
El segundo domingo después de pentecostés
(Verde)
Tema del día: Nuestro Señor Jesucristo satisfizo las exigencias de Dios con su vida perfecta y muerte inocente en la cruz. Por medio de la fe nosotros recibimos su justicia. Cualquier otra forma de "salvarse" no es suficiente. Hay que siempre tener cuidado con los que enseñan doctrina falsa, especialmente con los que andan disfrazados con el nombre "cristiano."
La Colecta: Oh Dios, cuya providencia infalible ordena todo cuanto hay en la tierra y en el cielo: Te suplicamos que nos apartes de todo peligro y nos concedas todo lo que nos beneficie; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Deuteronomio 11:18-21,26-28 El himno dice: Preciosa herencia otorga Dios al hombre en la Palabra La Palabra de Dios es un regalo precioso que nos enseña primordialmente que somos pecadores condenados (la ley), y después, que tenemos la vida eterna por medio de Jesucristo (el evangelio). Por lo tanto, la ley de Dios ya sirve como regla y guía en nuestra vida cristiana. Es más, Dios nos promete bendecir si la guardamos.
18Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. 19Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, 20y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; 21para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.
26He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: 27la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, 28y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.
El Salmo del Día: Salmo 78
Masquil de Asaf.
1 Escucha, pueblo mío, mi ley;
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
2 Abriré mi boca en proverbios;
Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos,
3 Las cuales hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron.
4 No las encubriremos a sus hijos,
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las maravillas que hizo.
5 El estableció testimonio en Jacob,
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la notificasen a sus hijos;
6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,
7 A fin de que pongan en Dios su confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
8 Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.
9 Los hijos de Efraín, arqueros armados,
Volvieron las espaldas en el día de la batalla.
10 No guardaron el pacto de Dios,
Ni quisieron andar en su ley;
11 Sino que se olvidaron de sus obras,
Y de sus maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres hizo maravillas
En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
13 Dividió el mar y los hizo pasar;
Detuvo las aguas como en un montón.
14 Les guió de día con nube,
Y toda la noche con resplandor de fuego.
15 Hendió las peñas en el desierto,
Y les dio a beber como de grandes abismos,
16 Pues sacó de la peña corrientes,
E hizo descender aguas como ríos.
17 Pero aún volvieron a pecar contra él,
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;
18 Pues tentaron a Dios en su corazón,
Pidiendo comida a su gusto.
19 Y hablaron contra Dios,
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
20 He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas,
Y torrentes inundaron la tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su pueblo?
21 Por tanto, oyó Jehová, y se indignó;
Se encendió el fuego contra Jacob,
Y el furor subió también contra Israel,
22 Por cuanto no habían creído a Dios,
Ni habían confiado en su salvación.
23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba,
Y abrió las puertas de los cielos,
24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen,
Y les dio trigo de los cielos.
25 Pan de nobles comió el hombre;
Les envió comida hasta saciarles.
26 Movió el solano en el cielo,
Y trajo con su poder el viento sur,
27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo,
Como arena del mar, aves que vuelan.
28 Las hizo caer en medio del campamento,
Alrededor de sus tiendas.
29 Comieron, y se saciaron;
Les cumplió, pues, su deseo.
30 No habían quitado de sí su anhelo,
Aún estaba la comida en su boca,
31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios,
E hizo morir a los más robustos de ellos,
Y derribó a los escogidos de Israel.
32 Con todo esto, pecaron aún,
Y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por tanto, consumió sus días en vanidad,
Y sus años en tribulación.
34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios;
Entonces se volvían solícitos en busca suya,
35 Y se acordaban de que Dios era su refugio,
Y el Dios Altísimo su redentor.
36 Pero le lisonjeaban con su boca,
Y con su lengua le mentían;
37 Pues sus corazones no eran rectos con él,
Ni estuvieron firmes en su pacto.
38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía;
Y apartó muchas veces su ira,
Y no despertó todo su enojo.
39 Se acordó de que eran carne,
Soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto,
Lo enojaron en el yermo!
41 Y volvían, y tentaban a Dios,
Y provocaban al Santo de Israel.
