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El quinto domingo de cuaresma

(Púrpura)

 

El Tema del Día: Hoy, mientras que nos preparemos para la Semana Santa, meditemos en la muerte y la vida. Cristo, por medio de su evangelio en Palabra y Sacramentos, nos salva de la muerte espiritual y nos da vida nueva.

 

La Colecta: Todopoderoso y eterno Dios, puesto que fue tu voluntad que tu Hijo llevara los sufrimientos de la cruz por nosotros, para así rescatarnos del poderío del adversario: Ayúdanos a recordar y dar gracias por la Pasión de nuestro Señor, a fin de que recibamos la remisión de los pecados y redención de la muerte eterna; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Ezequiel 37:1-14 En esta visión del profeta Ezequiel, el pueblo de Israel se presenta como huesos secos, muertos en sus pecados, pero según el mandato de Dios, Ezequiel predica la Palabra de Dios a ellos, y los huesos secos vuelven a vivir.

 

1La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. 3Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. 4Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. 5Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

7Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. 8Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

11Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. 12Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. 13Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.

 

 

 

 

 

El Salmo del Día: Salmo 116

 

1 Amo a Jehová, pues ha oído

Mi voz y mis súplicas;

2 Porque ha inclinado a mí su oído;

Por tanto, le invocaré en todos mis días.

3 Me rodearon ligaduras de muerte,

Me encontraron las angustias del Seol;

Angustia y dolor había yo hallado.

4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:

Oh Jehová, libra ahora mi alma.

5 Clemente es Jehová, y justo;

Sí, misericordioso es nuestro Dios.

6 Jehová guarda a los sencillos;

Estaba yo postrado, y me salvó.

7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo,

Porque Jehová te ha hecho bien.

8 Pues tú has librado mi alma de la muerte,

Mis ojos de lágrimas,

Y mis pies de resbalar.

9 Andaré delante de Jehová

En la tierra de los vivientes.

10 Creí; por tanto hablé,

Estando afligido en gran manera.

11 Y dije en mi apresuramiento:

Todo hombre es mentiroso.

12 ¿Qué pagaré a Jehová

Por todos sus beneficios para conmigo?

13 Tomaré la copa de la salvación,

E invocaré el nombre de Jehová.

14 Ahora pagaré mis votos a Jehová

Delante de todo su pueblo.

15 Estimada es a los ojos de Jehová

La muerte de sus santos.

16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,

Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;

Tú has roto mis prisiones.

17 Te ofreceré sacrificio de alabanza,

E invocaré el nombre de Jehová.

18 A Jehová pagaré ahora mis votos

Delante de todo su pueblo,

19 En los atrios de la casa de Jehová,

En medio de ti, oh Jerusalén.

Aleluya.

 

 

La Segunda Lectura: Romanos 8:11-19 San Pablo describe la relación intima que existe entre la vida de un creyente y la vida de Cristo. Nuestra nueva vida en Cristo trae bendición y responsabilidad, es decir, que Dios nos da la bendición de ser sus hijos y herederos del cielo, y entonces, tenemos la responsabilidad de comportarnos como es digno de hijos de Dios.

 

11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

12Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

18Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.

 

El Versículo: Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos.

 

El Evangelio: Juan 11:17-27,38-45 Muy poco antes de entrar en Jerusalén por la última vez, Cristo muestra su poder sobre la muerte al levantar a su amigo Lázaro de la muerte.

 

17Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

 

38Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

45Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.

 

Jesús es la resurrección y la vida. ¿Crees esto?

 

Jesús hizo grandes afirmaciones durante su ministerio. Unas afirmaciones tan grandes que muchas veces, los que estaban escuchando no podían creerlas. Por ejemplo, en Juan 6 Jesús dijo a sus discípulos - De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Pero ellos dijeron - Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? O también en Juan 10:30 Jesús dijo a unos judíos - Yo y el Padre uno somos. En una frase Jesús dijo que a la vez era el Hijo de Dios y Dios mismo. ¡Como un ser humano, Jesús dijo que era Dios mismo! O vamos a Juan 2 donde Jesús purificó el templo, quitando a los vendedores de la casa de Dios. Unos judíos pidieron una señal porque Jesús pudo hacer esto y el respondió - Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Sabemos que él estaba hablando de su cuerpo, pero todavía era una afirmación grande. Jesús hizo estas grandes afirmaciones y hoy escuchamos una afirmación grandísima y de alta importancia. Jesús dijo - Yo soy la resurrección y la vida. Jesús no simplemente dijo que creía en la resurrección y la vida, sino que él mismo era la resurrección y la vida. Y la pregunta que hizo Jesús después de esta afirmación es muy importante - ¿Crees esto? Veremos que nuestra fe dada a nosotros por el Espíritu Santo nos da bendiciones porque Jesús es la resurrección y la vida.

¿Qué estaba pensando Jesús? A pesar de que estuvo cerca de Betania, él llegó cuatro días después de la muerte de Lázaro. Y aparentemente la ocasión de la muerte de Lázaro era un acontecimiento grande en Betania. Había muchos judíos que vinieron a consolar a las hermanas Marta y María. Pero Jesús llegó tarde, no para consolarlas sino para mostrarles que él era la resurrección y la vida. Jesús vino a confirmar sus grandes afirmaciones. Jesús vino a enseñarles a ellas y a nosotros qué significa creer en la resurrección.

