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El sexto domingo de la pascua

(Blanco)

 

Tema del día: Nuestro Salvador nos prepara para su ascensión.

 

La Colecta: Señor, ya que nos prometiste dar todo lo que pidamos en el nombre de tu Hijo unigénito: Enséñanos a nosotros y a todos los santos a orar bien, ofreciéndote nuestra adoración y alabanza; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Hechos 14:8-18 Nuestro Señor ascendido ahora no predica personalmente el evangelio de salvación, sino utiliza predicadores fieles como Pablo y Bernabé, los cuales con la ayuda del Espíritu Santo predicaron el amor de Dios. Cuando la gente de Listra quería adorar a ellos, Pablo y Bernabé dio toda la gloria a Dios.

 

8Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. 11Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. 13Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. 16En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. 18Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.

 

El Salmo del Día: Salmo 65

 

Al músico principal. Salmo. Cántico de David.

1 Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios,

Y a ti se pagarán los votos.

2 Tú oyes la oración;

A ti vendrá toda carne.

3 Las iniquidades prevalecen contra mí;

Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás.

4 Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti,

Para que habite en tus atrios;

Seremos saciados del bien de tu casa,

De tu santo templo.

5 Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia,

Oh Dios de nuestra salvación,

Esperanza de todos los términos de la tierra,

Y de los más remotos confines del mar.

6 Tú, el que afirma los montes con su poder,

Ceñido de valentía;

7 El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas,

Y el alboroto de las naciones.

8 Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.

Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.

9 Visitas la tierra, y la riegas;

En gran manera la enriqueces;

Con el río de Dios, lleno de aguas,

Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

10 Haces que se empapen sus surcos,

Haces descender sus canales;

La ablandas con lluvias,

Bendices sus renuevos.

11 Tú coronas el año con tus bienes,

Y tus nubes destilan grosura.

12 Destilan sobre los pastizales del desierto,

Y los collados se ciñen de alegría.

13 Se visten de manadas los llanos,

Y los valles se cubren de grano;

Dan voces de júbilo, y aun cantan.

 

 

La Segunda Lectura: Apocalipsis 21:10-14,22-23 En esta visión, Dios muestra al Apóstol Juan una nueva Jerusalén que representa el cielo en toda su gloria. Esta nueva Jerusalén no tiene necesidad de sol ni de luna, porque Dios, la luz del mundo, morará en medio de ella.

 

10Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. 12Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; 13al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas. 14Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

22Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. 23La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

 

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él. Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. ¡Aleluya!

 

El Evangelio: Juan 14:23-29 Jesús, en la noche antes de su muerte, anunció a sus discípulos que iba a dejarlos para ir a su Padre. Pero en su amor, les prometió enviar su Espíritu Santo para enseñarles todas las cosas. Aunque no lo podemos ver, Cristo nos da la paz que el mundo no puede dar.

 

23Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

25Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. 27La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. 28Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. 29Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.

 

 

HERMANOS EN LA PASCUA EL SEÑOR SE HA MANIFESTADO A NOSOTROS

 

Tenemos recuerdos importantes en nuestras vidas, la última vez que vimos a la persona que amamos en este mundo con vida, tenemos guardado este recuerdo en nuestro corazón, su sonrisa, escuchamos su voz y hasta nos emocionamos al escuchar la canción favorita que tenía. Los recuerdos se olvidan fácilmente porque solo nos acordamos de ellos cuando vemos la foto de esta persona o escuchamos la canción preferida, puesto que nuestra mente está siempre concentrada en las cosas de este mundo. Todos nosotros sabemos que este mundo está girando a velocidades exageradas, nosotros siempre decimos que un día es cuando el mundo le da en su rotación una vuelta al sol y la luna, pero cuando vemos nuestras vidas, inmediatamente parece que vamos mucho más rápido que el mundo, hace poco escuche hablar a un hermano frente al crecimiento de los hijos, “han crecido en un abrir y cerrar de ojos”, lo que quiero mostrar con lo que estoy diciendo es que en este mundo todo es pasajero, todo es efímero, este mundo no será eterno.

