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El decimosexto domingo después de pentecostés

(Verde)

 

Tema del día: Mostramos el verdadero amor a nuestro prójimo al llamarlo del pecado a la fe en Cristo Jesús su Salvador.

 

La Colecta: Te suplicamos, misericordioso Señor, que concedas a tus fieles perdón y paz para que sean limpios de todos los pecados y te sirvan con mente tranquila; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Ezequiel 33:7-11 En esta lectura, Dios otorga al profeta Ezequiel una gran responsabilidad, la de cuidar las almas de los israelitas. Le manda predicar la ley a todos los que llevan vidas de desobediencia y el evangelio a todos los que se desesperan por causa de sus pecados.

 

7A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 8Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. 9Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.

10Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? 11Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

 

El Salmo del Día: Salmo 51

 

Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta.

1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

2 Lávame más y más de mi maldad,

Y límpiame de mi pecado.

3 Porque yo reconozco mis rebeliones,

Y mi pecado está siempre delante de mí.

4 Contra ti, contra ti solo he pecado,

Y he hecho lo malo delante de tus ojos;

Para que seas reconocido justo en tu palabra,

Y tenido por puro en tu juicio.

5 He aquí, en maldad he sido formado,

Y en pecado me concibió mi madre.

6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y seré más blanco que la nieve.

8 Hazme oír gozo y alegría,

Y se recrearán los huesos que has abatido.

9 Esconde tu rostro de mis pecados,

Y borra todas mis maldades.

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11 No me eches de delante de ti,

Y no quites de mí tu santo Espíritu.

12 Vuélveme el gozo de tu salvación,

Y espíritu noble me sustente.

13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,

Y los pecadores se convertirán a ti.

14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;

Cantará mi lengua tu justicia.

15 Señor, abre mis labios,

Y publicará mi boca tu alabanza.

16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;

No quieres holocausto.

17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;

Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;

Edifica los muros de Jerusalén.

19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,

El holocausto u ofrenda del todo quemada;

Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

 

La Segunda Lectura: Romanos 13:1-10 Al ver el amor que Dios nos ha mostrado sin mérito ninguno por nuestra parte, nosotros con corazones agradecidos vamos a mostrar amor a nuestro prójimo. El amor a nuestro prójimo incluye entre otras cosas nuestra obediencia al gobierno, el cual Dios ha establecido para protegernos y mantener orden.

 

1Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

8No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! ¡Aleluya!

 

El Evangelio: Mateo 18:15-20 Así como Jesús, el Buen Pastor, quien siempre busca sus ovejas perdidas, nosotros también vamos a usar la ley con un hermano que está en pecado para que se arrepienta, y después de que se arrepienta, utilizaremos el evangelio para darle el consuelo del perdón. Este derecho de predicar ley y evangelio al pecador se llama el ministerio de las llaves y Cristo lo concede a todos los que creen en él.

 

15Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

 

HERMANOS VIVAMOS EN LA MISERICORDIA DE DIOS

 

Las bancas del templo son testigo de nuestras palabras y corrillo que hacemos cuando estamos hablando de alguien en voz baja y cuando entra esta persona al templo nos separamos y guardamos silencio para evitar cualquier sospecha de lo que estamos hablando. Con frecuencia usamos expresiones como: “les voy a contar algo, pero no lo sostengo a nadie” “¿quieren saber la última noticia que escuche?” “el que todo lo quiere saber es porque todo lo quiere contar” En estas tres frases encontramos un punto común y tiene que ver con nuestra lengua, Dios usó a Santiago para que escribiera el poder de esta: 5Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Santiago 3:5-6. Ahora veamos cómo se cumple estos versos de Santiago en el contexto bíblico y en nuestras vidas, por lo que un día muy temprano en la mañana, Jesús estaba en el templo enseñando y de un momento a otro los escribas y fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio, podemos imaginarnos como estos estaban esperando como águilas el momento de tomar esta mujer y mostrar su pecado en público y para tentar a Jesús, aunque todos allí sabían que esta mujer era adúltera pero tal vez nadie en privado le había mostrado su pecado, pero era el momento no solo de avergonzarla a ella sino para que las personas que escuchaban a Jesús se dieran cuenta que era un profeta falso, en esta historia que leemos en Juan 8 siempre nos preguntamos ¿por qué no llevaron al hombre con el cual esta mujer estaba cometiendo el adulterio?, pero también nos preguntamos, ¿dónde estaba el amor que los escribas y fariseos decían cumplir?. Pero también encontramos una congregación fundada por Pablo la cual estaban envanecidos, es decir orgullosos, porque había un joven que tenía relaciones sexuales con su madrastra y estos corintios solo guardaban silencio y su viejo hombre se complacía de tener comunión con este pecado, esta historia la leemos en 1 Corintios capítulo 5. Pero estos dos ejemplos son muy familiares para nosotros, porque somos como estos escribas, fariseos y los Corintios, no sabemos tratar el pecado del hermano en la fe y es evidente que nuestro viejo hombre nos lleva a pecar en contra del octavo mandamiento, pasando por encima de Dios y su Palabra y por esto merecemos la condenación eterna por no usar bien la doctrina del uso de las llaves y querer ser justicieros de Dios sin consideración alguna abriendo solo nuestra boca para destruir y no para llamar al hermanos débil al arrepentimiento.

