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Servicio - 1 abril 2021

El jueves santo

(Púrpura o blanco)

 

El Tema del Día: El jueves santo es la noche en que nuestro Señor Jesucristo fue entregado por nosotros para sufrir una muerte horrible en la cruz. En este día celebramos la institución de la Santa Cena y meditamos en la reconciliación y comunión que tenemos con Dios por medio del cuerpo y sangre de Cristo.

 

La Colecta: Oh Señor Jesucristo, puesto que nos has dejado en un sacramento maravilloso la memoria de tu Pasión: Concede, te suplicamos, que participemos de este sacramento de tu cuerpo y sangre de tal modo que los frutos de tu redención se manifiesten continuamente en nosotros; tú que vives y reinas con el Padre y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Éxodo 12:1-14 El Señor instruye a Moisés cómo hacer los preparativos para la pascua, el día en que Dios iba a salvar a su pueblo de las manos de los egipcios. Este rescate por medio de la sangre del cordero pascual prefigura la salvación que viene por medio de la sangre del cordero perfecto Jesucristo.

 

1Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: 2Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. 3Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. 4Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. 5El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. 6Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. 7Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. 8Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. 9Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. 10Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. 11Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. 12Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. 13Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

14Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.

 

 

El Salmo del Día: Salmo 116

 

1 Amo a Jehová, pues ha oído

Mi voz y mis súplicas;

2 Porque ha inclinado a mí su oído;

Por tanto, le invocaré en todos mis días.

3 Me rodearon ligaduras de muerte,

Me encontraron las angustias del Seol;

Angustia y dolor había yo hallado.

4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:

Oh Jehová, libra ahora mi alma.

5 Clemente es Jehová, y justo;

Sí, misericordioso es nuestro Dios.

6 Jehová guarda a los sencillos;

Estaba yo postrado, y me salvó.

7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo,

Porque Jehová te ha hecho bien.

8 Pues tú has librado mi alma de la muerte,

Mis ojos de lágrimas,

Y mis pies de resbalar.

9 Andaré delante de Jehová

En la tierra de los vivientes.

10 Creí; por tanto hablé,

Estando afligido en gran manera.

11 Y dije en mi apresuramiento:

Todo hombre es mentiroso.

12 ¿Qué pagaré a Jehová

Por todos sus beneficios para conmigo?

13 Tomaré la copa de la salvación,

E invocaré el nombre de Jehová.

14 Ahora pagaré mis votos a Jehová

Delante de todo su pueblo.

15 Estimada es a los ojos de Jehová

La muerte de sus santos.

16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,

Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;

Tú has roto mis prisiones.

17 Te ofreceré sacrificio de alabanza,

E invocaré el nombre de Jehová.

18 A Jehová pagaré ahora mis votos

Delante de todo su pueblo,

19 En los atrios de la casa de Jehová,

En medio de ti, oh Jerusalén.

Aleluya.

 

 

La Segunda Lectura: 1 Corintios 10:16-17 En esta lectura, San Pabla destaca muy claramente que en la Santa Cena recibimos el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo. Pero no solamente gozamos de una comunión con nuestro Dios, sino también con nuestros hermanos en la fe, compartiendo de un solo pan.

 

16La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

 

El Versículo: Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que él venga.

 

El Evangelio: Marcos 14:12-26 En la noche en que Jesucristo y sus discípulos celebran su última pascua juntos, Jesús instituye la Santa Cena. En este sacramento recibimos lo que ganó por nosotros la redención, es decir, el cuerpo y sangre de Cristo. Este sacramento fue dado como sello del pacto nuevo que tenemos en Cristo, como sello del perdón de los pecados.

 

12El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? 13Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? 15Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí. 16Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.

17Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. 18Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 19Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? 20El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. 21A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

22Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.

26Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

 

 

AMADOS HOY CELEBRAMOS EL PACTO QUE NOS DA VIDA

 

Estudiando el capitulo 3 del libro de Levitico encontramos que Dios manda a que el pueblo haga sacrificios de paz. El pueblo sabia que esas ofrendas expresaban la comunión y la paz que ellos tenían con Dios, en términos de una comida compartida. Mediante la expiación que Dios había hecho, no había barrera entre ellos y Dios. Hoy nosotros estamos reunidos dando gracias a nuestro Dios por Jesús, porque Él fue la ofrenda de Paz ofrecida por Él mismo para restablecer nuestra relación con la Trinidad. Estamos meditando en esta semana santa usando al evangelista Marcos y hemos tratado de sacar un buen provecho al mensaje dado por este evangelista. Su relato escrito a gentiles hace que podamos entender y ver la misericordia de Dios en nuestras vidas y aún más cuando nos acercamos al sacramento del altar. Pablo nos enseña que en cada oportunidad que nos acercamos a la cena del Señor recibimos la copa de bendición, 1 Corintios 10:16. Y esta es una bendición que trasciende eternamente porque nosotros por medio del sacramento del altar recordamos lo que significa ser creyente puesto que las palabras de Jesús unidas al pan y vino nos recuerda como Él gano la verdadera Paz por cada uno de nosotros: 22Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.

 

Muchos cristianos no están de acuerdo con nosotros en nuestra manera de interpretar la Biblia porque nosotros usamos el método literal de las Escrituras, es decir, consideramos el sentido de cada palabra. Hoy muchos están tomando la cena indignamente porque olvidan prepararse para recibirla tal como lo enseña el mismo Pablo inspirado por Dios en 1 Corintios 11:27-29 27De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Es muy importante entender que es el probarse y el discernir, porque de esto depende que la santa cena sea una bendición o una maldición. El Probarse así mismo es hacer un examen de conciencia en cuanto a nuestra vida de santificación porque si no estamos arrepentidos de un pecado y tomamos la cena estamos recibiendo juicio para nuestras almas. Marcos en el relato que estamos meditando hoy, nos muestra como nuestro Señor Jesucristo trató este asunto puesto que había uno de sus discípulos que no se había probado así mismo 17Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. 18Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 19Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? 20El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. 21A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Marcos 14:17-21. El pecado y el pecador impenitente del cual habla Jesús en estos versículos nosotros hoy lo sabemos por el mismo relato bíblico, pero los apóstoles de Jesús en ese momento no sabían bien de lo que estaba sucediendo espiritualmente en esa noche. Había uno de los doce que estaba pecando contra el primer mandamiento, amó más las treinta piezas de plata que a su maestro Jesús y este pecado en contra del primer mandamiento lo llevo a pecar también contra el quinto y el octavo mandamiento puesto que al entregar a Jesús le estaba engañando y lo estaba entregando para muerte. San Juan tristemente muestra como Judas no era creyente, y por lo tanto leemos en Juan 13:2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase. El enemigo había ganado el corazón de Judas y es por lo que Jesús dijo: ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. No sabemos si Judas participó de la Santa Cena porque cuando leemos al evangelio de Lucas vemos como mostró las palabras de Jesús a cerca de quien le iba a entregar después de dar el pan y el vino. Pero sí Judas tomó la cena en ese momento lo tomó como incrédulo y ya sabemos que es juicio de condenación. Pero realmente nuestro conocimiento es limitado y cuando nos pregunten si Judas tomó el sacramento ese jueves santo la mejor respuesta, es decir: no lo sabemos. Pero lo que sí es claro para nosotros es que no tomaremos del sacramento del altar cuando estamos disgustados con un hermano en la fe, cuando tenemos un pecado sin arrepentimiento y, cuando en nuestro corazón existe el odio porque estaremos tomando juicio de condenación por nuestro pecado en contra de la primera tabla de la Ley.

