
El sexto domingo de la pascua
(Blanco)
Tema del día: "Creemos por lo cual hablamos." Por medio de la fe que el Espíritu Santo obra en nuestros corazones, queremos confesar a Jesucristo como nuestro Señor. Pero no solamente hacemos confesión al hablar de Dios y de su amor, sino también al llevar vidas santas en obediencia a Cristo.
La Colecta: Señor, ya que nos prometiste dar todo lo que pidamos en el nombre de tu Hijo unigénito: Enséñanos a nosotros y a todos los santos a orar bien, ofreciéndote nuestra adoración y alabanza; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Hechos 17:22-31 En la ciudad de Atenas en Grecia, Pablo se levantó en el Areópago, el lugar donde se juntaron los filósofos, para dar testimonio a la verdad. Predicó a esos filósofos griegos que sólo hay un Dios que hizo los cielos y la tierra y que ese Dios va a juzgar a todas las naciones.
22Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. 24El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 26Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 28Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. 29Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
El Salmo del Día: Salmo 66
Al músico principal. Cántico. Salmo.
1 Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
2 Cantad la gloria de su nombre;
Poned gloria en su alabanza.
3 Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras!
Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
4 Toda la tierra te adorará,
Y cantará a ti;
Cantarán a tu nombre.
Selah
5 Venid, y ved las obras de Dios,
Temible en hechos sobre los hijos de los hombres.
6 Volvió el mar en seco;
Por el río pasaron a pie;
Allí en él nos alegramos.
7 El señorea con su poder para siempre;
Sus ojos atalayan sobre las naciones;
Los rebeldes no serán enaltecidos.
Selah
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
Y haced oír la voz de su alabanza.
9 El es quien preservó la vida a nuestra alma,
Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
10 Porque tú nos probaste, oh Dios;
Nos ensayaste como se afina la plata.
11 Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Y nos sacaste a abundancia.
13 Entraré en tu casa con holocaustos;
Te pagaré mis votos,
14 Que pronunciaron mis labios
Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
Con sahumerio de carneros;
Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos.
Selah
16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
Y contaré lo que ha hecho a mi alma.
17 A él clamé con mi boca,
Y fue exaltado con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,
El Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios;
Atendió a la voz de mi súplica.
20 Bendito sea Dios,
Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
La Segunda Lectura: 1 Pedro 3:15-22 En esta lectura, San Pedro nos anima a siempre estar preparados para presentar defensa de la esperanza que tenemos. Nosotros creemos que Cristo vino a este mundo, sufrió en nuestro lugar, murió, y luego descendió al infierno para anunciar su victoria sobre el diablo y el pecado. Por el bautismo recibimos la certeza que la victoria que Cristo ganó en la cruz es nuestra. Por lo tanto, qué siempre estemos preparados para compartir estas verdades con los demás.
15sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 16teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 17Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 18Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 21El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, 22quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él. Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. ¡Aleluya!
El Evangelio: Juan 14:15-21 Jesucristo, en la noche antes de que se murió, prometió a sus discípulos que les iba a dar su Espíritu Santo, el Consolador. El Espíritu Santo también viene a nosotros por medio de la Palabra y los Sacramentos para fortalecernos en la fe. Y esta fe siempre va a producir frutos. Por la fe en nuestros corazones, vamos a amar a Dios y a nuestro prójimo.
15Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 19Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. 21El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
¡Porque Jesús vive, nosotros también viviremos!
Las plantas producen frutos, los peces nadan, los autores escriben, profesores enseñan, un fuego tiene calor, los que tienen vida, respiran y viven. Hay objetos y gente que hacen cosas simplemente por naturaleza. Si una planta no produce fruto o un pez no nada, de pronto van a morir. Si un autor no escribe o un profesor no enseña, no serían autores y profesores. Y si alguien no respira, no será un ser vivo. Si un fuego no tiene calor, sería un milagro. Unas cosas son esenciales para que algo o alguien sea lo que es. Si alguien es creyente, vivirá como creyente en esta vida, y en la que viene. Jesús vive y es lo que celebramos en este tiempo de pascua, por el Espíritu Santo vivimos ahora y viviremos para siempre.