42 No se acordaron de su mano,
Del día que los redimió de la angustia;
43 Cuando puso en Egipto sus señales,
Y sus maravillas en el campo de Zoán;
44 Y volvió sus ríos en sangre,
Y sus corrientes, para que no bebiesen.
45 Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban,
Y ranas que los destruían.
46 Dio también a la oruga sus frutos,
Y sus labores a la langosta.
47 Sus viñas destruyó con granizo,
Y sus higuerales con escarcha;
48 Entregó al pedrisco sus bestias,
Y sus ganados a los rayos.
49 Envió sobre ellos el ardor de su ira;
Enojo, indignación y angustia,
Un ejército de ángeles destructores.
50 Dispuso camino a su furor;
No eximió la vida de ellos de la muerte,
Sino que entregó su vida a la mortandad.
51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto,
Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.
52 Hizo salir a su pueblo como ovejas,
Y los llevó por el desierto como un rebaño.
53 Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor;
Y el mar cubrió a sus enemigos.
54 Los trajo después a las fronteras de su tierra santa,
A este monte que ganó su mano derecha.
55 Echó las naciones de delante de ellos;
Con cuerdas repartió sus tierras en heredad,
E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel.
56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo,
Y no guardaron sus testimonios;
57 Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres;
Se volvieron como arco engañoso.
58 Le enojaron con sus lugares altos,
Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla.
59 Lo oyó Dios y se enojó,
Y en gran manera aborreció a Israel.
60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo,
La tienda en que habitó entre los hombres,
61 Y entregó a cautiverio su poderío,
Y su gloria en mano del enemigo.
62 Entregó también su pueblo a la espada,
Y se irritó contra su heredad.
63 El fuego devoró a sus jóvenes,
Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.
64 Sus sacerdotes cayeron a espada,
Y sus viudas no hicieron lamentación.
65 Entonces despertó el Señor como quien duerme,
Como un valiente que grita excitado del vino,
66 E hirió a sus enemigos por detrás;
Les dio perpetua afrenta.
67 Desechó la tienda de José,
Y no escogió la tribu de Efraín,
68 Sino que escogió la tribu de Judá,
El monte de Sion, al cual amó.
69 Edificó su santuario a manera de eminencia,
Como la tierra que cimentó para siempre.
70 Eligió a David su siervo,
Y lo tomó de las majadas de las ovejas;
71 De tras las paridas lo trajo,
Para que apacentase a Jacob su pueblo,
Y a Israel su heredad.
72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón,
Los pastoreó con la pericia de sus manos.
La Segunda Lectura: Romanos 3:21-25,27-28 No hay ni una persona en este mundo que puede lograr la justicia que Dios exige en su ley, y entonces, todos quedan condenados al infierno. Sin embargo, Dios nos concede la justicia que Cristo ganó con su perfecta obediencia y muerte inocente. El perdón no es que Dios ignora nuestros pecados, sino que ya no existen porque Jesucristo sufrió su castigo en la cruz. Por los méritos de Jesucristo, Dios nos declara inocentes y libres para vivir con él eternamente en el cielo.
21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino. ¡Aleluya!
El Evangelio: Mateo 7:15-29 En este mundo pecaminoso hay mucho lobos, o sea, maestros falsos, los cuales engañan a la gente y condenan las almas. Andan por este mundo disfrazados de ovejas, es decir, fingiendo que son de Cristo. Pero los podemos reconocer por "sus frutos," por lo que enseñan. Si nuestra fe no se basa en la Palabra sólida de Dios, estamos en peligro de creer las mentiras del diablo.
15Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20Así que, por sus frutos los conoceréis.
21No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
24Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
28Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
¡CRISTIANOS, CRISTO ES NUESTRA ROCA!
