
Servicio - 22 marzo 2020
El cuarto domingo de cuaresma
(Púrpura)
Tema del día: Nuestro Señor nos llama al arrepentimiento y por su muerte nos asegura que tenemos el perdón de los pecados y la salvación. Respondemos ante tal amor con vidas de servicio a él.
La Colecta: Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial: Tus misericordias son nuevas cada mañana, y pese a que no merecemos tu bondad de ninguna manera, tú provees abundantemente todas nuestras necesidades de alma y cuerpo: Concédenos, te rogamos, tu Espíritu Santo para que reconozcamos tu bondad misericordiosa para con nosotros, te damos gracias por todos tus beneficios y te sirvamos de buena voluntad; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Oseas 5:15-6:3 Oseas el profeta anima a la gente, “Venid y volvamos a Jehovah,” porque Dios es misericordioso y quiere dar la vida eterna a todo aquel que en él cree.
15Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.
6
1Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 2Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. 3Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.
El Salmo del Día: Salmo 42
Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.
1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
6 Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8 Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
10 Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
La Segunda Lectura: Romanos 8:1-10 ¡Cuán bello es el evangelio! “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” Cristo cumplió con la ley de Dios y ganó por nosotros la salvación. Por lo tanto, nosotros, motivados por este evangelio, responderemos llevando vidas de agradecimiento y servicio a nuestro Salvador.
1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
El Versículo: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él no se pierda, mas tenga vida eterna.
El Evangelio: Mateo 20:17-28 En esta lectura Cristo sigue en su camino hacia Jerusalén en donde va a morir por los pecados del mundo, pero los discípulos todavía no entienden completamente porque ha venido a este mundo, y entonces discutan entre sí cual es el más importante, pero Cristo nos anima a tener la misma actitud que él, que “no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate de muchos.”
17Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: 18He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; 19y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.
20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. 21El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 22Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. 23El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. 24Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. 25Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
JESÚS NOS LLAMA AL MINISTERIO DEL SERVICIO
Estoy viendo una serie en una de las plataformas virtuales donde cuenta una historia de un hombre que trabajaba para su gobierno, su cargo era sin importancia para muchos porque era el secretario de hacienda y vivienda. Este hombre a raíz de un cambio que tuvo su país paso de ser un simple funcionario olvidado a ser el presidente de la republica de su estado, esto llevo a cambios radicales en su vida porque ya tenía una cantidad de personas a su servicio, hasta su familia sufrió con su cambio puesto que también ya eran el centro de atención de todos los funcionarios que solo se les paga para que les sirvan. Nosotros no necesitamos ser presidentes de la república para querer vivir de esa manera porque por naturaleza nos gusta ser servidos, la actitud pecaminosa de la ambición en el servicio de la madre de los hijos de Zebedeo, Juan y Jacob, la conocemos muy bien porque hemos caído en ella por ignorancia o a propósito. Solo basta con ver nuestro comportamiento en un restaurante y tenemos la actitud de que porque estamos pagando tienen que servirnos a nosotros olvidando a los demás, realmente nuestra relación con el tema de ganar y merecer está muy relacionado con ver que las personas nos puedan servir siendo ambiciosos en el servicio.
Nuestra actitud pecaminosa de ver a Dios como un simple sirviente para su creación y ver al prójimo como alguien que tiene que servirme porque yo tengo una mejor posición económica o un puesto en el trabajo donde todos tienen que obedecerme muestra nuestra capacidad de pecar en contra del primer y cuarto mandamiento porque olvidamos principios bíblicos tan claros como el que nos enseña la Biblia en Efesios 5:21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. y la aplicación al primer mandamiento que nos dice en Mateo 4:10 Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Cuando empezamos a pensar y a sentir que todo el mundo, incluido Dios tiene que servirnos solo llegamos a ser iguales no solamente a esta madre sino también a Juan y Jacobo que creyeron que podían hacer un mérito para que Dios les concediera la petición que había hecho su madre de ponerlos en el reino de Dios uno a la derecha y el otro a la izquierda y la respuesta a esta pregunta que Jesús les hizo 22No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. La respuesta de ellos muestra nuestra actitud de pensar a toda hora que todo lo merecemos, que todo lo hemos ganado. es necesario hacer un paro en el camino y reconocer que nadie tiene porque servirnos, ni aún Dios porque lo único que merecemos es estar eternamente castigados por no dar el fruto que nuestro Dios manda que demos cumpliéndose Mateo 3:10 todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
Es increíble hasta donde alcanza la bondad y misericordia de Dios con cada uno de nosotros, la vemos plasmada en esta historia bíblica para este cuarto domingo del tiempo de cuaresma. La esposa de Zebedeo, sus hijos, los apóstoles que se enojaron al ser testigos de esta petición, usted y yo podemos ver como se cumplieron estas palabras de nuestro Señor Jesucristo que dijo: 28el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Tanto ellos como nosotros por no dar los frutos que nuestro Dios pide necesitamos ser rescatados del fuego eterno y castigador. Esto lo logró nuestro Padre de los cielos enviando a Jesús para Jerusalén, es por este motivo que es importante este pasaje para hoy porque nos ilustra como nos rescató y cuál era el propósito del viaje de Jesús 17Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: 18He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; 19y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará. Jesús dio el fruto que nosotros no damos y lo dio ofreciendo su vida por nosotros, el Padre exige el castigo para todo árbol de mal fruto como lo somos nosotros y Jesús se ofreció como ese fruto perfecto por el cual nosotros recibimos el perdón de nuestros pecados del primer y cuarto mandamiento por la ambición por el servicio, con su muerte nos ganó para que el Padre en los cielos a través del sacrificio de Jesús nos rescatará de ir al infierno eterno.
