
Seguidores y estudiantes de Academia Cristo, a los hermanos de la iglesia luterana cristo y a los hermanos en Latinoamérica,
En los ojos del mundo que es poder? Algunos dicen conocimiento es poder. Otros dicen que dinero es poder. Algunos gastan su dinero en clases para conseguir conocimiento, otros que tienen conocimiento lo usan para ganar dinero. ¿Pero para qué? Siempre es para demonstrar poder. Poder hacer lo que quiero. Poder tenerlo de mi manera. Siempre en servicio de uno mismo. Pero Jesús cambia nuestro concepto de poder. En el texto Jacobo y Juan piden sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús en su gloria. Lo que querían era poder. Jesús les pregunta a Jacobo y a Juan, para enseñarles, si pueden tomar de su vaso o ser bautizados con el mismo bautismo de él. No entienden bien la pregunta y su respuesta es muy orgullosa. "PODEMOS." En el mensaje de hoy vamos a analizar bien la respuesta de Jesús. Vamos a escuchar sus palabras para los discipulos y entender más de que es el verdadero poder. Vamos a ver que:
Con Cristo Si, PODEMOS.
-
Podemos tomar la copa que nos toca
-
Podemos servir a todos
Marcos 10: 35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
36 El les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo
con que yo soy bautizado?
39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan.
42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.
43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.
45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Cuando leemos este texto pensamos, “¿Como es que todavía no entendían los hermanos discipulos? ¿Cómo puede ser que todavía tuvieran este concepto tan erróneo del poder? ¿Y este concepto equivocado del trabajo de Jesús? Esto es ya la tercera vez que Jesús necesita explicarles de que ser grande es hacerse pequeño.” Pero pongámonos en sus zapatos un minuto. Estos dos hermanos crecieron en una casa de judíos. Estudiaban la torá, como llamaron el antiguo testamento y esperaban la venida de un Mesías. Ya crecidos eran pescadores y en el barco de su padre Zebedeo. Después de una noche larga sin éxito su compañero Simón en otro barco les señaló para que le ayudaran con una pesca milagrosa que Jesús le había brindado. Y les llamó a Jacobo y Juan a seguirlo, junto con Simón y su hermano Andrés. Y muchas veces Jesús les llamo aparte con Pedro para cosas especiales, como su círculo interno. Ya habían visto la gloria de Jesús en la transfiguración.
Habían visto muchas cosas con Jesús y eran convencidos de que el era el Mesias prometido de quien habían aprendido desde niños. Estaba aquí por fin para traer el reino de Dios y establecer su trono. Ya no más estarían los judíos bajo la opresión de los romanos. Y en nuestro texto ya estaban rumbo a Jerusalén. Muy pronto iba a pasar, y Dios mostraría todo su poder y gloria. Y Jacobo y Juan iba a verlo todo y estar con el Mesías. ¡Que honor! Pero imaginándose esa grandeza ya querrían más.
35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
36 Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
Muy ambiciosos, ¿no? Pero también notamos la manera en que pidieron esa cosa tan ambiciosa, con una petición preliminar, para que Jesús se comprometa sin saber lo que iban a preguntar. Pero Jesús es mas sabio que eso. Y pregunta lo que quieren. Le dicen, concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Querrían que cuando Jesús acabara con establecer su reino ellos tengan posiciones de poder bajo él. Y sabían que Jesús tenía el poder para hacer lo que querrían. Sabían que era Dios, el Mesías. Habían visto su poder y querrían compartir en parte este poder. Pero no pensaban en el sacrificio que le tocó a Jesús, que deberían de acordarse de Isaías 53 que dice, “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.” Eso habló también del Mesías, el servidor sufriente.
