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Servicio - 2 mayo 2021

El quinto domingo de la pascua

(Blanco)

 

Tema del día: La fe siempre cree las promesas de Dios y siempre produce fruto para agradecer a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros.

 

La Colecta: Oh Dios, que haces que los corazones de tus fieles sean de una misma voluntad: Concede a tu pueblo que ame lo que mandas y desee lo que prometes, para que en medio de los numerosos cambios de este mundo, nuestros corazones estén fijos en ti que eres la fuente de los verdaderos goces; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Hechos 8:26-40 Felipe, como fruto de su fe, compartió las buenas nuevas de la salvación con un etíope; y el etíope, por su parte, pidió el bautismo, dando evidencia de su fe en Dios.

 

26Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32El pasaje de la Escritura que leía era este:

Como oveja a la muerte fue llevado;

Y como cordero mudo delante del que lo trasquila,

Así no abrió su boca.

33 En su humillación no se le hizo justicia;

Mas su generación, ¿quién la contará?

Porque fue quitada de la tierra su vida.

34Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

 

 

El Salmo del Día: Salmo 67

 

Al músico principal; en Neginot. Salmo. Cántico.

1 Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga;

Haga resplandecer su rostro sobre nosotros;

Selah

2 Para que sea conocido en la tierra tu camino,

En todas las naciones tu salvación.

3 Te alaben los pueblos, oh Dios;

Todos los pueblos te alaben.

4 Alégrense y gócense las naciones,

Porque juzgarás los pueblos con equidad,

Y pastorearás las naciones en la tierra.

Selah

5 Te alaben los pueblos, oh Dios;

Todos los pueblos te alaben.

6 La tierra dará su fruto;

Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

7 Bendíganos Dios,

Y témanlo todos los términos de la tierra.

 

 

La Segunda Lectura: 1 Juan 3:18-24 Dios quiere que creamos en su Hijo Jesucristo y que amémonos los unos a los otros. El Espíritu Santo, al capacitarnos a hacer las dos cosas, nos da la aseguranza de nuestro estado con Dios.

 

18Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

19Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; 20pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. 21Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 22y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 23Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. 24Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él. Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. ¡Aleluya!

 

El Evangelio: Juan 15:1-8 Cristo, en su parábola de la vid verdadera, enseña a sus discípulos que solamente conectado a él se puede tener vida y salvación. El que está conectado a Cristo por medio de su Palabra siempre producirá fruto como evidencia de su fe.

 

 

1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

 

 

HERMANOS LA PASCUA NOS UNE A LA VERDADERA VID

 

¿Quién es usted? ¿Quién soy yo? Estas dos preguntas suenan muy filosóficas y muchos empiezan a dar argumentos teniendo en cuenta cada personalidad, manera de pensar y de actuar. Pero si contestamos estas preguntas con la única verdad que existe, la Palabra de Dios, encontramos como el mismo Dios nos define desde el momento de nuestra concepción tal como lo leemos en el pasaje conocido del Salmo 51:5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. La respuesta a estas preguntas la encontramos en este versículo que nos dice que nuestra esencia es el pecado, eso es lo que somos cada uno de nosotros, pecadores. Por naturaleza somos tan malvados que vemos todo a nuestro alrededor con caos, destrucción del mismo hombre, como lo vemos con este virus que lleva más de un año entre nosotros, el cual nunca se ira porque nuestra esencia es no amar al prójimo, es contagiar al prójimo. Somos tan malos que la Biblia dice que el hombre y la mujer son un solo cuerpo en el matrimonio y cuando se hace daño dentro del mismo con infidelidad sexual, maltrato físico y sicológico, siendo desleal en el matrimonio con lo financiero es otro ejemplo que nos acabamos nosotros mismos. Otro ejemplo que vemos en este mundo que muestra nuestra maldad, es con el sentido de la única voluntad de Dios para que el hombre sea salvo, pero nosotros como cristianos somos piedra de tropiezo para esta misión de Dios porque no predicamos la Palabra, no somos ejemplos como creyentes y en oportunidades solo mostramos lo que tenemos en nuestra carne. Nuestra esencia es ser enemigo de Dios por nuestro pecado, muestra esencia es pecar en contra del primer mandamiento porque amamos más el mal que la voluntad de Dios y es por lo que muchos hoy en día no quieren tener una relación con Dios porque nuestra manera de pensar, actuar y hablar les enseña como si tuviéramos una fe muerta.