Pero estas buenas noticias no paran aquí, la Biblia nos reafirma que Jesús fue un servidor por excelencia, su único propósito de estar dentro de nosotros en este mundo era cumplir la voluntad perfecta exigida por el Padre y por lo que vemos como no pecó buscando que le sirvieran y en esta respuesta vemos su vida perfecta 23 el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. Jesús sabía que él era un servidor de su Padre, entendía lo necesario de no fallarle al Padre porque estaba en juego nuestra eternidad y es por esto que sirvió perfectamente para que nosotros no fuéramos echados en el infierno eterno sino rescatados para la promesa eterna del cielo, ese lugar donde no habita el pecado, la muerte ni el diablo porque estar al lado de Dios es vivir perfecta y eternamente a su lado.
Pero el poder de Dios no para aquí, es decir, no solamente nos da su perdón, sino que nos lleva a que disfrutemos de este perdón con los demás, con los hermanos en la fe, dentro de nuestras familias, en los trabajos y con quien podamos servirles, porque este es un llamamiento santo que viene desde el cielo, Dios nos llama a Servir. Lo primero es sirviéndole a Dios en agradecimiento por no permitir que seamos echados en el fuego eterno. Servimos a Dios con nuestro sufrimiento y persecución por ser su hijo, los apóstoles le sirvieron a Dios, no en ese momento pero en tiempo después se cumplieron las palabras que Jesús dijo: 23El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados, Jesús metafóricamente usa los términos vaso y bautismo para mostrar el sufrimiento por el cual iba a pasar en esos días, pero sus discípulos tiempo después también iban a sufrir lo mismo pero no para salvar al mundo sino a causa de esa salvación, ellos por ser creyentes en Jesús iban a pasar por el vaso y el bautismo de la persecución y la muerte a causa del evangelio, y muchos de ellos iban a sentir la soledad del servicio a Dios, porque el servicio a Dios trae en muchas oportunidades soledad de las personas a quienes les servimos como cristianos enseñándoles la Palabra de Dios y sobre todo cuando estamos ayudándoles espiritualmente para que no vayan al infierno llega la persecución, la insensatez y finalmente terminamos perseguidos por la predicación de la ley y el Evangelio ya que el amor al mundo va en dirección contraria del mensaje eterno del Evangelio y no nos importa llevar como cristianos un ministerio en soledad por amor a Dios porque el mismo Espíritu Santo nos lleva a adorarle y servirle sólo a él como una guía al primer mandamiento.
El Espíritu Santo nos lleva aplicar estas palabras de Jesús en el pasaje para hoy 25Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; esta es una buena explicación de parte de nuestro Señor Jesucristo que nos enseña como sometértenos los unos a los otros, cuando entendemos la aplicación del cuarto mandamiento sabemos que servimos a los demás cuando entendemos que el someternos a otros es sencillamente servir, este servicio lo hacemos cuando entendemos que no hemos ganado nada, que como padres servimos a nuestros hijos no solamente dándoles el pan diario, el techo y el vestido sino cuando les enseñamos la prioridad más importante de sus vidas que es su relación con Dios, servimos como hijos cuando nos sometemos a nuestros padres, maestros y todos aquellos que nos guían en esta vida porque esto es agradable al Señor. También servimos a nuestro matrimonio cuando el hombre y la mujer tienen claro sus papeles dentro del mismo y así se sirven uno al otro. Servimos a nuestros trabajos cuando no lo hacemos para el hombre sino para Dios. Servimos a nuestra iglesia no para tener una posición admirable sino para servirnos unos a otros cuidándonos espiritualmente y servimos a nuestro prójimo cuando entendemos que hay una línea fina entre mis derechos y mis deberes y finalmente cuando sabemos que es la vida del cristiano solamente definida en una sola Palabra, Servir, Amén.
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
17 De tal manera Dios amó
18 Te saludo, Cristo santo
88 Sublime gracia
47 A nadie amaré como a Cristo
48 Busca primero el reino de Dios
49 Con el buen Jesús andemos
50 Cristiano soy
51 Dios de gracia, Dios de gloria
52 Hermanos cantad
53 Seguidme a mí, dice el Señor
54 Santo Espíritu llena mi vida
63 A Dios demos gloria
Culto Cristiano:
47 Cristo vida del viviente
225 Por gracia sola yo soy salvo
226 No habré de gloriarme jamás
229 Tal como soy
253 A los pies de Jesucristo
254 ¡Firmes y adelante!
255 Que mi vida entera esté
257 Mirad y ved a nuestro Dios
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