
El cuarto domingo de adviento
(Azul o púrpura)
Tema del día: En este el último domingo de adviento, esperamos con la virgen bendita el nacimiento de su hijo, el cual iba a ganar por ella y por todo el mundo el perdón de los pecados y la vida eterna. ¡Qué siempre magnifiquemos y glorifiquemos a Dios por ese regalo tan precioso!
La Colecta: Te suplicamos, Señor, que muestres tu poder y vengas y nos auxilies, a fin de que mediante tu gracia se efectúe todo aquello que nuestros pecados impiden; tú que vives y reinas con el Padre y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Miqueas 5:2-5a Dios por medio del Profeta Miqueas prometió que saldría del pequeño pueblo del Belén el Mesías, el cual, como el Buen Pastor, apacentaría a su pueblo con el poder de Dios. Tal mensaje da paz a nosotros que sentimos la carga del pecado y el enojo del mundo.
2Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. 3Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel. 4Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.
5Y éste será nuestra paz.
El Salmo del Día: Salmo 85
Al músico principal. Salmo para los hijos de Coré.
1 Fuiste propicio a tu tierra, oh Jehová;
Volviste la cautividad de Jacob.
2 Perdonaste la iniquidad de tu pueblo;
Todos los pecados de ellos cubriste.
Selah
3 Reprimiste todo tu enojo;
Te apartaste del ardor de tu ira.
4 Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación,
Y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
5 ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en generación?
6 ¿No volverás a darnos vida,
Para que tu pueblo se regocije en ti?
7 Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia,
Y danos tu salvación.
8 Escucharé lo que hablará Jehová Dios;
Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para que no se vuelvan a la locura.
9 Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen,
Para que habite la gloria en nuestra tierra.
10 La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra,
Y la justicia mirará desde los cielos.
12 Jehová dará también el bien,
Y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él,
Y sus pasos nos pondrá por camino.
La Segunda Lectura: Hebreos 10:5-10 Los sacrificios del Antiguo Testamento no podían propiciar el pecado, es decir, no podían aplacar la ira de Dios que nuestros pecados causan. Al establecer los sacrificios de la ley ceremonial, Dios no quería acciones vacías sin fe, sino quería que su pueblo confiara en el sacrificio perfecto que iba a venir, el sacrificio que Cristo efectuó una vez para siempre en la cruz. Por medio de ese sacrificio Dios nos santificó, es decir, nos apartó para ser sus hijos perfectos.
5Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.
6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para
hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.
8Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), 9y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 10En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. ¡Aleluya!
El Evangelio: Lucas 1:39-55 Vemos en esta lectura como respondieron tres personas a la venida del Salvador: Juan el Bautista saltó en la vientre de su madre, Elisabet reconoció la bendición que Dios había concedido a su prima María, y María cantó un himno de alabanza a Dios su Salvador por esta bendición tan increíble que le había concedido.
39En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
46Entonces María dijo:
Engrandece mi alma al Señor;
47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;
Santo es su nombre,
50 Y su misericordia es de generación en generación
A los que le temen.
51 Hizo proezas con su brazo;
Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
52 Quitó de los tronos a los poderosos,
Y exaltó a los humildes.
53 A los hambrientos colmó de bienes,
Y a los ricos envió vacíos.
54 Socorrió a Israel su siervo,
Acordándose de la misericordia
55 De la cual habló a nuestros padres,
Para con Abraham y su descendencia para siempre.
HERMANOS EL ADVIENTO ES UN MUSICAL DE NAVIDAD
Pido que ustedes se imaginen algo... ¿Como sería si la vida real fuera un musical? Cada conflicto interno que uno tiene canta una canción. Cada vez que uno es feliz o logra su meta, canta. Cada vez que se rompe el corazón, otra canción. ¿Le gustaría o sería molesto? A algunos les gustan los musicales y otros, no. Mi musical favorito es la historia de la Navidad. Los primeros 2 capítulos de Lucas están llenos de canciones. En el texto de hoy tenemos una canción breve de Elizabet y la canción María, pero también Zacarias, los ángeles, los pastores y Simeón cantan.
