
La ascensión de nuestro Señor
(Blanco)
Tema del día: Nuestro Señor Jesucristo ascendió a la derecha de Dios Padre para gobernar sobre toda la creación para el bien de todos los que creen en él y ahora nos llama a nosotros a ser sus testigos a todo el mundo.
La Colecta: Concede, te suplicamos, todopoderoso Dios, que así como creemos que tu unigénito Hijo Jesucristo ascendió a los cielos, así también ascendamos allí en mente y corazón y en él nos gocemos continuamente; por el mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Hechos 1:1-11 San Lucas empieza su historia de la iglesia antigua con la historia de la ascensión de Jesucristo al cielo. Después de su resurrección, Cristo apareció a sus discípulos por cuarenta días. Al fin de estos cuarenta días, mandó a ellos una vez más ser sus testigos a todo el mundo, los bendijo y ascendió visiblemente delante de ellos. Unos ángeles recordaron a ellos y a todos nosotros que el mismo Jesucristo regresará visiblemente en el fin del mundo.
1En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. 4Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
6Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
El Salmo del Día: Salmo 47
Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré.
1 Pueblos todos, batid las manos;
Aclamad a Dios con voz de júbilo.
2 Porque Jehová el Altísimo es temible;
Rey grande sobre toda la tierra.
3 El someterá a los pueblos debajo de nosotros,
Y a las naciones debajo de nuestros pies.
4 El nos elegirá nuestras heredades;
La hermosura de Jacob, al cual amó.
Selah
5 Subió Dios con júbilo,
Jehová con sonido de trompeta.
6 Cantad a Dios, cantad;
Cantad a nuestro Rey, cantad;
7 Porque Dios es el Rey de toda la tierra;
Cantad con inteligencia.
8 Reinó Dios sobre las naciones;
Se sentó Dios sobre su santo trono.
9 Los príncipes de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham;
10 Porque de Dios son los escudos de la tierra;
El es muy exaltado.
La Segunda Lectura: Efesios 1:16-23 El apóstol Pablo pide a Dios por los efesios que les conceda en abundancia dones del Espíritu Santo. En esta manera ellos conocerían el poder de Dios, el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo sentó a la derecha de Dios Padre en toda gloria para gobernar sobre todas las cosas para el bien de su iglesia.
16no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él. ¡Aleluya! He aquí, estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. ¡Aleluya!
El Evangelio: Lucas 24:44-53 Así como lo hizo en se libro de Hechos, San Lucas escribe en su evangelio la historia de la ascensión de nuestro Señor.
Jesús, nuestro Rey exaltado, nos abre los ojos
“¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” ¿Quién lo dijo? ¿En qué camino? Antes de aparecer a los once discípulos, y explicarles todo lo que vamos a escuchar en el evangelio de hoy, Jesús apareció a dos en el camino a un pueblo llamado Emaús, pero tenían sus ojos velados, y no lo reconocieron. Jesús les pregunto, ¿Por qué tan tristes? Y respondieron, ¿Usted será el único en todo Jerusalén que no sabe lo que pasó hace días, y lo contaron, que habían matado a Jesús, y respondió, ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria? Y les explicó empezando con Moisés, todas las Escrituras que hablan de él. Y ¡Cuánto quisiéramos estar allí escuchando a Jesús! ¡Quisiéramos sentir ese ardor de corazón que sintieron cuando Dios mismo les explicó todo! ¡Ojalá tuviéramos una grabación de todo lo que Jesús les explicó ese día! Después, Jesús les abrió los ojos a esos discípulos literalmente para que lo reconocieran, cuando partió el pan. Pero también les abrió los ojos de entendimiento. En el texto de hoy vamos a ver cuándo Jesús apareció a los once, y también les abrió los ojos de su entendimiento a ellos. Y en este mensaje vamos a escuchar que Jesús, nuestro Rey exaltado, nos abre los ojos… 1. Para entender las escrituras…
2. Para ser testigos al mundo de lo que hemos visto.
Lucas 24:44-53
44Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
48Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
50Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
¿Porque creemos en Jesús? ¿Es porque nuestros padres nos enseñaron así, o porque casi todos en nuestra cultura creen en Jesús? Dijo que era el Hijo de Dios y el Salvador del mundo, pero hay muchos que han dicho que son enviados por Dios, y no creemos a cualquier loco que pretende ser el salvador del mundo. Entonces, ¿porque creemos en Jesús, que es lo que lo hace diferente? Primero, es por fe, y ella es un regalo de Dios. Pero esa fe no es una fe ciega, no es una fe sin razón. Jesús nos dio muchas razones por que creer en Él. Los discípulos creyeron en Jesús como su Señor, pero no entendieron por qué. En nuestro texto Jesús les abrió su entendimiento, y en su explicación vemos muchas razones por la que creemos en Jesús. Les explicó “que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.” Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.
