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El decimotercer domingo después de pentecostés

(Verde)

 

Tema del día: El evangelio de Cristo llama a gente de todas las naciones y razas para ser una parte de la comunión de los santos.

 

La Colecta: Padre misericordioso, que diste en sacrificio por nuestro pecado a tu Hijo unigénito: Concédenos la gracia a fin de que recibamos con gratitud los frutos de su obra redentora y sigamos su camino; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Isaías 56:1,6-8 La Santa Iglesia Cristiana no solamente iba a ser para los judíos, sino aún en los días del profeta Isaías, Dios predijo que su iglesia iba a ser "casa de oración para todos los pueblos." Por la sola gracia de Dios, los que antes se quedaban excluídos, o sea, los gentiles, ahora pueden ofrecer sacrificios aceptables en el altar de Dios.

 

1Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.

6Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo* para no profanarlo, y abracen mi pacto, 7yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. 8Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

 

El Salmo del Día: Salmo 67

 

Al músico principal; en Neginot. Salmo. Cántico.

1 Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga;

Haga resplandecer su rostro sobre nosotros;

Selah

2 Para que sea conocido en la tierra tu camino,

En todas las naciones tu salvación.

3 Te alaben los pueblos, oh Dios;

Todos los pueblos te alaben.

4 Alégrense y gócense las naciones,

Porque juzgarás los pueblos con equidad,

Y pastorearás las naciones en la tierra.

Selah

5 Te alaben los pueblos, oh Dios;

Todos los pueblos te alaben.

6 La tierra dará su fruto;

Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

7 Bendíganos Dios,

Y témanlo todos los términos de la tierra.

 

 

La Segunda Lectura: Romanos 11:13-15,28-32 Por siglos la promesa de la salvación fue revelado solamente a los israelitas, pero cuando ellos rechazaron al Mesías, Dios envió a sus santos apóstoles para predicar también a los gentiles. Así como dice el texto, en un tiempo u otro, "Dios ha sujetado a todos a la desobediencia" con el fin de llamar a la fe a los elegidos de entre los judíos y los gentiles.

 

13Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, 14por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. 15Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?

28Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. 29Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 30Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, 31así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. 32Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Porque la Palabra de Dios es eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. ¡Aleluya!

 

El Evangelio: Mateo 15:21-28 En esta lectura parece que Cristo no quiere ayudar ni mostrar misericordia a una mujer extranjera. Sin embargo, la mujer persistía hasta que Cristo la concedió lo que le pedía. En esta lectura no solamente tenemos un muy buen ejemplo de la fe persistente, sino también vemos que el amor de Dios es para todas las naciones.

 

21Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

EL ESPÍRITU SANTO NOS LLEVA A PRACTICAR EL AMOR CON TODO HOMBRE

 

Cada uno de nosotros hemos vivido la exclusión, bien sea de manera pasiva al sufrirla o de manera activa al hacerla. Este tema de la exclusión la podemos relacionar con el quinto y octavo mandamiento, que nos enseña como Dios quiere que amemos y cuidemos no sola nuestra vida y nuestro nombre, sino también a demás. Pero nuestra naturaleza pecaminosa le gusta hacer acepción de personas porque por naturaleza nos gusta reunirnos con algunas personas y rechazar a otras. En el nuevo testamento encontramos muchas historias que tienen que ver con la exclusión que no es otra cosa que marginar, discriminar y privar a otros de los derechos que tienen. Encontramos un grupo amplio de religiosos como los fariseos, escribas, maestros de la ley que eran expertos en esta actitud y por esto es notorio que ellos excluían a las personas al decir: Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Lucas 7:34. Estos hombres representativos de la religión judía en varios aspectos, creían que eran mejores y no podían compartir con personas que a su parecer eran muy diferente a ellos porque creían que cumplían toda la ley de Dios y por lo tanto no tenían nada que ver con pecadores y Jesús que se hizo amigos de ellos y lo trataban como un comilón y bebedor de vino, nuestro Señor vivió pasivamente la exclusión de su pueblo como lo leemos en Juan 1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

 

Pero siendo honestos, nosotros como cristianos y el mismo cristianismo en todas sus facetas de la historia hemos hecho exclusión de personas. Recordemos las veces que hemos dejado de tratar a personas porque han cambiado su inclinación sexual, o tal vez empezamos a prohibir en dejar de relacionarnos con personas alcohólicas o drogadictas, pero aún más las veces que no queremos hablar con otros, sencillamente porque practican otra identidad espiritual, y tal vez podemos decir en buen sentido “queremos cuidarnos de no caer en tentación o que no nos confundan con ellos” este pude ser un pensamiento objetivo pero pocas veces pensamos así y solo rechazamos al otro por el hecho de ser diferente a nuestra manera de pensar y actuar. Pero el problema no solo es de nosotros, encontramos que en la época de la inquisición patrocinada por la iglesia de Roma donde surgieron una serie de instituciones y prácticas para mantener la tradición dentro de la iglesia y cualquiera que no pertenecía a esta era tratado como hereje y por esto les imponían multas, excomunión, confiscación de bienes, torturas y hasta la ejecución. Pero, aunque hoy estamos en tiempos llamados modernos, vivimos en un mundo lleno de exclusión por color de raza, idioma y condiciones especiales de salud o prácticas que son diferentes a lo que hace la sociedad común. ¿Pero nosotros como iglesia que tenemos que decir frente a la exclusión? Reconozcamos que hemos sobrepasado a Dios en toda su plenitud, siendo jueces y creando líneas de convivencia donde creemos que somos mejores que otros y este pecado en contra del primer mandamiento produce la obra infructuosa de pecar contra el quinto y octavo mandamiento porque excluimos a muchas personas al no predicarle la Palabra y excluimos a muchos porque no piensan igual que nosotros y por esto merecemos ser excluidos del reino eterno y ser echados al infierno para vivir eternamente en este lugar por no amar el estado de gracia del otro y solo hablar mal de sus comportamientos.