 

Dios escogió al pueblo de Israel no por ser un pueblo santo, sólo veamos quién es el patriarca Jacob, su esencia engañadora que le caracterizó, este patriarca es un ejemplo de lo que quiero mostrar en este sermón en cuanto a lo que somos cada uno de nosotros. Pero la esencia de Dios es muy diferente a la nuestra, Él mantuvo y ha mantenido la promesa de su Gracia que hizo no solo a Adán y Eva sino también a Abraham En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, Génesis 22:18. Si identificamos bien cuando dijo a Abraham “en tu simiente” es claro para nosotros que está hablando de nuestro Señor resucitado Jesús. Pero esta simiente es más que una persona, es el mismo Dios, una vez más en esta pascua estamos viendo como el mismo Dios vino a cambiar nuestras vidas, a cambiar nuestra maldad, a tratar con nuestro pecado. YO SOY es el nombre de Dios dado en la Biblia. El domingo pasado Jesús nos enseñó que nuestra fe está ligada a Él que es el Buen Pastor y hoy vemos como Él nos dice que es la Vid verdadera. Notemos que no dice es una vid, como si hubiera muchas opciones, Él dice categóricamente que es la única Vid, esto nos lleva a confesar hoy que Dios en nuestra Vid. Jesús se está comparando con una planta trepadora que produce la uva, pero esto tiene mucho significado en las Escrituras porque usa Dios esta planta para explicar su relación con su pueblo y los invito a ver las oportunidades que Dios usa esta planta para mostrar su amor por su pueblo. La verdad que Jesús nos muestra es el trabajo conjunto que hace con el Padre que es el cultivador y como este trabajo hace que produzca pámpanos que son las ramas de la vid y está representando a los creyentes, estos versículos muestran la verdad de nuestra conversión, la cual no depende de nosotros, solo de Dios.

 

Jesús nos enseña en el versículo 2Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ilustremos lo que sucedió con el pueblo de Israel en el desierto cuando Dios estaba con Moisés organizando todos los detalles del pacto dándole los 10 mandamientos, y las demás leyes ceremoniales y civiles. El pueblo no dio fruto como pámpano, armó e idolatró un becerro de oro y Dios quitó los que no dieron fruto 26se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. 27Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. 28Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. Éxodo 32:26-28. Esto es la justicia de Dios, castiga el pecado y el pecador con la muerte eterna, no juguemos con nuestra salvación porque si abusamos de la gracia desafortunadamente nos sucederá lo mismo, seremos quitados de la Vid, del reino de los cielos. Pero demos gracias hoy que Jesús nos va limpiando como pámpanos, nos limpia cada día con la obra del Espíritu Santo produciendo en nosotros frutos de arrepentimiento, esto es un proceso que terminará cuando estemos en el cielo. Pero mientras llegamos al cielo vemos nuestro crecimiento espiritual con la Palabra de Dios, la cual usa el Espíritu Santo. Dar un fruto está conectado con las Escrituras y es por lo que nos dice nuestra Vid 3Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. La sana doctrina comienza a florecer en nuestro corazón como siendo incrédulos, enemigos de Dios por nuestro pecado, Él cumplió la promesa hecha a Abraham en su Simiente bendiciendo a todas las naciones porque esta Simiente, que es nuestra Vid, vino a este mundo con un propósito claro el de limpiarnos de todo mal, de todo pecado. Pedro nos dice 18Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. 19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, Hechos 3:18-19. Jesús padeció como cumplimiento de las profecías del Antiguo testamento, pero con un propósito claro, borrar nuestros pecados, darnos hoy tiempos de refrigerio. Estar unidos a la Vid hace que vivamos por el evangelio quien nos lleva a arrepentirnos de nuestros pecados y vivir en la conversión que ÉL mismo nos dio por medio de su Palabra. Toda la doctrina bíblica nos enseña lo importante de estar unidos a Jesús y este trabajo del Espíritu Santo en nosotros es increíble. ¿Cuántos años llevas en la fe? Cada uno de nosotros podemos contestar sin ningún problema si son muchos o pocos, lo que, si podemos decir que todos estos años hemos estado en la fe como cumplimiento de estas palabras de nuestro Señor Jesucristo 4Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Los frutos de fe que damos cada uno de nosotros es diferente, estos frutos son vistos tal vez más en unos que en otros, hoy podemos decir de un hermano que le conocimos en una esquina alcoholizado y hoy está predicando la Palabra de Dios a otros, hoy podemos ver a un hermano que era golpeador y maltratador de su familia y ahora trata a su esposa como vaso frágil, a sus hijos someterse a él por amor, hoy podemos ver un hermano que vivía en chismes y hoy vemos que solo abre su boca para alabar y dar gracias a Dios, hoy podemos ver en cada uno de nosotros como empezamos aprendiendo lo necesario para la salvación, pero el crecimiento que nos ha dado el Espíritu Santo hace que cada vez amemos más la sana doctrina y estando unido por medio de ella en una fe, con un solo Señor, en un solo bautismo y en esta confesión de fe que nos enseña que también en la vida perfecta de Jesús encontramos tiempos de refrigerio porque al igual que el hombre Etíope decimos: Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Hechos 8:37. Al ser Hijo de Dios nos dice que vino a este mundo y vivió conforme a la voluntad de su Padre, como su Hijo cumplió perfectamente esta voluntad para que cada uno de nosotros por medio de Él seamos vistos por el Padre en los cielos perdonados, cada uno de nosotros hoy reconocemos que Jesús amó perfectamente al Padre cumpliendo el primer mandamiento por nosotros y nos ha dado tiempos de refrigerio no solamente en este mundo sino por la eternidad.