Y, ¿cómo abrió sus ojos a las Escrituras? Mostrando que todo el Antiguo Testamento habla de Él, las Escrituras de Moisés, de todos los profetas, y de los Salmos. Esa división de tres fue una manera común de hablar de todas las Escrituras, que hasta ese momento todavía no habían escrito los libros del Nuevo Testamento. Y, ¿Qué fue el mensaje, entonces, del Antiguo Testamento, según Jesús?
Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Y como hizo en camino a Emaús, puede ser que Jesús explico también empezando con Moisés todas las Escrituras, y como hablan de Él. Pero igual ya habían estudiado con Jesús tres años, y ¿que habían estudiado? Las Escrituras. Y nuevamente decimos, ¡Cuánto quisiéramos estar allí escuchando Jesús hablar de sí mismo como cumplimiento de todas las profecías! ¡Cuánto quisiéramos saber todos los detalles, para afirmarnos en nuestra fe! Pero la verdad, no nos hace falta. Porque todavía tenemos las Escrituras de Moisés, los profetas, y los salmos. Y Jesús por medio de nuestro texto nos abre los ojos para entenderlas.
Entonces, con nuestros ojos ya abiertos, abramos los libros de Moisés. Y ¿A quién vemos?
Dios usó Moisés para sacar a su pueblo de Egipto, el gran acto de salvación del antiguo testamento, y les mandó que sacrificaran un cordero sin mancha, y por su sangre se salvara los israelitas. Todo eso fue una sombra de la salvación que es en Jesús, el Rey exaltado. He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Por medio de Moisés, Dios dio sus leyes al pueblo, entre ellos el día de reposo, el sábado. Lucas nos muestra que Jesús cumplió con ese día de reposo el sábado santo. “Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento.” En las leyes de Moisés vemos claramente a Jesús.
Con nuestros ojos abiertos abramos los profetas, como hizo Jesús en su primer sermón en la sinagoga de Nazaret, cuando leyó de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Éramos espiritualmente ciegos, pero Jesús abre nuestros ojos, y con nuestros ojos abiertos abramos los Salmistas, y veremos a Cristo. Y veremos que lo que hizo es para predicar a todas las naciones. Aunque empezó en Jerusalén sería para todo el mundo.
Dice así en el salmo de hoy, los versículos 8 y 9, y también profetizo su resurrección y ascensión, lo cual estamos celebrando hoy:
8“Reinó Dios sobre las naciones;
Se sentó Dios sobre su santo trono.
9 Los príncipes de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham;
Muchos otros salmos hablan de Cristo y de que el mensaje es para todo el mundo, los hemos estado estudiando con los devocionales que se transmiten los jueves en el Facebook live de Luteranos Confesionales Colombia, y hemos visto muchas veces que Dios siempre quiso que todas las naciones supieran de Él.
Jesús antes de ascender al cielo abrió los ojos a sus discípulos para que entendieran esas cosas. Y nos abre los ojos también, a entender las escrituras, que hablan de Él. Ahora nos envía, como a sus discípulos, a ser testigos al mundo de lo que hemos visto. Predicamos al mundo todo lo que Jesús no explico, y predicamos el arrepentimiento y el perdón de pecados.
Pero ¿qué tipo de testimonio damos? Cuando nos ven, ¿piensan que somos diferentes? ¿Hay algo que nos separa, para que pregunten, ¿Por qué eres así? ¿Por qué tienes tanta esperanza y gozo? ¡Pues, vienen de las Escrituras, que leemos cada día, porque las amamos! No podemos dejar de leerlas y estudiarlas porque entendemos que de ellas aprendemos del amor de nuestro Señor para nosotros. Nuestros ojos han sido abiertos a eso. …Así debe ser la respuesta. Pero cuando abrimos el Antiguo Testamento, cuantas veces decimos, “Ay, que pereza, leer todas esas leyes… toda esa historia de los reyes y profetas… y los salmos, con su poesía, son muchas veces difíciles de entender… Si venimos al culto y escuchamos la lectura del evangelio y escuchamos de Cristo, eso es bastante para la semana. Y los pastores no somos inmunes a esa actitud tampoco.”
