
Servicio - 03 febrero 2019
El Cuarto Domingo después de la Epifanía
(Verde)
Tema del día: Cristo como nuestro gran profeta nos trae las buenas nuevas de salvación. Sólo hay dos formas en que se puede responder ante su predicación: creer en él para su salvación o rechazarlo para su condenación.
La Colecta: Todopoderoso Dios, que sabes que nos hallamos rodeados de tantos grandes peligros, y que a causa de nuestra naturaleza no podemos estar firmes: Concédenos la fortaleza y la protección necesarias para librarnos de todos los peligros y triunfar sobre la tentación; por Jesucristo, tu Hijos, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Jeremías 1:4-10 Dios dio al Profeta Jeremías un trabajo muy duro. Lo envió para predicar a una gente de duro corazón. Pero le prometió que iba a estar con él y que le iba a dar las palabras que decir. Aunque la predicación de Jeremías iba a ser principalmente para “arrancar y destruir,” por el poder de Dios unos iban a creer. Y entonces, el mensaje de Jeremías también iba a ser para “edificar y plantar.”
4Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 5Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. 6Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. 7Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. 8No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. 9Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. 10Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
El Salmo del Día: Salmo 71
1 En ti, oh Jehová, me he refugiado;
No sea yo avergonzado jamás.
2 Socórreme y líbrame en tu justicia;
Inclina tu oído y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente.
Tú has dado mandamiento para salvarme,
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Dios mío, líbrame de la mano del impío,
De la mano del perverso y violento.
5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza,
Seguridad mía desde mi juventud.
6 En ti he sido sustentado desde el vientre;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
De ti será siempre mi alabanza.
7 Como prodigio he sido a muchos,
Y tú mi refugio fuerte.
8 Sea llena mi boca de tu alabanza,
De tu gloria todo el día.
9 No me deseches en el tiempo de la vejez;
Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
10 Porque mis enemigos hablan de mí,
Y los que acechan mi alma consultaron juntamente,
11 Diciendo: Dios lo ha desamparado;
Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
12 Oh Dios, no te alejes de mí;
Dios mío, acude pronto en mi socorro.
13 Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma;
Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
14 Mas yo esperaré siempre,
Y te alabaré más y más.
15 Mi boca publicará tu justicia
Y tus hechos de salvación todo el día,
Aunque no sé su número.
16 Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor;
Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.
17 Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
18 Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares,
Hasta que anuncie tu poder a la posteridad,
Y tu potencia a todos los que han de venir,
19 Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso.
Tú has hecho grandes cosas;
Oh Dios, ¿quién como tú?
20 Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males,
Volverás a darme vida,
Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
21 Aumentarás mi grandeza,
Y volverás a consolarme.
22 Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio,
Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa,
Oh Santo de Israel.
23 Mis labios se alegrarán cuando cante a ti,
Y mi alma, la cual redimiste.
24 Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día;
Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal procuraban.
La Segunda Lectura: 1 Corintios 12:27-13:13 Nuestra respuesta ante los muchos dones que Dios nos otorga en su amor es una vida de servicio, o sea, una vida de amor. El amor es auto-sacrificio en actitud y acción, es decir que en vez de pensar primeramente en “el gran yo,” buscaremos el bien de nuestro prójimo y la gloria de Dios en todo lo que hacemos y pensamos.
27Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. 28Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. 29¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? 30¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? 31Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
13
1Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes,a y no tengo amor, nada soy. 3Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. ¡Aleluya!
El Evangelio: Lucas 4:20-32 Jesús predica en el pueblo en que fue criado, Nazaret, y declara a la gente congregada allí en la sinagoga que él es el Gran Profeta enviado por Dios. La gente responde con incredulidad y enojo, intentando matarlo, pero Cristo “pasó por en medio de ellos, y se fue.”
20Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 22Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? 23Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 25Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.
31Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
LA EPINAFIA NOS MUESTRA REALMENTE QUIEN ES JESÚS
Hoy en día existen lugares en internet con el fin de ayudar a las personas a conocer a otros que puedan ser sus futuras parejas para el noviazgo o el matrimonio, no tengo experiencia en estas cosas pero me imagino como es la curiosidad de conocer a una persona, como empieza el dialogo entre ellas y con temor de lo más importante para muchos, compartir su fotografía para ver como son físicamente las personas. Muchos se enamoran por este medio porque la manera de conversar o de entender el pensamiento de la otra persona empieza a convencer su corazón, pero como hay un adagio que dicen el amor entra por los ojos, muchos se decepcionan después de que conocen por fotografía al ser o la persona que les habla al otro lado del computador.