 

También tenemos evidencia de aquellos que han abandonado la fe, 6El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Esto sucede como consecuencia de no amar la Palabra de Dios, abandonaron la fe mayormente por excusas personales y no doctrinales, por esto hoy pueden estar diciendo que un niño no es necesario bautizarle porque no tiene pecado o afirmando que el verdadero Dios no es Trino sino solo el Padre o enseñando que son necesarias las obras para ser salvos. Estos ejemplos son evidencia que no están unidos a la Vid y como consecuencia su fe se secó y no tendrán tiempo de refrigerio eterno porque el infierno eterno los hará vivir en sed eterna. Por esto este quinto domingo de Pascua reconozcamos lo importante de estar unidos a Jesús, la necesidad de pertenecer a una iglesia que su doctrina sea Cristo céntrica, y la Ley y el Evangelio sea quien guie nuestras vidas porque Jesús nos dice: 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. La bendición de poder pedirle en oración a nuestro Dios que nos dé todo lo que necesitamos para seguir unidos a la Vid, pedirle a nuestro Señor la necesidad que el Espíritu Santo viva dentro de nosotros y con nuestras vidas glorifiquemos al Padre, mostremos a otros que nuestra fe es verdadera al amar al prójimo como a nosotros mismos, al cuidar a nuestras familias espiritualmente y materialmente, al ser trabajadores cumplidores de nuestros deberes, al ser cristianos que nos congregamos con frecuencia compartiendo el mismo pan y vino en el sacramento con otros hermanos y orando unos por otros para así ser conocidos como discípulos de Jesús y oremos para que nos mantenga unidos al Vid verdadera. Amén.

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

38 Tu palabra es mi cántico

47 A nadie amaré como a Cristo

48 Busca primero el reino de Dios

49 Con el buen Jesús andemos

50 Cristiano soy

51 Dios de gracia, Dios de gloria

52 Hermanos cantad

53 Seguidme a mí, dice el Señor

54 Santo Espíritu llena mi vida

 

Culto Cristiano:

116 Tu Palabra, (oh Padre santo!

164 En todo tiempo, mi buen Salvador

245 Lejos de mi Padre Dios

246 Mi fe descansa en ti

253 A los pies de Jesucristo

254 Firmes y adelante

255 Qué mi vida entera esté

257 Mirad y ved

264 Grato es contar la historia

301 La Palabra hoy sembrada

403 Estad por Cristo firmes

406 Luchad, luchad por Cristo


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