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Servicio - 23 agosto 2020

El duodécimo domingo después de pentecostés

(Verde)

 

Tema del día: Las promesas de nuestro Señor Jesucristo dan consuelo a nuestros corazones preocupados, calman todas nuestras dudas, y nos fortalecen en la esperanza segura del cielo.

La Colecta: Todopoderoso y eterno Dios, que estás siempre más presto para oírnos que nosotros para suplicarte, y acostumbras dar más de lo que pedimos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia, perdonándonos todo aquello por lo que nuestras conciencias estén temerosas, y dándonos los bienes que no somos dignos de pedirte, sino por los méritos y la mediación de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

La Primera Lectura: 1 Reyes 19:9-18 Al estar desilusionado y desesperado por la incredulidad del pueblo de Israel, el profeta Elías pensaba que era el único creyente fiel que quedaba vivo. Y entonces, Dios, después de mostrarle su gran poder, apareció a Elías en un suave murmullo y le aseguró que no era el único. Dios iba a guardar a su santo profeta con su mano protectora.

9Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? 10El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 11El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 14El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 15Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 16A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. 17Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. 18Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.

El Salmo del Día: Salmo 27

Salmo de David.

1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?

Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,

Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

3 Aunque un ejército acampe contra mí,

No temerá mi corazón;

Aunque contra mí se levante guerra,

Yo estaré confiado.

4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;

Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;

Me ocultará en lo reservado de su morada;

Sobre una roca me pondrá en alto.

6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,

Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;

Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;

Ten misericordia de mí, y respóndeme.

8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.

Tu rostro buscaré, oh Jehová;

9 No escondas tu rostro de mí.

No apartes con ira a tu siervo;

Mi ayuda has sido.

No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.

10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,

Con todo, Jehová me recogerá.

11 Enséñame, oh Jehová, tu camino,

Y guíame por senda de rectitud

A causa de mis enemigos.

12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos;

Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.

13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová

En la tierra de los vivientes.

14 Aguarda a Jehová;

Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;

Sí, espera a Jehová.

 

La Segunda Lectura: Romanos 9:1-5 El apóstol Pablo tenía un corazón pastoral y no quería que nadie se perdiera. Y entonces, en esta lectura lamenta el hecho que la mayoría de sus hermanos judíos habían rechazado a Jesucristo.

1Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. ¡Aleluya!

El Evangelio: Mateo 14:22-33 Los discípulos tenían miedo al ver lo que pensaban que era un fantasma, pero Cristo calmó sus dudas al decir, "Soy yo. No tengan miedo." Cuando Pedro empezó a dudar, Cristo lo sostuvo con su mano poderosa. Y luego al calmar el viento, Cristo les fortaleció a sus discípulos en la confianza que él era el Hijo de Dios. En la misma manera, al estar nosotros débiles y desesperados, Dios en su gracia nos ayuda y nos fortalece.

22En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

28Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

DIOS VENCE LAS TORMENTAS EN NUESTRA VIDA

Pensemos en las cosas que nos hacen sentir desilusión y desespero en este mundo: Los enemigos que conseguimos por diferentes motivos, las enfermedades que batallamos con ellas cada día de nuestras vidas, las diferentes situaciones que vivimos dentro de nuestra familia cuando hay problemas de alcohol o drogas, cuando es imposible mantener un dialogo con las personas que compartimos cada día y todo lo que se habla se convierte en turbulencias. El domingo pasado y como este encontramos en este capitulo 14 de Mateo como el reino de los cielos estaba en todo su resplandor por los milagros que hizo Jesús. El Domingo pasado aprendimos que estamos en manos de la Divina Providencia y hoy confesamos que esta Divina Providencia cumple sus promesas. Todos nosotros crecimos creyendo en las palabras de los demás pero hoy en día el valor de la palabra de una persona se ha perdido por la mentira y la conveniencia del hombre pero hay una palabra que nunca cambia de valor, nunca miente y es la Palabra de Dios. En ella encontramos la promesa que Dios cuida a sus hijos, los creyentes, de una manera especial y de una manera sobrenatural como lo vivió el mismo rey David y lo escribio en este salmo para este día 1Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Salmo 27:1. Encontramos en este versículo palabras muy interesantes que animan nuestra fe y confianza en nuestro Dios como luz, salvación, fortaleza y esto en oposición al temor producido por algo o alguien, así como lo vivieron los apóstoles de Jesús cuando estaban en la barca y estando en medio del mar empezó a ser azotada por las olas porque el viento era contrario. Así como el profeta Elías estando escondido por miedo a Jezabel quien lo había amenazado de muerte porque él mató a sus cuatrocientos cincuenta profetas paganos que le rendían culto a Baal. Pero el pecado hizo dar miedo a los apóstoles en la barca, el pecado hizo que Elías se escondiera dudando de la protección de Dios y nosotros cuando tenemos nuestras tormentas en nuestras vidas confiamos en nosotros mismos, buscamos ayuda en los hombres, queremos invocar lo sobrenatural usando la hechicería y finalmente nos enojamos con Dios pecando así en contra de los tres primeros mandamientos porque creemos que buscando otro dios solo se puede solucionar la tormenta que estamos viviendo.