 

Es muy común escuchar de cristianos que han abandonado una congregación o hasta la fe por el mal uso de las llaves, encontramos congregaciones que tienen sillas visibles dentro de su templo donde hacen sentar a las personas que han pecado durante la semana, pero también muchos pastores han usado el pulpito y su micrófono para avergonzar públicamente aquel que le ha confesado su pecado y otro ejemplo lo vemos mucho en las sectas donde se prohíbe hablarle a esa persona dentro de su casa y dentro de su vínculo familiar. Todo esto sucede por la falta de conocimiento de la Palabra y también porque no se tiene en cuenta lo que enseña Jesús en el oficio de las Llaves, cada uno de nosotros pidamos perdón a nuestro Dios porque no hemos sido como dice Pablo: 1Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1, nuestra falta de espiritualidad con el hermano o el prójimo nos hace merecedores de la muerte eterna, porque solo mostramos el deseo de su muerte eterna.

 

Si ponemos una lupa en el capítulo 18 de Mateo, este nos enseña palabras claves para nuestra vida de santificación y como el Espíritu Santo hace que seamos misericordiosos, en este capítulo se habla de la humildad, de no hacer tropezar a nadie, la parábola de la oveja perdida y la magistral enseñanza de Jesús para tratar al hermano que ha caído en un pecado y no se ha arrepentido. Recordemos que cada día nosotros pecamos de pensamientos, palabras y obras y en esta sección Jesús hace el paréntesis sobre un pecado que no se ha confesado y no hay arrepentimiento, si tu hermano peca contra ti, nos recuerda la unidad de la iglesia como el cuerpo de Cristo, por esto Jesús hace un énfasis de que todo pecado no confesado y no arrepentido es un pecado contra el cuerpo de Cristo, por esto el reprender estando solos nos da la oportunidad de ser espirituales con el hermano y mostrar del amor de Cristo por cada uno de nosotros y viene de nuevo a nuestro mensaje la historia de la mujer adúltera donde Jesús no cayó en la trampa de estos líderes espirituales y trato a esta mujer con amor, ellos quedaron solos en esta escena y Juan nos cuenta: 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:10-11, en este versículo vemos como cumplió Jesús el octavo mandamiento por nosotros perfectamente y disfrutamos su obediencia al Padre en los cielos cumpliendo la Palabra perfectamente. Jesús ganó a esta mujer adultera, Jesús ganó a su hermano.

Los semáforos son indicadores para que estemos preparados en parar o seguir y el color amarillo significa precaución, y esta es la que tenemos que tener cuando el hermano no quiere arrepentirse y pasamos al segundo o tercer paso, esto nos quiere decir que satanás ha hecho hogar en el corazón del hermano y su orgullo lo ha llevado a la impenitencia continua y además de esto, este pecado no confesado y no arrepentido se ha hecho público al buscar dos o tres testigos o decirlo a la iglesia, no tenemos la costumbre de usar a todos los hermanos de la congregación para este punto sino que tenemos líderes sabios dentro de la iglesia que pueden actuar en representación de la misma para atender esta situación como espirituales y así también cuidar el nombre del hermano. El segundo y tercer paso tienen el mismo propósito, ganar al hermano, pero si este olvido el sacrificio hecho en la cruz por Jesús quien por amor a cada uno de nosotros se ofreció a sí mismo y así como leemos en Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. El sacrificio de Jesús por cada uno de nosotros siempre nos hace vivir en su amor y así el Espíritu Santo produce en nosotros arrepentimiento y frutos de este. Pero cuando no tenemos arrepentimiento por culpa de nuestro pecado nos convertimos en gentiles y publicanos, es decir excomulgados de la iglesia invisible, ya no hay perdón porque preferimos la impenitencia que vivir en el amor de Cristo. Por esto se cierra el reino de los cielos y además de esto se ha dañado la comunión con todos los hermanos en la fe. Pero mientras haya vida hay esperanza y por esto confiemos en esta promesa de Jesús que nos dice: Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Mateo 18:20, al estar de acuerdo con los hermanos en la fe en doctrina y arrepentimiento continuo podemos orar por aquel que ya no es hermano en la fe y también siempre estar listos para recibirlo de nuevo en la congregación cuando caiga en cuenta que su pecado solo le lleva al infierno y nosotros estaremos como espirituales esperándole y aplicando lo que nos enseña Pablo en 2 Corintios 2:7-8 7vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. 8Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. De esta manera Pablo trató a este joven que tenía vida sexual con su madrastra y se arrepintió y nosotros también como espirituales confiemos en la obra del Espíritu Santo porque el corazón donde cayó la semilla de la Palabra siempre hay un alto grado de probabilidad que llegue el arrepentimiento en algún momento y así el reino de los cielos se abrirá para todo aquel que se ha arrepentido porque el amor de Dios no quiere que nadie se pierda sino que llegue al arrepentimiento. Amén

 

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

52 Hermanos cantad

53 Seguidme a mí dice el Señor

54 Santo Espíritu llena mi vida

57 Antiguo Espíritu despierta

59 Levántate, despierta

104 ¿Cómo podré pagar al Señor?

 

Culto Cristiano:

133 Amémonos hermanos

202 Oí la voz del Salvador

209 Heme aquí Jesús bendito

210 Santo Dios, ¡Oh Dios de amor!

255 Qué mi vida entera esté

257 Mirad y ved

260 Un raudal de bendiciones

 


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