Mi ciudad, Medellín, es muy marcada por los estratos sociales y mayormente los que viven en el sur oriente son de estrato social alto, pero en esta parte de la ciudad hay una vía que comunica a Medellín con el oriente Antioqueño y esta se llama las Palmas. Vivir en este sector es un cambio de vida total, las comodidades, tranquilidad de la vida y vista de la ciudad son increíbles y junto con esto empezaron las grandes construcciones de edificios con apartamentos cómodos que tiene un valor desde los 50.000 dólares y una de estas unidades de apartamentos tenía el nombre de Space. De nuevo vivir en este lugar es un lujo, vivir en una parte de estas da a la vida una satisfacción, seguridad y tranquilidad, siempre que uno pasaba por esta vía, las Palmas, podía ver estas seis torres con estos apartamentos que eran hermosos por fuera, pero por dentro sus columnas y paredes eran débiles, el cemento y la varilla que usaron escaseo y por esto seis años después de inaugurar este lugar se cayó este edificio y costó vidas humanas.
Lo mismo puede pasar con nosotros los cristianos del día de hoy, mostramos por fuera lo que no somos por dentro, cada domingo venimos a la iglesia, tomamos la santa cena y hacemos parecer a otros cristianos que somos fuertes en la fe, cada vez que hablamos nos encargamos de hacer saber que no somos débiles en la fe y empezamos a contar historias donde somos valientes y no pecamos, queremos que la iglesia nos vea como cristianos prominentes que cada domingo mostramos que es vivir en la fe. Jesús al decir estas palabras del evangelio de hoy había predicado lo que conocemos como el sermón del monte, el mensaje claro de nuestro Señor es como los cristianos necesitamos vivir, pero perfectamente como lo leemos en Mateo 5:48. En esta sección del evangelio de hoy nos muestra en tres secciones lo que somos cuando queremos mostrarnos como fortalezas en la iglesia, somos por fuera lo que no somos por dentro. Nos dice nuestro Salvador: 15Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los conoceréis. En otra sección nos dice: 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Estos versículos están mostrando nuestro pecado por creernos fortaleza, nos volvemos como los falsos maestros, lobos rapaces, porque enseñamos que mi fe es mejor que la de los demás, creemos que hacemos cosas extraordinarias parecidas en profetizar, echar demonios y hacer milagros, pero la biblia desnuda nuestra fortaleza y muestra nuestro pecado en contra del tercer mandamiento y en contra de la divinidad de Dios por mostrarnos igual a Él. Por esto merecemos ser cortados por no dar el fruto verdadero que necesitamos dar, merecemos ser echados en el infierno y merecemos que Jesús nos desconozca cuando muramos o cuando venga por segunda vez y todo esto lo merecemos por estar cimentados sobre la arena. Hemos escuchado frases como “me voy de la iglesia cuando me saquen en un ataúd” o puede pasarme lo que sea en mi vida pero “yo seguiré fiel a mi Señor”, así este desempleado, tenga hambre o muchos problemas en el hogar “nunca abandonaré al Señor” pero muchos que hemos escuchado hablar así, hoy, vemos sus sillas vacías, han abandonado la fe por ser fortalezas propias sin frutos y porque están cimentados en la arena, son y somos iguales que este edifico Space, del cual les hablé al inicio del sermón porque nos derrumbamos cuando llegan las pruebas de fe y esto sucede porque mostramos que somos fuertes por fuera pero en nuestro interior, en nuestro corazón estamos poniendo freno al Espíritu Santo puesto que no dejamos que ÉL trabaje en nosotros mostrándonos que solo en Cristo tenemos una roca sólida para este mundo y para la eternidad, que sólo el Evangelio es nuestra fortaleza y reconozcamos hoy el gran obstáculo que es nuestro viejo hombre.