 

Tiene mucho sentido de no ser eterno porque el pecado abunda inmensamente, Pablo y Bernabé en la primera lectura para este día muestra que es este mundo: vanidades, la idea original que hay detrás del término es “aliento [aire que se expulsa al respirar]”; esa idea cobra mucha vida en un día frío, al observar lo rápido que el aliento visible se desvanece. Santiago usó este pensamiento cuando escribió: “¿Qué es tu vida? Ciertamente es neblina [vapor, en otras versiones] que se aparece un poco de tiempo, y luego se desvanece” Santiago 4:14. Por ser tan fugaz e inestable, la vida parece: fatua, frustrante, sin propósito, vacía; en una palabra, “vana”. Pablo y Bernabé enseñaron a los de Listra que este mundo tiene muchos dioses, aun el mismo hombre se ha hecho un dios y es por lo que todo lo que pasa en esta vida esta lleva de vanidad. ¿Pero reconoces la vanidad en tu vida? Y la única respuesta que podemos dar cada uno de nosotros es un rotundo sí. Como cristianos conocemos los mandamientos, en oportunidades sabemos usarlos como freno, espejo y guía, pero por nuestra vanidad pasamos por alto los mandamientos de Dios. Por nuestra vanidad hemos sido dioses de nosotros mismos, cada vez que pecamos es porque queremos estar por encima de Dios, su Nombre y Palabra; somos vanidosos cuando no nos sometemos a los que tienen autoridad sobre nosotros, padres, gobierno y líderes de la iglesia; somos vanidosos cuando creemos que somos dueños de nuestras vidas y aceptamos la eutanasia, el aborto, el suicidio; somos vanidosos cuando el adulterio y la fornicación hace parte de nuestras vidas porque creemos que Dios se equivoca al mandar solo la vida sexual dentro del matrimonio; somos vanidosos cuando ambicionamos los bienes de los demás y por esto robamos y hacemos cualquier triquiñuela con tal de quedarnos con los bienes, el esposo o esposa de los demás y nuestra vanidad se ve en su esplendor cada vez que hablamos, queremos mostrar que somos mejores que otros y es por esto que mentimos, hacemos chismes y lo único que nos importa es solo el yo por encima de todo. Nuestra vanidad merece ser condenada y castigada en las profundidades del infierno porque nuestro viejo hombre quiere tener paz con este mundo y no con Dios.

 