 

Falta que hablemos de la siguiente manera de tomar la santa cena indignamente y esto tiene que ver el Discernir. Pero este termino no solamente nos llama a tener cuidado que es lo que creemos frente al sacramento, sino que también nos exhorta diciéndonos con quien lo vamos a practicar. La doctrina del compañerismo para nosotros como luteranos confesionales es muy importante, porque no vemos la doctrina y el compañerismo por niveles. Nosotros vemos la doctrina como una y por lo tanto solo compartimos el sacramento del altar con quienes han confesado públicamente la misma fe, es lo que llamamos comunión cerrada. Hoy lamentablemente existen cristianos que la Santa Cena no tiene un valor espiritual, porque su manera de interpretar la Biblia les dice que el pan y vino representan o es un simbolismo del cuerpo y la sangre del Señor. Para otros solo creen que por medio de un sacerdote imponiendo las manos sobre el pan y vino se convierten en el cuerpo y la sangre del Señor. Con los que creen de esta manera no podemos juntarnos para tomar la Santa Cena, no podemos tener compañerismo porque nuestra manera de interpretar la biblia nos enseña claramente: Esto es mi Cuerpo, Esto es mi Sangre. No podemos interpretar los versículos de la institución de la Santa Cena de manera metafórica porque el texto exige que literalmente lo interpretemos, puesto que Jesús no uso los términos simboliza, representa o se convierta. Instruimos a nuestros niños desde la niñez con historias bíblicas hasta que llega el momento de poner el catecismo en sus manos y cuando ellos entienden y confiesan que para tomar la Santa Cena necesitan Probarse y Discernir para tomar el Sacramento ellos son aprobados para juntarse con los demás para participar del sacramento del altar y cuando llega un adulto a nuestra iglesia antes de tomar el sacramento le instruimos para que pueda Probarse y Discernir el Sacramento del Altar. Manifestamos claramente que solo tenemos compañerismo, que solo tomamos de la Santa Cena con los que creen doctrina por doctrina según las Escrituras, consideramos seriamente lo que nos enseña San Pablo en 1 Corintios 1:10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

 

El Espíritu Santo hace que seamos uno con Dios y este uno es lo que llamamos el compañerismo con Dios y con los que creemos lo mismo. Pablo inspirado por Dios nos enseña 16La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 1 Corintios 10:16-17. Esto nos recuerda como los hermanos del Antiguo Testamento celebraban la bendición de ser uno con la Pascua, recordaban como el Dios Justo y Amoroso les sacó de la Esclavitud de Egipto y como el Cordero que comían era un tipo de Jesús, su perfección era mostrada en este Cordero, cuando un gentil fuera a participar de la Pascua tenían que circuncidarse para no comerla indignamente. Jesús al celebrar la Pascua le dio la connotación indicada porque sólo estaba centrada en Él y su obra Redentora. En la Santa Cena recordamos al recibir el cuerpo y la sangre del Señor bajo estos dos elementos unidos a la Palabra de Dios como nuestro pecado fue perdonado, la Paz que tenemos hoy con Dios por medio de la vida perfecta de Cristo, el Cordero Perfecto que no cometió ningún pecado por amor a nosotros y a la vez como se sacrificó al dar su vida por nosotros. Cada vez que recibimos la Santa Cena recordamos las Palabras de Isaías 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Cada vez que tomamos la Santa Cena es una muestra de lo que viviremos en el cielo nosotros hermanos en la fe con una comunión eterna con nuestro Dios tal como lo dice Apocalipsis 19:7-10 7Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. 9Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Por esto hoy desde nuestro corazón demos gracias a Dios porque por medio del Sacramento del Altar recordamos como Él renovó el Pacto que por nuestro pecado invalidamos y como este pacto es eterno. Amén

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17 De tal manera Dios amó

18 Te saludo, Cristo santo

28 El profundo amor de Cristo

39 No podemos caminar

41 ¡Oh buen Jesús!

42 Una espiga

88 Sublime gracia

90 ¡Oh Cristo de infinito amor!

105 Acuérdate de Jesucristo

107 El Señor es mi luz

 

Culto Cristiano:

46 Al contemplar la excelsa cruz

47 Cristo vida del viviente

54 ¿Vives triste y angustiado?

67 Santo Cordero

120-127 Los himnos para la Santa Comunión

165 Hay una fuente

202 Oí la voz del Salvador

229 Tal como soy

246 Mi fe descansa en ti

255 Que mi vida entera esté


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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