Es cierto, cada uno de nosotros los que estamos aquí necesitamos ser consientes y dejar que sea el Espíritu Santo quien haga la obra en nosotros, que nuestra fortaleza sea Dios y no nosotros mismos, y por esto vino Jesús a dar un fruto verdadero en su vida perfecta, nuestro Señor Jesucristo aun siendo Dios, siempre se sometió al Padre Celestial en su naturaleza humana y no fue un lobo vestido de oveja, Él fue el único y buen pastor que vino a buscar y salvar lo que se había perdido, es decir, a cada uno de nosotros y esto lo leemos en Lucas 19:10. Este rescate lo hizo siendo perfecto en nuestro lugar enseñando la Palabra de Dios fielmente, por esto termina nuestro pasaje de hoy afirmándonos del cumplimiento del tercer mandamiento por Jesús hacia nosotros la gente se admiraba de su doctrina; 29porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Cuando leamos el sermón del monte que está en los capítulos del 5 al 7 de San Mateo solo podemos sacar una conclusión: somos pecadores, no podemos cumplir perfectamente la voluntad de Dios y Cristo fue nuestro rescate, no solo con su vida, sino que leemos en Romanos 3:24-25 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados. Estos son los motivos que nos da la Escritura para ser fortalecidos por el Espíritu Santo y Él mismo construyó nuestra casa espiritual sobre la roca, Cristo. Cada domingo que vengamos a la iglesia no tenemos que deslumbrar a nadie con nuestra fe, porque todos tenemos la misma necesidad, confesar nuestra debilidad, nuestro pecado y como es perdonado y salimos fortalecidos en Cristo. Cada domingo no tenemos que abrir nuestra boca para asegurar a otros que nuestra fe es mejor que la de ellos, venimos para escuchar como actúo Jesús por nosotros y como el Espíritu Santo produce en nosotros frutos de fe. Estos frutos que son producidos solo por el Evangelio que nos da la seguridad que las tormentas que lleguen a nuestras vidas, los problemas que vivamos a causa del pecado, las desilusiones que vivimos en este mundo no nos hagan perder la fe, al contrario, oremos para que cada cosa difícil que vivamos el Espíritu Santo no nos suelte en ningún momento, al contrario que nos acerque más a Dios y su Palabra.
Por esto enseñemos a los niños que nunca son mejores que otros, cuando los premiemos porque hicieron algo bien, es por sus esfuerzos y amor y, no por compararse con otros, de esta manera ellos crecen pensando en su vida cristiana que necesitan de Jesús al igual que otros niños. Nuestros jóvenes a veces son arrogantes, desinteresados en las cosas que les corresponde porque le hemos cubierto todo y en esta época de la juventud el egoísmo y la carne pecaminosa hace de lo suyo queriendo mostrar que saben más que los padres, que saben más que el mundo y que saben más que Dios, por esto hay que educar a nuestros jóvenes con las necesidades que tenemos para que ellos puedan apreciar lo poco que les podamos dar y así ellos aprender a ser agradecidos con Dios y con su familia. Nosotros los adultos, en la carta a los Gálatas 5:15 nos dice: Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Dejemos de mordernos unos a otros, dejemos de consumirnos unos a otros, todos los que estamos aquí tenemos la misma necesidad espiritual, todos los que estamos aquí, desde el más niño hasta el más adulto necesitamos que el Espíritu Santo nos mantenga unidos a la roca, Cristo, porque la vida eterna que se nos ha dado la necesitamos todos y necesitamos ayudarnos unos a otros para llegar juntos a la meta, necesitamos orar unos por otros para que nos mantengamos en los caminos del Señor, necesitamos cada día todos nosotros la misma dosis de la Ley y el Evangelio para que Cristo siga fortaleciendo nuestras vidas con la enseñanza que nos da. y para que el Espíritu Santo siga fortaleciendo nuestra fe, esta que es importante cuidar y fortalecer con la Santa Cena y el Evangelio, esta que es el regalo más precioso que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros por igual para que Él día que nos encontramos con Él o venga por segunda vez nos diga: Venid benditos de mi Padre al Reino preparado para cada uno de ustedes. Amén
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
30 Jesús es la roca
38 Tu palabra es mi cántico
51 Dios de gracia, Dios de gloria
88 Sublime gracia
90 ¡Oh Cristo de infinito amor!
107 El Señor es mi luz
Culto Cristiano:
110 Luz brillante, dulce y pura
112 Padre, tu palabra es
113 Preciosa herencia
115 Tu Palabra, ¡Oh Santo Dios!
116 Tu Palabra, ¡Oh Padre Santo!
128 Un solo fundamento
131 Firme en la roca eterna
135 De la iglesia el fundamento
219 Roca de la eternidad
225 Por gracia sola yo soy salvo
246 Mi fe descansa en ti
296 Después Señor, de haber venido aquí
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
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