La pregunta que hizo el apóstol Judas, no el Iscariote, nos ayuda a entender porque es importante para nosotros vivir en la paz que viene del cielo, Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? El mensaje es claro en esta pregunta, el mundo no tiene nada que ver con Dios y la obra de Jesús porque ha rechazado la Palabra, Jesús mismo dijo: 24El que no me ama, no guarda mis palabras, le ha rechazado y ama el pecado, el mundo por naturaleza es dominado por el diablo. Pero nosotros si podemos hoy por la obra del Espíritu Santo confesar que el Señor se ha manifestado en nosotros y lo vemos en lo que Él nos dice: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Aquí encontramos el sentido de leer y escudriñar las Escrituras como creyentes porque esta Palabra donde el Espíritu Santo está actuando hace que conozcamos el amor del Padre por medio de Jesucristo y por el poder de ésta misma el Padre y el Hijo viven dentro de nosotros, no creamos que ellos están divididos para vivir en pequeñas porciones dentro de nosotros, su presencia en nuestro ser es completo, único y poderoso. Pablo en Listra como lo leímos en la primera lectura habló del conocimiento natural de Dios a estos hombres y leemos 17si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. Hechos 14:17. Pero este conocimiento no nos salva, sólo nos salva el conocimiento por las Escrituras nos da la Salvación y es por lo que Jesús nos dice que se manifiesta a nosotros y no al mundo por medio del Espíritu Santo, 26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Al ver la naturaleza, creada por Dios, solo podemos agradecer las bondades de Él para sostenernos en este mundo, pero cuando estamos leyendo las Escrituras el Espíritu Santo hace su trabajo dentro de nosotros y nos lleva al nombre de Jesús, quien no fue vanidoso por nosotros, el mismo Espíritu nos enseña y recuerda la obediencia de Jesús al Padre, nuestra vanidad no nos deja ser obedientes pero por la obediencia de Jesús somos perdonados y en estos versículos podemos apreciar esta obediencia: la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió y en un versículo más adelante dijo: porque el Padre mayor es que yo. Jesús en su naturaleza humana se sometió perfectamente al Padre, Él da toda la Gloria al Padre al decir que la Palabra que ha predicado no es de Él y al reconocer que el Padre es mayor que Él, Jesús no está diciendo que no es Dios, Él dice que vivió por la Palabra que el Padre le dio y aquí vemos su humildad perfecta por amor a cada uno de nosotros y es por lo que nosotros somos perdonados. Pero El Espíritu Santo nos lleva a confesar este poderoso mensaje, vivir constantemente movidos por este versículo 27La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. No tengamos miedo a este mundo porque pertenecemos al Reino de los cielos por la obra de Jesús hecha en la cruz, allí se sacrificó por nuestra carne vanidosa y al cargar todas nuestras vanidades en la cruz el Padre en los cielos le castigó y nos dio a nosotros el perdón, no tengamos miedo a la muerte, no tengamos miedo al juicio de Dios porque nuestro sustituto, Jesús está por delante de nosotros y todo esto el Espíritu Santo hace que lo creamos porque confiamos en su promesa la cual dijo Jesús 28Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre. Jesús vendrá y ese día iremos en cuerpo y alma a la nueva Jerusalén, a la Santa ciudad, por esto no tengamos miedo a la muerte, ni al juicio porque estaremos en este lugar adorando con los otros creyentes al Dios Trino y verdadero, hoy le adoramos y damos gracias unidos al salmista, Salmo 65:3 Las iniquidades prevalecen contra mí; Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás. Pero cuando estemos en la Santa ciudad nuestra vanidad ya no existirá, allí viviremos sin nuestro pecado y nuestras debilidades, allá en el cielo adoraremos perfectamente al Dios Trino y viviremos con Él por siempre en perfección.

 

Mientras llega ese día que estemos adorando a nuestro Dios en la Santa ciudad, el Espíritu Santo mantiene controlado a nuestro viejo hombre, a nuestra vanidad y es por lo que necesitamos dejarnos influenciar por Él y amar la Palabra de Dios al usarla como guía, como ciudadanos del reino de Dios cada día necesitamos alimentarnos de las Escrituras. Cada día demos gracias a ÉL porque provee todo lo que necesitamos para vivir en este mundo, el salmo para hoy dice: 9Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones. Él rio de Dios hace que las bendiciones del techo, la comida y el vestido estén aseguradas y es por lo que la manera de controlar nuestra vanidad con las cosas materiales es siendo felices con lo que tenemos, nunca perdamos de vista la mansión celestial que nos espera y que una mansión terrenal no nos quite el cielo. También damos gracias a Él con nuestras vidas, las Escrituras nos llevan a vivir no de acuerdo con la vanidad de nuestra carne sino con nuestro nuevo hombre de la siguiente manera: 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 25Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. 26Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:24-32. Amén

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17 De tal manera Dios amó

19-23 Los himnos para la Resurrección

28 El profundo amor de Cristo

81 Con Dios no temeremos

82 Bien sé en quien yo creo

83 Con qué paternal cariño

85 No me abandones, Dios

86 Oh Cristo, nuestro gozo y bien

87 Oh, Dios eterno

 

Culto Cristiano:

52 Jesús, mi Salvador

165 Hay una fuente

189 Ser infinito

219 Roca de la eternidad

240 En Jesucristo se halla la paz

246 Mi fe descansa en ti

254 Firmes y adelante

272 Me guía Cristo con su amor

403 Estad por Cristo firmes

406 Luchad, luchad por Cristo


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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