¿No pensaríamos así nosotros, si fuéramos en su posición? ¿Aun hoy en día no somos así? ¿No queremos el poder de Dios? Claro apreciamos a Dios y por eso estudiamos su palabra, para que crezcamos en ella. Para que nuestra fe sea grande. Esto es ambicioso como los hijos de Zebedeo. Y querer crecer no es mal. Pero ¿para qué? ¿Para nuestro propio estatus, o para que tengamos poder espiritual sobre otros? Allá vemos la clave, si nos elevamos a nosotros mismos más que otros nos ponemos en el lugar de Dios. El primer mandamiento de Dios es que no tengamos dioses delante de él y que no inclinemos ni honremos a ellos. Pero si nos pensamos más importante que otro o queremos poder sobre el otro nos volvemos nuestro propio Dios. Eso es una forma de idolatría que cometemos. Y pasa mucho cuando tenemos un concepto equivocado de que es poder.
Regresamos al texto. Cuando los hermanos piden lugares de poder, ¿esperamos que? ¡Ay, vamos, Jesús los va a regañar! Pero no lo hace. Aquí tiene paciencia con ellos y cumple el primer mandamiento mostrando el amor de Dios. Y lo hace con una pregunta muy curiosa para que entiendan el error de su actitud.
38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
No saben lo que piden. ¿Pueden tomar la copa mía y ser bautizado como yo?
Seguramente pensaban que esa copa y bautismo fue algo grandioso que iban a recibir en su reino.
¿Y que dicen ellos en sus mis entendimientos de poder, y llenos de orgullo? “PODEMOS!” Así decimos también cuando nos sentimos dignos de la gloria de Dios. Pero Jesús nos dice lo que podemos hacer:
Podemos tomar la copa que nos toca. ¿Y que es el vaso, o la copa a que Cristo refiere? Vemos a Jesús nuevamente usar esta palabra cuatro capítulos después. El Jueves Santo, después de instituir la Santa Cena y cantar Salmos con los discipulos llegan a un lugar que se llama Getsemaní, para orar. A cierto punto deja a los discipulos y lleva con si ¿a quién? a Jacobo, a Juan, y a Pedro. Les dice que se siente en su alma una tristeza de muerte y que se mantengan despiertas mientras ora. “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” Esta es la copa a que se refiere Jesús, su sufrimiento. Y mientras tanto esos discipulos se dormían. Aun en Getsemaní los discípulos no entendían que significaba la copa, el sufrimiento. Ni el bautismo de que hablaba Jesús en el texto.
¿Y que es el bautismo a que Cristo refiere? No hablaba de cuando Juan el bautista lo bautizó. En el contexto Jesús hablaba de su muerte. Su ultimo sufrimiento, cuando fue bañado en su propia sangre, como había dicho justo antes del texto de hoy, “He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.”
Es que Cristo subía a Jerusalén para eso, para cargar los pecados del mundo. Por todas las veces que buscamos poder y gloria por nuestro propio beneficio. Él mostro su poder en esto, que sufrió y murió para pagar por nuestra idolatría. Y nuestro pecado murió con él en la cruz también. Ya no tienen poder sobre nosotros.
Ya con Cristo podemos… tomar la copa que nos toca. Ay. ¿Pensaste que iba a decir que ya vivimos completamente tranquilos en este mundo? No es así. Cristo nos llama a sufrir por él y estar disponible aun a morir. Esto no nos gana la salvación, porque ya la tenemos. Solo por lo que hizo Cristo podemos seguir en su camino. Y si lo seguimos vamos a ver sufrimiento también. Como Jacobo y Juan. Juan terminó su vida aislado en la isla de Patmos y Jacobo fue martiriado. Les tocó una copa, pero eso no se compara con la gloria que disfrutan ahora en el cielo. A nosotros también nos va a tocar tomar nuestra copa. Y con Cristo podemos.
Pero entonces, ¿para quién esta preparado el sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús? Realmente Jesús no nos da una respuesta, así que lo dejamos en las manos del Padre, y oramos como Jesús, “No lo que yo quiero, sino que tú.” Así nos enseña de que se trata poder. En Cristo podemos tomar la copa que nos toca y podemos servir a todos los demás, como él explica a los discipulos en los últimos versículos:
41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan.
