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El vigésimo primer domingo después de pentecostés 

(Verde) 

 

Tema del día: Las riquezas materiales son una bendición de Dios, pero así como muchas de las bendiciones que Dios nos otorga, también pueden ser una gran tentación.  El joven que encontramos en el evangelio para esta mañana pensaba que había guardado toda la ley de Dios, pero Cristo le enseñó que ni había cumplido con el Primer Mandamiento, porque todavía se aferraba a las riquezas terrenales.  Nadie puede salvarse por medio de la ley, pero lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios. 

 

La Colecta: Te imploramos, oh Dios, que ilumines nuestras mentes por el Espíritu Santo que procede de ti, que conforme a la promesa de tu hijo, seamos conducidos en toda verdad; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

 

La Primera Lectura: Amos 5:6-7,10-15 Dios llamó al arrepentimiento al pueblo de Israel que se había rebelado contra él y contra su ley.  Aunque se sentían cómodos con su dinero y viñas, Dios amenazó castigarlos por su pecado, pero en su amor seguía llamándolos al arrepentimiento.  Dios siempre tendrá misericordia de los que creen en él. 

 

6Buscad a Jehová, y vivid; no sea que acometa como fuego a la casa de José y la consuma, sin haber en Bet-el quien lo apague. 7Los que convertís en ajenjo el juicio, y la justicia la echáis por tierra 

10Ellos aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron. 11Por tanto, puesto que vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo, edificasteis casas de piedra labrada, mas no las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el vino de ellas. 12Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres. 13Por tanto, el prudente en tal tiempo calla, porque el tiempo es malo.  

14Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís. 15Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizá Jehová Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.  

 

El Salmo del Día: Salmo 90 

 

Oración de Moisés, varón de Dios. 

1 Señor, tú nos has sido refugio 

De generación en generación. 

2 Antes que naciesen los montes 

Y formases la tierra y el mundo, 

Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. 

3 Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, 

Y dices: Convertíos, hijos de los hombres. 

4 Porque mil años delante de tus ojos 

Son como el día de ayer, que pasó, 

Y como una de las vigilias de la noche. 

5 Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, 

Como la hierba que crece en la mañana. 

6 En la mañana florece y crece; 

A la tarde es cortada, y se seca. 

7 Porque con tu furor somos consumidos, 

Y con tu ira somos turbados. 

8 Pusiste nuestras maldades delante de ti, 

Nuestros yerros a la luz de tu rostro. 

9 Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; 

Acabamos nuestros años como un pensamiento. 

10 Los días de nuestra edad son setenta años; 

Y si en los más robustos son ochenta años, 

Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, 

Porque pronto pasan, y volamos. 

11 ¿Quién conoce el poder de tu ira, 

Y tu indignación según que debes ser temido? 

12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, 

Que traigamos al corazón sabiduría. 

13 Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo? 

Y aplácate para con tus siervos. 

14 De mañana sácianos de tu misericordia, 

Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. 

15 Alégranos conforme a los días que nos afligiste, 

Y los años en que vimos el mal. 

16 Aparezca en tus siervos tu obra, 

Y tu gloria sobre sus hijos. 

17 Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, 

Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; 

Sí, la obra de nuestras manos confirma. 

 

 

La Segunda Lectura: Hebreos 3:1-6 El tema de la carta a los hebreos es: la superioridad de Cristo.  En esta lectura vemos que Cristo nuestro gran apóstol y sumo sacerdote es aún superior a Moisés, el gran héroe de los judíos, porque fielmente sirvió a Dios y a nosotros como nuestro substituto y ganó por nosotros la salvación. 

 

1Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 2el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. 4Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. 5Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 6pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.  

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Este es el Señor a quien hemos esperado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación. ¡Aleluya! 

 

El Evangelio: Marcos 10:17-27 El joven que se acerca a Cristo en el evangelio para esta mañana cree que ha guardado todos los mandamientos de Dios, pero en realidad ni cumple con el primero.  Por sus acciones muestra que ama su dinero más que a Dios.  La verdad es que es imposible para el hombre ganar el cielo por guardar la ley.  Pero, el ganar el cielo para Dios sí es posible.  Cristo en su amor hizo lo que no podemos: ganó por nosotros la salvación. 

 

17Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. 19Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. 20El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.  

23Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! 25Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. 

 

¿QUIÉN, PUES, ¿PODRÁ SER SALVO? 

 

Es muy normal escuchar a cristianos decir que son muy bendecidos a base de las cosas materiales que recibe o tiene, las cosas materiales tienen una característica única, ellas nos engañan fácilmente porque creemos que el bienestar en este mundo es lo más importante que podamos tener. Muchos estudian mucho porque creen que de esta manera pueden tener bienestar material en este mundo, otros apuntan a tener fundaciones porque por medio de ellas pueden encontrar la manera de tener mucho bienestar material, encontramos que los padres enseñamos a los hijos que trabajen bastante para que tengan un buen pago y bastante dinero para que no sufran en este mundo. Pero preguntémonos ¿las riquezas materiales es una señal de la salvación? ¿las riquezas materiales es una señal que nuestra relación con Dios está bien? ¿El bienestar material que tenemos en este mundo es la recompensa porque no somos pecadores?