Cuando llegó Jesús a Betania, se encontró a dos hermanas - Pero el texto de hoy nos muestra que una de ellas tenía confusión y a la vez ignorancia. Vimos a Marta en otra historia estresada por la visita de Jesús en su casa mientras su hermana María estaba sentada a los pies de Jesús escuchando sus enseñanzas perfectas. Marta estaba preocupada por cualquier cosa excepto por la palabra de su Señor. María estaba prestando su atención completamente a cada palabra que vino de la boca de su Señor. Ahora vemos lo opuesto. Marta salió a ver a Jesús mientras María se quedó en casa inconsciente de la venida de Jesús.

Pero Marta estaba confundida - Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Marta sabía que Jesús tuvo el poder de salvar a Lázaro y también el poder de pedir a Dios cualquier cosa, pero ¿por qué no actúo Jesús antes de la muerte de Lázaro? Y luego, Jesús explicó a Marta claramente - Tu hermano resucitará - Marta todavía estaba confundida diciendo - Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Marta estaba pensando en la resurrección final que enseña Daniel en 12:2 de su libro diciendo - Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. No entendía en ese momento que Jesús siendo la resurrección y la vida resucitaría a Lázaro para mostrar que sus afirmaciones eran verdades.

La pregunta clave es - ¿Creemos esto? Sabemos el fin de esta historia - Jesús resucitó a Lázaro. ¿Pero creemos que el mismo Jesús es poderoso en nuestras vidas? Tal vez estamos como María en esta historia. Nos quedamos en casa sin saber que Jesús realmente vino. En la historia parece que María simplemente no sabía que Jesús había llegado, pero no es así con nosotros. Sabemos que Jesús vino para salvar al mundo, pero a veces, no lo mostramos. Sabemos que la cosa más importante en este mundo es el mensaje de salvación - de que unas semanas después de esta historia Jesús fue a la cruz por nosotros. Pero muchas veces, nos quedamos en casa, viviendo como si no lo supiéramos. Seguimos viviendo una vida de pecado porque es más fácil, más divertido vivir sin el conocimiento de la ley y el evangelio. Porque si vivimos como ignorantes frente a quien es Jesús, realmente es un pecado en contra del tercer mandamiento y seriamos como los incrédulos que no creen en Jesús y por esto merecemos la muerte eterna.

O tal vez no entendemos completamente como Marta. En la historia Marta estaba confundida, pero luego entendió bien lo que Jesús estaba diciendo. ¿Pero qué hacemos nosotros en situaciones confusas en nuestras vidas? Cuando perdemos nuestros trabajos, cuando nuestros trabajos están demasiado difíciles y no creemos que podemos ir un día más. Cuando un familiar muere y parece que no hay ninguna razón. Cuando tantas cosas malas y difíciles aparecen en nuestras vidas y no podemos hacer ningún tipo de sentido del desorden que es la vida. ¿Qué hacemos nosotros? ¿Creemos que Jesús vino para darnos propósito? ¿O pensamos que no puede existir una vida buena o un propósito en esta vida tan terrible? Pensando así pecamos contra el primer mandamiento, dudando de que Jesús habló la verdad cuando hizo sus grandes afirmaciones.

Pero Jesús no nos dejó sin esperanza. Él dijo - ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Por el Espíritu Santo tenemos esa fe que nos ha mostrado y nos mostrará la gloria de Dios. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Jesús dio esa señal para que la gente pudiera creer que sus afirmaciones son verdaderas. Pero Jesús nos ha dado una señal mejor que la resucitación de Lázaro. En este tiempo de Cuaresma, cada domingo nos da un vistazo a la gloria de la Pascua de Resurrección y hoy tenemos un vistazo a esa resurrección. Jesús fue a la cruz del Calvario y murió para pagar por todos nuestros pecados. Pero también Jesús resucitó para asegurar nuestra resurrección. Jesús es la resurrección. Por eso, recibimos por medio de la fe, la misma resurrección. Como leemos en Romanos 8:16-17 - El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Como hijos de Dios, recibimos los beneficios que Cristo ganó por nosotros. Por eso, vamos a escuchar a Jesús diciéndonos - Ven afuera y entra en el reino de los cielos.

Y eso aplica también a la otra afirmación de Jesús - que él es la vida. ¿Pero qué significa eso para nosotros? ¡Significa que tenemos una vida nueva! Sí, vamos a tener una vida nueva después de la resurrección, pero también ahora mismo tenemos una vida nueva. Por el Espíritu Santo, creemos en Jesús - la vida. Y eso nos hace vivir diferente en esta vida. Porque todos nuestros pecados son perdonados, podemos perdonar a los demás. Porque Dios nos ha dado un propósito en esta vida - vivir por la gloria de Dios y compartir las buenas nuevas - podemos vivir vidas variables con un propósito grande. Porque ya tenemos la vida eterna con Jesús ahora podemos servir a Dios con corazones alegres. porque tenemos las nuevas más importantes, podemos compartirlas sin límite para que otros tengan la resurrección y la vida. Jesús es la resurrección y la vida. ¡Creemos esto! Amén.

 

 

 

Los Himnos:

 

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17 De tal manera Dios amó

18 Te saludo, Cristo santo

28 El profundo amor de Cristo

88 Sublime gracia

90 ¡Oh Cristo de infinito amor!

98 ¡Muerte! ¿dónde está tu horror?

105 Acuérdate de Jesucristo

107 El Señor es mi luz

 

Culto Cristiano:

46 Al contemplar la excelsa cruz

47 Cristo vida del viviente

54 ¿Vives triste y angustiado?

67 Santo Cordero

55 Jerusalén, despierta

165 Hay una fuente

202 Oí la voz del Salvador

229 Tal como soy

246 Mi fe descansa en ti

332 Dormir en Cristo

334 Morir sólo es resucitar

335 ¡Cristo vive!

337 Mi Jesús, mi Salvador


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