Consideremos el contexto de esta enseñanza por Jesús. Jesús estaba hablando a sus discípulos diciendo que él era el camino, la verdad, y la vida, Esas eran enseñanzas claras, no había espacio para dudas en el hecho de que Jesús es el único camino a la salvación, la única verdad, y la vida verdadera, pero Tomás y Felipe tenían preguntas.
Yo tengo muchos hermanos menores - 7 en total, por eso, yo vi muchas épocas en mi vida con hermanos de 2 o 3 años, y una cosa marcada de esa época en la vida de casi cualquier persona es la pregunta - ¿por qué? Niños de esa edad siempre hacen esa pregunta sobre cualquier cosa, por ejemplo: Si usted está haciendo el almuerzo y su niño le pregunta si puede jugar con él y usted contesta - no - sin duda ese niño va a preguntar ¿por qué no? Y seguramente, usted contestará - porque estoy haciendo el almuerzo, y seguramente ese niño pregunta otra vez ¿por qué está haciendo el almuerzo? Usted contesta - porque necesitamos comer para estar sanos, y él preguntará ¿por qué necesitamos estar sanos? y allí van ustedes en un círculo de preguntas sin fin.
Me puedo imaginar a Jesús como el padre en ese ejemplo. Él les explicó a sus discípulos una y otra vez que él era el mesías prometido y que él iba a cumplir todas las cosas del antiguo testamento, pero ellos preguntaban una y otra vez sobre esas mismas cosas. Tomás preguntó - Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Justo antes de explicar Jesús que iba a la casa de su Padre. Felipe dijo - Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Pero Jesús había dicho en Juan 10:10 - Yo y el Padre uno somos. Ya explicó Jesús que él era Dios y tenía unidad con el Padre, pero los discípulos tenían dudas y preguntas todavía.
Por eso, tenemos esta enseñanza de consuelo para los discípulos. Fue casi el tiempo para Jesús sufrir, morir, y resucitar y Jesús en su amor les enseñó a sus discípulos confundidos y temerosos sobre él Espíritu Santo. De hecho, esta es la primera de cinco lecciones sobre el Espíritu Santo en esta parte de Juan. En este tiempo de pascua, ya hemos visto la obra de Padre en la celebración de Navidad - dando su Hijo al mundo, y hemos visto la obra redentora de Jesús en la cruz y el sepulcro vacío. Ahora, nos preparamos para el día de pentecostés cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre los discípulos. ¿por qué? Porque Jesús dijo - y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Jesús iba a enviar el Espíritu Santo, el Consolador, para estar en ellos y dar la vida ahora y para siempre.
Pero como niños de 2 o 3 años, preguntamos también ¿Por qué necesitamos la vida? Como dije en la introducción - los que están vivos respiran y viven. ¿Y estamos haciendo justo eso ahora mismo, cierto? Vamos al principio de la historia del mundo, Adán y Eva tenían la vida completa, ellos fueron inmortales con vidas literalmente perfectas, pero la perdieron, con solo un pecado, ellos perdieron toda su vida - su perfección, su inmortalidad, su relación perfecta con Dios.
Y hemos perdido la vida también, pensamos en lo que Jesús dijo en el primer versículo de nuestro texto - Si me amáis, guardad mis mandamientos. ¿Aman ustedes a Dios todo el tiempo? ¿Han usado ustedes el nombre de Dios de una manera mala? ¿Han respetado ustedes la palabra de Dios, siempre animados leerla y congregarse para escuchar la verdad? ¿Han respetado a sus padres, gobierno, jefes, policía, y otras autoridades todo el tiempo? ¿Han odiado a alguien en su corazón? ¿Han deseado a alguien que no sea su esposo o esposa? ¿Han mentido o chismoseado acerca de alguien? ¿Han codiciado las cosas de un vecino o familiar? Y me imagino que ustedes dirían conmigo que no hemos amado a Dios porque no hemos guardado los mandamientos. Hemos perdido la vida, y merecido la muerte. La muerte eterna sin consolador, ni salvador, ni esperanza alguna, como pecadores, por naturaleza hacemos pecado.