42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.
43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.
45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Los diez otros discipulos tenían la misma idea equivocada del poder. Tenían celos y también orgullo. Pero Jesús, en cambio, mostraba paciencia y mantenía la paz. Los llamó a todos los discipulos y les dijo, “Mira cómo funciona el mundo con los que son ‘tenidos’ por gobernantes, entre las naciones.” Jesús está mayormente hablando de los romanos. Nunca pecó hablando mal de ellos, pero lo que es pecado tuvo que llamar pecado. Sigue Jesús, “Mira como enseñorean su autoridad sobre los otros.” Los discipulos entendían eso bien porque vivían como judíos bajo la opresión de los romanos. Pero aquí viene algo importante que dijo Jesús. “No será así entre vosotros.” Eso es más que un mandato. Es un hecho. Pero ¿por qué no será así? “Porque el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sin para dar su vida en rescate por muchos.” “Por eso,” Cristo dice a ellos, “pueden servir a todos, porque yo vine para servirles a ustedes.” Y por eso hermanos, PODEMOS servir a todos. Porque Cristo sirvió a todos, y vino para dar su vida en rescate por muchos. ¿Y quiénes son los muchos? Son todo el mundo.
No lo hizo para ganarse poder. Ya era Dios desde siempre, ya tenía todo el poder. Pero ¿cómo mostró su poder? Tomó su copa, sufrió, y murió en la cruz. ¿Y a su derecha y a su izquierda? No eran sus discipulos más ambiciosos, sino dos criminales. Se hizo como ellos. Colgar en una cruz al mundo no se ve como una posición de poder, pero allá es donde Jesús venció la muerte. Y cuando resucitó ya entendían los discipulos algo de poder. Poder en Cristo es ser servidor sufriendo. ¿Para qué? Para la gloria de Dios. No es pedir posiciones de poder. Es humillarse, y así poder servir otros y darles bendiciones que Dios tiene planeado para uno dar.
Yo no sé qué sufrimientos tiene usted, poque cada uno toma de su propia copa. Pero yo sé no le toca sufrir lo que Jesús sufrió por usted. Mi oración es que Cristo le guia y da el poder de aguantar. Porque este sufrimiento no se compara con la gloria que le espera en el cielo. Y mientras tanto, mientras el sufrimiento de este mundo vivimos en la gracia de Dios. Pablo escribe a los Romanos, en capítulo 6, “3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva… 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”
Yo no sé exactamente la situación de usted, y como puede servir. Pero yo se que cada uno tiene una oportunidad, sea en acciones, palabras, o con sus oraciones. Sea con sus familiares, compañeros de oficina, o alguien con quien se encuentra en el mercado. Siempre ponemos el otro encima de nosotros. Así hizo Cristo cuando vino al mundo. No podemos hacer lo que hizo y salvarnos, pero con Cristo podemos tomar nuestra copa y servir a todos. Amen.
Oración:
Dios nuestro Padre celestial. Te damos gracias por la bendición de tu Palabra con la cual nos fortalezas en nuestra fe en ti.
Bendice todos los lugares en que tu Palabra es predicado
Pedimos que sigan bendiciendo la Iglesia Luterana Cristo y sus miembros, Academia Cristo y los estudiantes.
Oramos por los enfermos:
1. Hermanos Cajas de Mexico.
2. Tratamiento de Alexandra Restrepo de Medellín
3. Socorro de Medellin.
4. Tratamiento de Patricia hermana de Nury
5. Salud de Jorge, hermano de Juan García en Mexico
6. Mariano y Atanasio de Quibdó
7. papá de doña Piedad, Nelly la mamá de Ana, Rocio la Mama de Gloria Chica.
8. Luis Astudillo y Antonio Ullola son los padres de nuestros hermanos en punta de Mata Venezuela
16. Oración Por los tratamientos médicos de Silvia y Andrés.
Todo esto ponemos en tus manos, que siempre se cumpla tu voluntad. Amen.
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