En este tiempo había muchos motivos de cantar. Era la navidad, el cumplimiento de las promesas de Dios desde el principio. Pero cada uno tuvo motivos específicos para que cantar. Nos enfocamos en María. Ella había recibido las noticias del ángel, en los capítulos justo antes del texto. Y aunque tuvo miedo cuando apareció el ángel y no sabía qué tipo de visita era esa, rápidamente se dio cuenta de que era una bendición. El ángel Gabriel le dijo, “No tengas miedo,” y “bendita tu entre las mujeres.” Le contó que iba a dar a luz un hijo, aunque no había conocido ningún hombre. Y este hijo sería el hijo de Dios y el Mesías prometido, se llamará Jesús, que quiere decir Dios salva. Creyó en lo que dijo y respondió, “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” Con tan gran motivo de cantar fue a contar lo que pasó a Elizabet, su pariente.
Elizabet ya estaba embarazada, y milagrosamente. Como Gabriel había dicho, nada hay imposible para Dios. El hijo de Elizabet era el mensajero de Cristo, y cuando Elizabet escuchó el saludo de María Juan saltó en el vientre. Otro milagro. Y Elizabet ya sabía lo que iba a decir su familiar. Elizabet exclamó como cantado, “¡Bendita eres!” Así María estaba confirmada en lo que creyó del ángel. Y celebraron juntas. ¡Qué bueno es reunirnos con familiares para celebrar, y aun mejor cuando esperamos la misma cosa, la venida de Cristo! Y cuando compartimos la misma fe. Allí nos enseñan como celebrar la Navidad, enfocado en Cristo, fortaleciendo uno y otro en la fe, y cantando.
María canta: “¡El Poderoso ha hecho grandes cosas con personas sin importancia!” Hay como dos estrofas de la canción de María, y podemos dividirlos para entender mejor su mensaje. En la primera estrofa María canta que el Poderoso ha hecho grandes cosas con ella misma, su sierva humilde. Canta: Engrandece mi alma al Señor. Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Primero da toda la gloria a Dios, su Salvador. Como el texto dijo que Elizabet estaba llena del Espíritu Santo al cantar, también vemos que María también. Solo por el Espíritu Santo pudo dar toda la gloria a Dios y reconocer que Él es su Salvador, tanto el Padre como el Hijo a quien va a dar a luz.
Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso Santo es su nombre
Ella no merece nada de esto, solo una sierva humilde. Nos acordamos de la visita de Gabriel, y el miedo de María. ¿Porque teme la presencia del ángel? Porque a pecadores siempre les da temor estar en la presencia de un ser santo. En frente a seres poderosos como ángeles, humanos pecadores son débiles. Y en frente a Dios, el Poderoso, mucho más. Pero Dios manda el ángel con buenas nuevas y bendiciones. Porque el Poderoso usa los menos importantes y los más humilde para hacer las cosas más grandes. Por María y por este bebe a quien iba a dar a luz, Dios traía la salvación del mundo. Eso creyó María, y es por lo que canta, por el gozo de su salvación. Por eso alaba al Señor y a su nombre. Los judíos usaban la palabra Señor para referir al nombre de Dios que es Jehová. Es el Dios de Abraham, y de la promesa. María llena del Espíritu Santo glorificó al nombre Dios en este momento. No es que era sin pecado, pero reconocemos su buen ejemplo, en que creyó a Dios, como dijo Elizabet, “Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.” Hacemos bien en cuidar que demos la gloria a Dios y no a María, porque cuando Jesús ya había crecido y estaba en su ministerio una mujer le dijo, “Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.” Y la respuesta de Jesús, “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.” Y por eso podemos decir que María fue bienaventurada, porque escuchó la palabra de Dios, la creyó y la guardó, alabando a Dios, reconociendo su propia bajeza y la grandeza del Poderoso, y glorificando su santo nombre.
