llamado al perdón. Y con ese bautismo, nos hace limpios de todos nuestros pecados. Los pecados qué quieren vivir en las sombras y nos siguen todos los días - perdonados. Los pecados qué nos hacen sentir atrapados sin medios de escape - perdonados. El sentimiento qué necesitamos hacer buenas obras para merecer salvación - perdonado. El agua de bautismo nos lava y limpia de todas nuestras impurezas.
Y el bautismo de Juan tenía la misma eficacia como el bautismo hoy, el bautismo de Jesús. Como Pedro dijo en el día de Pentecostés: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Podemos estar seguros qué recibimos verdadero bautismo como la gente qué vino a Juan. Y el bautismo de Juan no fue solo un símbolo, fue un bautismo de perdón real.
Pero parece qué los fariseos y saduceos no creían en el poder o utilidad del bautismo. Aparentemente vinieron como incrédulos para ver, pero no para compartir en el perdón qué el bautismo dio. Ellos como líderes religiosamente necesitaban ver qué estaba pasando qué tantas personas estaban yendo a ver a Juan y escuchar su mensaje. Pero, al mismo tiempo, ellos realmente no querían escuchar o creer el mensaje. Vinieron como hipócritas. ¿Pero qué creían actualmente en sus corazones?
En las palabras de Juan vemos qué creían qué ellos eran seguros en su salvación por su sangre: A Abraham tenemos por padre. Su relación con Abraham era su boleto a salvación. Por eso, solo necesitaban actuar como hijos de Abraham. Solo necesitaban seguir las reglas, y además crear más reglas para parecer más santos. Pero les dijo Juan: Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento…yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
¿Venimos con hipocresía? Sí, porque no tenemos temor a Jehová, y así pecamos contra el primer mandamiento. ¿Creemos qué estamos seguros porque venimos a la iglesia cada domingo, o damos una ofrenda generosa, o ayudamos a la iglesia? A veces, confiamos en nuestras propias obras para nuestra salvación. ¿Pero qué confianza nos da eso? Ninguna, porque a nuestra carne no le gusta ni escuchar, ni confiar, ni vivir en la palabra de Dios, y así pecamos contra el tercer mandamiento. Si confiamos en nuestras propias obras, nunca estaremos seguros en nuestra salvación. Realmente, merecemos qué el hacha de juicio de Dios nos parta en dos y ser echados en el fuego eterno.
¡Pero gracias a Dios qué no necesitamos confiar en nuestras propias obras! Podemos confiar en la vida perfecta de Jesús. Porque en Isaías 11 nos dice qué en él está el temor de Jehová, es decir, Jesús siempre vivió perfectamente en la voluntad del Padre sin pecado. Y confió perfectamente en la palabra de Dios, porque no juzgó según sus ojos, sino conforme a la misma palabra de Dios qué nos dice hoy qué Jesús es justicia nuestra. Y es por esto qué somos perdonados en la vida perfecta de Cristo.
Y por medio del bautismo, recibimos perdón y esa vida perfecta en los ojos de Dios, como leemos en Romanos 6: ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Cada vez qué recordamos nuestro bautismo, recordamos el perdón de nuestros pecados en la cruz del Calvario.
¿Estamos listos? Por supuesto que sí, porque el Espíritu Santo nos hace vivir en vida nueva, como Juan dijo: Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Ahora voy a preguntar de nuevo: ¿Venimos con hipocresía? ¡No! Porque el Espíritu Santo nos hace andar en nueva vida confiando en la voluntad de Dios, alejados de la tentación y el pecado, y usando el primer mandamiento como guía. Y venimos a la Iglesia a escuchar la palabra de Dios gustosamente porque ella nos hace vivir esperando la venida de Jesús, y así usamos el tercer mandamiento como guía. Puesto que cada día lo vivimos como si fuera el último en este mundo, mostrando amor a Dios y al prójimo como a nosotros mismos. Amen.
Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
1 A ti loor y gloria
2 Ven, Jesús muy esperado
3 Oíd su voz
48 Busca primero el reino de Dios
53 Seguidme a mí, dice el Señor
54 Santo Espíritu llena mi vida
Culto Cristiano:
1-7 Los himnos para el adviento
55 Jerusalén, despierta
202 Oí la voz del Salvador
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