Así menospreciamos la palabra de Dios, rompemos el tercer mandamiento. ¿Merecemos ser testigos de Dios? …nosotros, ingratos de todo lo que hemos recibido. De ninguna manera. Lo que merecemos es ser testigos de la ira de Dios, ver nuestro cuerpo quemarse en fuegos eternos. Merecemos que Dios esconda de nosotros su rostro, para que no veamos ni a Él, ni a las Escrituras. Merecemos que nos cierre los ojos para que sigamos espiritualmente ciegos. Pero el mensaje que Jesús dio a sus discípulos para predicar es para nosotros también, pero para que lo escuchemos. Que nos arrepintamos y creamos en el perdón de pecados, ganado por Jesús, que fue el gran profeta que Moisés había profetizado, “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;” como Moisés, pero sin las faltas que tuvo Moisés, obedeció a Dios perfectamente, hasta sufrir, como había dicho Isaías, “herido fue por nuestras rebeliones.” Pero como el Salmo 16, “Ni permitirás que tu santo vea corrupción,” y no quedó muerto sino venció la muerte y resucitó.
Y como vencedor, Jesús les bendijo y volvió a su trono. Ascendió al cielo, pero no sin dejarles con una promesa, que vendría la promesa de Dios, y estarían investidos de poder desde lo alto, del Espíritu Santo. Vendría el día de Pentecostés en Jerusalén, como veremos dentro de ocho días. Vino a los discípulos en una manera muy especial. El Espíritu Santo viene a nosotros también, por medio de la palabra. Por eso en la Epístola Pablo dice que no cesa de orar por los Efesios, “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos.” Con esa sabiduría viene esperanza y viene poder. Cuando el Espíritu Santo mora en nuestro corazón podemos vivir para su gloria, podemos predicar su palabra, y podemos ser buenos testigos do lo que hemos visto. Y el Espíritu nos da el deseo de aprender más de su palabra para equiparnos para proclamar el mensaje de arrepentimiento y perdón de pecados.
El libro de Hechos en como el evangelio de Lucas, parte dos, en el libro, Lucas describe como el evangelio se difundió, empezando en Jerusalén, pero rápidamente llegando a todo el mundo conocido de la época. Pero como leemos hace minutos, empieza la historia con la ascensión de Jesús. Después de que Jesús les abrió los ojos a sus discípulos. Y cuando desapareció en las nubes ¿Qué hicieron? Siguieron mirando hacia arriba. Y dañarían su vista por el sol si no fuera por los ángeles que les preguntaron ¿Por qué miran hacia al cielo? Se fue. Y va a volver así. Pero mientras tanto hay trabajo que hacer. Tienen los ojos abiertos, pero no los usen para mirar al cielo, miren a los que siguen ciegos.
Aquí quedamos nosotros. En cierto modo estamos en este momento como los discípulos, mirando al cielo. Leemos la historia de la ascensión, estamos recordando y celebrando que subió al cielo y está sentado en la diestra de Dios Padre todopoderoso, como dice el credo. Eso es muy bueno, y siempre debemos estar enfocados en Jesús, no en nosotros. Pero enfocados en Jesús recordamos lo que dijo. No nos abrió los ojos para mirar hacia arriba. Dijo que fue para que seamos testigos. Con los ojos de nuestro entendimiento abierto vemos todas las cosas más diferente. Antes, con la oportunidad de hacer algo que no es correcto, pero no nos va a pasar nada, lo hacemos. Ahora, guiado por el Espíritu y por sus diez mandamientos, sabemos que toda nuestra vida es un testimonio a lo que Dios ha hecho por nosotros. Vamos a trabajar honestamente, vamos a callarnos, aunque tengamos un chisme bien sabroso, vamos a tener paciencia, vamos a ver oportunidades para servir, porque a eso Jesús nos ha abierto los ojos. Amen.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
21 Voces de gozo y loor
22 Con alegría dad loor
29 Fruto del amor divino
56 Alzad la cruz
63 A Dios demos gloria
70 Canten con alegría
72 Gloria al nombre de Cristo
75 Jubilosos, te adoramos
79 Te exaltaré, mi Dios, mi rey
99 Cuando suene la trompeta
100 Pronto vuelve Jesucristo
101 Yo sólo espero ese día
Culto Cristiano:
78-81 Los himnos para la Ascensión
82-86 Los himnos para el Reino y Gloria de Cristo
147 ¡Oh mi Dios, oh Rey eterno!
166 Hijos del celeste Rey
251 ¡Oh, que amigo nos es Cristo!
263 Escuchad, Jesús nos dice
264 Grato es contar la historia
338-341 Himnos para la Segunda Venida de Cristo
404 Hosanna al Hijo de David
405 Jesús es mi rey soberano
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