Jesús tuvo compasión de sus apóstoles, así como lo tuvo el mismo Dios con Elías, y también tiene esa compasión con cada uno de nosotros, dice el evangelio para hoy 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. En la madrugada cuando tal vez los discípulos se vieron perdidos llego Jesús en su ayuda. Elías también experimento la ayuda de Dios en su momento crítico 12Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 1 Reyes 19:12-13. Elías escucho la Palabra de Dios al igual que los apóstoles en el versículo bíblico para hoy escuchamos 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis! Notemos bien la respuesta de Jesús cuando ellos creyeron ver un fantasma, estas son solo palabras del Evangelio, tener ánimo, no tener miedo porque Jesús es Dios cuando usa el YO SOY nos está diciendo que Él tiene todo bajo control, nada se sale de sus manos. Pero nuestro orgullo pecaminoso en oportunidades solo acepta la ayuda que creemos necesaria, la cual pensamos que es la necesaria porque así lo consideramos igualándonos a Dios, cuántas veces hemos aconsejado a Dios que nos ayude de la manera que deseamos, así como Pedro 28Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Pedro confió en sí mismo al igual que nosotros, pero el Señor nos deja que estemos a punto de ahogarnos en nuestro orgullo pecaminoso y el Espíritu Santo hace que gritemos ¡Señor, sálvame! Cuando en las tormentas de nuestra vida clamamos a Dios que nos salve es porque estamos diciendo que confiamos en su voluntad, le estamos diciendo que Él sabe lo mejor para nosotros, así como lo hizo por Pedro 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

La peor tormenta que hemos tenido en nuestras vidas es la espiritual, cuando éramos enemigos de Dios porque la Biblia nos dice que éramos hijos de ira como lo enseña Efesios 2:3. El Espíritu Santo nos sacó de esa tormenta de ser enemigos de Dios y ser castigados eternamente en el infierno y nos dio la fe en Jesús y confesamos hoy como lo hicieron sus apóstoles: 33Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Jesús al ser el Hijo de Dios nos asegura que Él si es el Mesías, el prometido de Dios quién cumplió todas las exigencias que el Padre nos manda y lo hizo por amor a cada uno de nosotros. Jesús como nuestro sustituto sabia lo necesario de tener la ayuda del Padre Celestial y por lo tanto nuestro pasaje nos dice que 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte si interpretamos este versículo dentro de nuestro contexto en su naturaleza humana Jesús dio gracias por permitir alimentar a más de quince mil personas y ahora estaba pidiendo por la tormenta que iba a pasar sus discípulos y oro perfectamente como también lo presenta el texto de hoy para que nosotros fuéramos perdonados que en medio de las tormentas en nuestras vidas pecamos al no orar al Señor. Pero somos ya perdonados, somos hijos de Dios que creemos también por la obra del Espíritu Santo que el Hijo de Dios pagó por todos nuestros pecados en la cruz Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; Juan 19:17 todo su sufrimiento lo llevo Jesús paso a paso, la tormenta que vivió con cargar la cruz hacia el Gólgota no era fácil porque ya estaba lastimado físicamente, pero Él solo pensaba en cada uno de nosotros y por lo tanto sufrió toda esta tormenta del castigo por nosotros, para que nosotros no fuéramos castigados por el Padre. Y al resucitar nos muestra el triunfo sobre el diablo que es el padre de las tormentas, las dudas, las desilusiones, y es por lo que Dios quiere que pongamos nuestras tormentas, aflicciones, miedos, temores y todo lo que nos quita paz espiritual y en este mundo en sus manos.

Dios en oportunidades trabaja de una manera visible que nos damos cuenta como ha quitado nuestras tormentas, cuando él nos enseña a vivir con una enfermedad, cuando nos enseña a orar por el enemigo y no a contender con él, cuando nos lleva a agradecer por el pan diario que nos da, cuando entendemos que este mundo es pasajero y por culpa del pecado se destruirá el mundo, pero nosotros saldremos vencedores a la eternidad con Dios. Pero también puede trabajar silenciosamente y esto es cuando en medio de la tormenta en nuestra vida oramos y no vemos que nada visible pase para cambiar la tormenta, pero Dios está trabajando dentro de nosotros y Él está usando esta tormenta en nuestras vidas con el propósito que nos enseña Romanos 5:3-5 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. No vemos nada visible porque está trabajando dentro de nosotros haciendo que esta tribulación produzca en nosotros paciencia, nos está enseñando que no es conforme a nuestra voluntad, que no es de acuerdo con la carrera que tengamos, sino que va creando en nosotros paciencia para no ser como Pedro que nos tiramos al agua confiando en nosotros mismos. Esta paciencia nos enseña a ver nuestra tormenta en nuestra vida como una prueba, así es, una prueba de fe que nos lleva por la obra del Espíritu Santo a confiar más en el Padre, es la manera de pulirnos, es la manera de mostrar a otros como nos ha cambiado y esto está conectado con nuestra salvación, con la esperanza del Cielo.

Hermanos la biblia nos demuestra una vez más que estamos en las manos de Dios, nuestro creador y Salvador y solo podemos concluir este mensaje en este día que todo lo que pasa en nuestras vidas es para nuestro bien. Amén

 

Los Himnos:

Cantad al Señor:

51 Dios de gracia, Dios de gloria

53 Seguidme a mí

81 Con Dios no temeremos

82 Bien sé en quien creo

83 Con qué paternal cariño

84 Cristo buen pastor, orienta

85 No me abandones, Dios

86 Oh Cristo, nuestro gozo y bien

87 Oh Dios eterno

107 El Señor es mi luz

 

Culto Cristiano:

202 Oí la voz del Salvador

239 El rey de amor

240 En Jesucristo se halla la paz

242 Jesús es mi pastor

246 Mi fe descansa en ti

251 ¡Oh qué amigo nos es Cristo!

253 A los pies de Jesucristo

254 ¡Firmes y adelante!

272 Me guía Cristo

273 Mi mano ten

274 No temas y


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