 

El pasaje para este día nos contesta estas preguntas. Jesús continuó su camino a Jerusalén, todos nosotros sabemos el propósito por el cual estaba haciendo este viaje y encontramos a un hombre que Lucas nos dice que era un principal de la sinagoga de Judea, menciono a Lucas porque esta historia bíblica está en los evangelios sinópticos, y en los tres evangelios encontramos la misma pregunta para Jesús: ¿qué haré para heredar la vida eterna? Pero podemos ver como este hombre hincaba su rodilla porque creía que él era igual de bueno que Jesús, pensó que la manera que nuestro Señor vivía era un buen ejemplo que él seguía. También notemos como usa la palabra heredar, este hombre creía ser heredero de la vida eterna y sólo quería escuchar de otro maestro que ambos eran salvos por el hecho de ser buenos. Encontramos aquí un serio problema, Jesús lo muestra al contestarle 18¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. La humildad perfecta de Jesús lo llevó a mostrarle a este hombre que no estaban al nivel de ser buenos porque solo Dios lo es, este es un atributo divino que solo tiene Dios, la creación de todas las cosas nos muestra que Él es bueno porque no tiene pecado. La herencia de la vida eterna, solo se da a los que son hijos de Dios, pero muchos hoy en día representados por este joven rico tienen una manera personal de ver los mandamientos y su Salvación, por esto Jesús hizo este listado: 19Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. Este grupo de personas que se autodenominan cristianos al escuchar los mandamientos tienen la misma seguridad que este personaje para el día de hoy 20Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Encontramos dos serios problemas en esta respuesta, el primero es no entender porque fueron dados los mandamientos, porque cuando nos paramos frente a cada mandamiento solo nos mostrará nuestro pecado, solo nos muestra que no somos buenos y por lo tanto merecemos el castigo eterno en el infierno. El otro problema que encontramos es si creemos que somos como este joven que cumple los mandamientos desde su juventud, es decir, creemos que tenemos buena relación con Dios porque cumplimos estos mandamientos estamos de igual manera condenados por la eternidad. Por esto Jesús, que es Dios, vio en su corazón que no cumplía todos los mandamientos que él creía cumplir, también nosotros no podemos engañar a Dios diciéndole a nuestra conciencia que ya no pecamos porque nos enfrentaremos a que se descubra que hay en nuestro corazón como sucedió con este hombre 21Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 

 

Jesús le amó, estamos hablando del amor ágape, donde Dios no nos da lo que merecemos sino lo que necesitamos, este hombre necesitaba reconocer que no era bueno, necesitaba reconocer que era un pecador, necesitaba reconocer que las riquezas no era una señal de estar bien en su relación con Dios, lo mismo sucede con nosotros al estudiar esta historia bíblica y aplicarla en nosotros porque las Escrituras hoy nos dicen: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1 Juan 1:8. Este hombre se fue afligido porque tenia muchas posesiones, en su corazón amaba más a estas que a Dios, muchos de nosotros al escuchar esto también se aflige su corazón, porque muchas veces amamos nuestro “yo” más que a Dios, muchas veces amamos más nuestra carne que a Dios, muchas veces nos engañamos a nosotros mismos creyendo que tenemos muchas comodidades en este mundo porque nuestra relación esta bien con Dios, pero nos estamos engañando a nosotros mismos, estamos falsificando la herencia de la vida eterna y olvidando porque somos herederos de Dios, pero el Espíritu Santo convenció nuestro corazón orgulloso, este joven rico no entendió el amor de Jesús y rechazó la obra del Espíritu Santo por esto Jesús hablo no solamente a él sino a todos los que aman mas las riquezas que a Dios de la siguiente manera: 23Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! 25Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Jesús usó este eufemismo para mostrar que nadie puede entrar al cielo amando en este caso las riquezas, nadie entra el cielo amando su propio yo, nadie entra al cielo cuando cree que cumple los mandamientos, y es donde entendemos la pregunta de los apóstoles 26Ellos se asombraban aún más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?  ¿Y damos gracias a Dios que la respuesta no está en nosotros, sino en el mismo Dios? 27Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, más para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. Es imposible para nosotros salvarnos por nuestros propios medios, es imposible racionalizar la salvación diciendo que al tener cosas materiales es porque Dios nos premia y también no todos los ricos van al infierno porque lo que salva es lo que hace el Espíritu Santo en nosotros, llevarnos a Jesús, darnos fe en Él por medio del Evangelio. Él por amor a todos nosotros amó a este joven rico mostrándole su pecado, cumplio perfectamente toda la ley en nuestro lugar y también recordemos cual era su motivo por el cual ir a Jerusalén 33He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; 34y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará. Marcos 10:33-34. Por esto hoy en respuesta a la obra de Jesús no vamos a irnos tristes o quedarnos tristes, al contrario, vamos a vivir alegres y conectados con los mandamientos, los cuales son nuestra riqueza, porque ellos nos muestras la necesidad de Cristo en nuestras vidas y por la obra del Espíritu Santo ellos son guía en este mundo hasta que lleguemos a disfrutar nuestra herencia, la vida eterna. Amén

 

 Los Himnos: 

 Cantad al Señor:

17 De tal manera Dios amó

28 El profundo amor de Cristo

31 Manos cariñosas

33 Soy el camino

34 Salvador, Jesús amado

88 Sublime gracia

 

Culto Cristiano:

47 Cristo, vida del viviente

207-217 Los himnos de arrepentimiento y confesión

219 Roca de la eternidad

225 Por gracia sola yo soy salvo

226 No habré de gloriarme

229 Tal como soy

244 Jesús te necesito

245 Lejos de mi Padre Dios

246 Mi fe descansa en Ti

253 A los pies de Jesucristo

 


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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