 

Gracias a Dios que la iglesia no depende de nosotros o no la convocamos nosotros, porque no existiría ni esta congregación, ni ninguna otra porque estaríamos divididos en política, género, vestido, simpatía y solo nos reuniríamos con los que queremos estar. Pero en este evangelio de hoy no solamente vemos el perdón de nuestro pecado con este tema, sino que también nos enseña y recuerda cual es nuestro papel como iglesia, recordemos que la iglesia es cada creyente, como lo somos cada uno de nosotros. Dios nunca hizo exclusión de nadie porque su deseo es claro en el antiguo como en el nuevo testamento, quiere que todo hombre crea en Cristo como su Señor y Salvador, y una prueba de esto, es su Palabra traducida en más de 3000 idiomas diferentes de todo el mundo y esto quiere decir también que el Espíritu Santo está batiendo sus alas con el poder del Evangelio para crear fe, vida y salvación. Por esto nosotros no podemos confundir la predicación de la Ley con la exclusión, porque muchos hoy en día confunden esto. Pero usando el evangelio de hoy, esta mujer cananea, la cual vivía en la región de Tiro y Sidón que eran ciudades gentiles, recordamos que Dios mandó a Josué a destruir a los cananeos cuando entraran en la tierra prometida. Leemos en Josué 3:10 Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo. Los cananeos venían de Cam, hijo de Noé y practicaban su religión con ritos de orgías y sacrificios humanos, Dios mandó a destruir este pueblo por su impenitencia y confianza en Baal, la Ley cumple su trabajo, muestra su pecado y el propósito de mostrar la condenación eterna en el infierno, pero también esta Ley lleva a Jesús y vemos esto con esta mujer siendo cananea mostrando su fe en Jesús y por esto la Ley no es exclusión, sino que muestra la necesidad de Cristo así como lo hizo esta mujer.

 

Ella acompañó su confesión de fe con una necesidad especial, su hija tenía un demonio, su confesión de fe fue clara ¡Señor, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí! En estas cortas palabras ella está diciendo que Jesús es tanto Dios como hombre y además al ver que Jesús no le respondió y los apóstoles querían que ella se alejara porque Jesús recordó que su trabajo estaba concentrado en el pueblo de Israel y al contestarle: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Ella no se ofendió porque entendió por la obra del Espíritu Santo lo que Jesús le quería decir, los perros son considerados animales impuros en los tiempos bíblicos, pero nuestro Señor usa el termino perrillo, significa que es un animal domesticado, que está en casa y cuando están comiendo siempre está esperando que caiga comida de la mesa, y esta mujer estaba esperando que cayera esta comida de la mesa de Jesús al curar a su hija: 27Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Ella sabía que Jesús era su amo y Mateo nos informa que su hija fue sanada en esa misma hora que hablaba con Jesús. Pero aquí vemos como Jesús no excluyó a esta mujer, alabó su fe: Oh mujer, grande es tu fe, ¡que amor el de Jesús! No le importo que esta mujer fuera gentil y la hizo hija de Dios, así como nosotros, somos hijos de Dios porque encontramos en estos versículos el perdón de nuestro pecado al excluir personas y ahora conocemos de la misericordia y amor incondicional de Dios la cual queremos compartir con otros. Pero Jesús tampoco excluyó a nadie en la cruz, su obra redentora por todo el mundo lo vemos palmado en Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Y en la cruz, en el sacrificio de Jesús encontramos no solamente el perdón de nuestros pecados, sino que también hacemos parte de la vida de Dios al limpiarnos de todos nuestros pecados.

El Espíritu Santo ya nos ha enseñado que no podemos confundir la predicación de la Ley con la exclusión y también nos ha recordado que nuestro papel en este mundo es ser luz, en Mateo 5:14-16 leemos: 14Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Cada vez que tengamos oportunidad de hablar a alguien que es incrédulo seamos luz predicando la Ley y el Evangelio, cada vez que tenemos la oportunidad de mostrar el pecado a alguien usemos las llaves que atan y desatan el cielo, nosotros solo hablemos que Dios hace el trabajo por esto no vamos a excluir a nadie de predicarle la Palabra de Dios cada vez que tengamos oportunidad, cada vez que podamos oremos por todos nosotros que tenemos tantas debilidades e incertidumbres en la vida y en esta oración pidamos a nuestro Dios que nos de la fuerza de ser insistentes y persistentes con cualquier personas y condición de su vida la cual tenga en ese momento, porque esa persona puede ser nuestro padre o madre, hijo o hija o algún desconocido que Dios lo ha escogido desde la fundación del mundo para que sea salvo al igual que nosotros. Amén

 

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17 De tal manera Dios amó

54 Santo Espíritu llena mi vida

56 ¡Alzad la cruz!

59 Levántate, despierta

60 Señor, despierta y llama

88 Sublime gracia

 

Culto Cristiano:

128 Un solo fundamento

135 De la iglesia el fundamento

146 De heladas cordilleras

147 ¡Oh mi Dios, oh rey eterno!

185 Naciones todas alabad

263 Escuchad Jesús nos dice

264 Grato es contar la historia

 

 

 


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