Nosotros no siempre seguimos su paso. Si me preguntas, sí voy a decir que doy la gloria a Dios para todo. Estoy muy bueno en hacerlo en mis palabras. Pero no puedo decir lo mismo acerca de la actitud de mi corazón. Muchas veces me considero más grande que debo, como si mereciera algo del amor de Dios. ¿Siempre me considero como siervo de Dios, como el primer mandamiento exige? Si me preguntas, digo que sí, pero ¿cuántas veces tienen mis acciones el propósito de servir a mí mismo? Y si cuando servimos a nosotros mismos ¿realmente a quien estamos sirviendo? El viejo hombre. El pecado. El diablo. Nos encontramos no como siervos de Dios, sino esclavos al pecado.
También Israel, el pueblo de Dios, muchas veces por su historia se encontró en esclavitud del pecado, y por eso frecuentemente se encontró Israel en esclavitud literal también, de otras naciones. Pero en su canción María canta de la misericordia de Dios para Israel, y las grandes cosas que ha hecho el Poderoso con su nación elegida. Para Israel Su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Siempre se acordó de su misericordia para Israel, como dice más adelante en la canción. Y en la Biblia cuando Dios se acuerda de algo, es siempre acompañado con acción poderosa. Dios se acordó de Noe y su familia y secó el mundo. En Éxodo Dios se acordó de Israel cuando los sacó de Egipto.
Hizo proezas con su brazo. María está refiriendo al éxodo. Por toda la historia de Israel siguieron celebrando la pascua, el aniversario de cuando Dios los saco de Egipto, acordándose de cuando Dios se acordó de ellos. El brazo de Dios es un símbolo de su poder. Dios es todopoderoso, más poderoso de los egipcios y sus dioses. Tiene el poder de bajar lo que es grande y exaltar lo que es humilde. Es el Dios de reversiones. Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. 52 Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. Busca los marginados. En el texto usó a dos mujeres por un propósito especial. “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Paso tiempo con recaudadores de impuestos y prostitutas, considerados lo más pecadores y menospreciados de todos. Es por este propósito que se hizo hombre, y se hizo un bebe, y nació por una virgen. Para cohabitar en el mundo con los sin importancia. Porque a Dios, nadie es un sin importancia.
Socorrió a Israel, acordándose de la misericordia de cual hablo a nuestros padres, Abraham y su descendencia para siempre. Dios se acordó de su misericordia para Abraham y sus descendientes, la nación de Israel y actuó. Dios entró en el mundo y en su historia, para salvarlos, en la forma de un bebe. Y todas las veces que los había salvado antes estaban para cuidarlos y señalarlos a este momento. La salvación para todos los descendientes de Abraham. ¿Y quiénes son los descendientes de Abraham? “Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham.” Somos los hijos de Abraham por nuestra fe en Jesús, quien nos ha liberado de nuestra esclavitud. Éramos esclavos del pecado, sin poder liberarnos a nosotros mismos. Débiles frente a todas tentaciones, incapaces de vivir para agradar a Dios. Pero Dios se acordó de su promesa en enviar a Cristo, “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:6-8 Sabiendo eso, ¿Qué hacemos? Cantamos, ¿no? ¡Como Elizabet, llena del Espíritu Santo! Él obra la fe en nosotros también y produce estos frutos. ¡Saltemos de gozo como Juan el Bautista! ¡Gocemos de nuestra salvación, como María! Hay que compartir el mensaje con otros, y celebrar con los familiares. Y ya que somos libres de la esclavitud, libremente buscamos maneras de servir a Dios y a otros. Porque a nosotros, a los sin importancia, Dios nos usa para su propósito. Porque en sus ojos nosotros somos muy importantes. Cantemos porque ¡el Poderoso nos ha hecho grandes cosas! Amen.
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
1-3 Los himnos para el Adviento
4-16 Los himnos para la Navidad
32 Oh, Verbo humanado
Culto Cristiano:
1 Oh ven, oh ven, Emanuel
2-6 Los himnos para el Adviento
8-26 Los himnos para la Navidad
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