¿Han escuchado el dicho - la gente puede cambiar? A veces lo usamos cuando hay alguien que tiene malos hábitos - es mentiroso, dice palabras feas, siempre llega tarde, se viste mal o inapropiadamente. Decimos muchas veces que una persona así puede cambiar. Pero no era así con nosotros y nuestra naturaleza pecaminosa. No podíamos cambiar nada. Pero Dios misericordioso nos cambió. No teníamos vida y nos dio la vida por la obra de Cristo.
Jesús nació de la virgen María sin pecado, sin naturaleza pecaminosa. Y Jesús siguió viviendo una vida perfecta por nosotros. Leemos en Lucas 2 que cuando tenía 12 años, Jesús obedeció a su Padre celestial y a sus padres terrenales también perfectamente. Leemos también en Mateo 26:59-60 cuando Jesús estaba en juicio ante los líderes religiosos - Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Y también Poncio Pilato dijo en Lucas 23:4 - Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre. Sí, Jesús vivió perfectamente. Pero también murió por nosotros. Él tomó la muerte que habíamos merecido y nos perdonó todos nuestros pecados.
Pero Jesús vive. Y porque él vive, nosotros también viviremos. Jesús resucitó de entre los muertos para asegurar nuestra vida eterna. Y esa vida no está lejos. Tenemos esa vida ahora. Jesús dijo - el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Y también - En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. Parece que Jesús está hablando acerca del día de Pentecostés en este caso - el derramamiento especial del Espíritu Santo sobre los discípulos. Pero sabemos que lo que dijo Jesús aplica a nosotros también después de aquel día. Pablo nos dice en 1 Corintios 6:19-20 - ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. Tenemos también el Espíritu Santo en nosotros. La pregunta ahora es ¿Qué significa esto?
No hemos visto a Jesús físicamente, pero hemos visto a Jesús por medio de su palabra. Y a través de esa ella, el Espíritu Santo obró en nosotros la fe. Todo eso significa que, por este mismo Espíritu Santo, podemos vivir nuestra vida nueva ahora. Amamos a Dios por lo que hizo por nosotros y por eso, obedecemos los mandamientos. Ahora la ley no nos mata, sino que nos guía en nuestras vidas de santificación, por amor y agradecimiento a Dios, podemos seguir los mandamientos, viviendo como cristianos con el Espíritu Santo morando en nosotros.
Como los peces nadan y el fuego tiene calor, también el Cristiano hace buenas obras por naturaleza. El Espíritu Santo morando en nosotros nos capacita hacer las cosas conforme a la voluntad de Dios. ¿Y cómo se ve en la vida suya? ¿Qué pueden ustedes hacer en sus vidas hoy, esta tarde, y esta semana conforme a su identidad - Cristianos con el Espíritu Santo? Tal vez es hacer su trabajo lo mejor posible, tal vez es cuidar a sus niños, enseñándoles la palabra de Dios como nos dice Proverbios 22:6 - Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. O tal vez es cuidar su matrimonio conforme a lo escrito en Efesios 5 - si no lo han leído, léanlo está tarde, o tal vez es compartir la palabra que le dio la vida. La vida nueva ahora, y para siempre.
Recuerden que en esta vida tenemos el Consolador. El Espíritu Santo Dios que nos guía en esta vida hasta la vida eterna. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. No estamos solos en este mundo, ya somos parte de la gran familia Cristiana en este mundo con Dios nuestro Padre. Pero la veremos completa y perfectamente cuando lleguemos al cielo para ver a Jesús cara a cara y a todos nuestros hermanos y hermanas en la fe. ¡Porque él vive, nosotros también viviremos! Amén.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Amén.
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
47 A nadie amaré como a Cristo
48 Busca primero el reino de Dios
49 Con el buen Jesús andemos
50 Cristiano soy
51 Dios de gracia, Dios de gloria
52 Hermanos cantad
53 Seguidme a mí, dice el Señor
54 Santo Espíritu llena mi vida
55 Serviremos al Señor
56 Alzad la cruz
Culto Cristiano:
52 Jesús, mi Salvador
161 Dejo el mundo y sigo a Cristo
165 Hay una fuente
254 Firmes y adelante
255 Qué mi vida entera esté
257 Mirad y ved a nuestro Dios
263 Escuchad, Jesús nos dice
264 Grato es contar la historia
272 Me guía Cristo con su amor
403 Estad por Cristo firmes
406 Luchad, luchad por Cristo
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
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