Esta misma decepción tuvieron muchos en Nazaret, todos los judíos que vivían allí en estas tierras de Galilea estaban convencidos que el reinado del Mesías consistiría en liberarlos del imperio romano y hacer de Israel un nuevo pueblo poderoso, muchos tal vez tenían en sus mentes las palabras del profeta Isaías 13Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén. Isaías 26:13. Y creían que era el momento que todo volvería a la normalidad y ser una sola nación en Jerusalén, creyeron que ya por fin Jerusalén no iba a ser más gobernado por un imperio sino por ellos mismos. Pero Lucas nos muestra hoy cual fue la actitud de los paisanos de Jesús después de que se presentó como el cumplimiento de la profecía de Isaías 20Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 22Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? Yo creo que cada uno de nosotros hubiéramos querido estar en ese lugar, viendo los rostros sorprendidos de los judíos que estaban en esta sinagoga y estaban confundidos porque el versículo 22 nos muestra la actitud de ellos, al estar maravillados de sus palabras y al hacer la pregunta: ¿No es éste el hijo de José?, no sabemos si ellos dijeron esto en un tono de admiración o cinismo, pero al comparar el uso de sus palabras con su accionar en este pasaje podemos sacar nuestra propia conclusión.
Pero Jesús que sí estaba allí y sabemos por la Biblia que él no miente porque es Dios, vio la actitud incrédula de ellos y 23Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. El proverbio era conocido en distintas formas en el antiguo Cercano Oriente. Jesús le da su interpretación en el resto del versículo, En efecto, la gente de Nazaret le estaban diciendo: “Médico, curaste a extranjeros en Capernaum, cura ahora a tu propia gente en Nazaret.” En otras palabras, querían que comprobara ante ellos lo que Él decía acerca del cumplimiento de las profecías mesiánicas. Pero nosotros no estamos lejos de esta misma actitud pecaminosa, muchas veces no nos basta solo lo que las Escrituras nos dice en Juan 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. No apreciamos el poder y la información de la Palabra de Dios a cerca de Jesús, queremos supuestamente profundizar más y es donde empezamos a sentirnos tentados de usar literatura apócrifa (no inspirada por Dios), a leer comentarios escritos por personas incrédulas que solo quieren mostrar a un Jesús pecador o queremos darle credibilidad a pensamientos personales de algunos que se quieren llamar cristianos y muestran que Jesús solo fue un profeta más entre muchos y un hombre que vino como todos los seres humanos para dejar una enseñanza ética y moral en el mundo. Cuando no creemos en la verdad que solo nos ofrece la Palabra de Dios, nos recuerda que en verdad somos miserables pecadores y que merecemos estar apartados de Dios en este mundo y después de nuestra muerte ser castigados en el camino de muerte, Jeremías 21:8.
Los paisanos de Jesús pecando contra el tercer mandamiento, al igual que nosotros muestra en verdad que nosotros por nuestra propia naturaleza nos dejamos llevar solo por la razón que nos lleva a pecar en contra de la Palabra de Dios, es por este motivo que encontramos en la respuesta de Jesús hacia ellos el perdón de nuestro pecado en contra de la Palabra de Dios
24Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 25Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. En los casos de Elías y la viuda de Sarepta y de Eliseo y Naamán, se ve que Dios envía a sus profetas a gentiles cuando Israel no aceptaba el mensaje de los profetas. Jesús les da a entender que Él tendría que apartarse de los judíos de su propia ciudad y llevar su mensaje a otros que lo aceptarían. Pero estas Palabras de Juicio que vemos en estos versículos nos muestran el poder de la Palabra de Dios, los paisanos de Jesús le rechazaron 28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. Pero en cambio cada uno de nosotros ahora decimos ¿cómo puedo ser perdonado de mí pecado en contra del tercer mandamiento y ser librado del infierno? La obra del Espíritu Santo hecha en nosotros es la respuesta, 9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:9. Es por medio del Espíritu Santo que cada uno de nosotros creemos que Jesús es el Señor, esto quiere decir que confesamos que es Dios y por lo tanto, que sí, es aquel que fue prometido en el Antiguo Testamento que vino para salvarnos de la oscuridad del pecado y esto lo hizo al ser un hombre que llevó una vida perfecta; todas las personas de Nazaret veían en Jesús un simple carpintero, en cambio nosotros vemos a un hombre que no fue un simple carpintero sino que vino a este mundo a llevar una vida perfecta cumpliendo toda la voluntad de Dios para nosotros ser perdonados, Jesús usó la Palabra de Dios y la anuncio perfectamente al decir 21 Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Pero texto de Romanos también nos lleva a creer que Dios le levantó de los muertos, y esto nos recuerda como Jesús pagó con su vida el precio no solo por nuestro pecado en contra del tercer mandamiento, sino el de todos nuestros pecado y la prueba la encontramos en su resurrección, la tumba no pudo retenerle porque Él la venció por cada uno de nosotros para que nosotros hoy podamos creer en Él por el poder de su Palabra, nosotros creemos en la autoridad de Jesús que es dada por su Palabra como lo dice el final de nuestro pasaje para el día de hoy 31Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
Jeremías, el rey David, los creyentes de Corinto y cada uno de nosotros por la misericordia de Dios hemos recibido dones especiales de parte de Dios para edificar su iglesia y ayudar a expandir el reino de Dios, el llamado del profeta Jeremías nos recuerda nuestro llamado, aun antes de nuestra concepción o de nuestro nacimiento y en el Bautismo Dios nos dio a conocer su elección a cada uno de nosotros para al igual que Jeremías dejemos las excusas atrás y seamos usados por Dios para… 10Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. Jeremías 1:10 Es decir, que predíquelos la Ley y el Evangelio, que el oficio de la llaves lo usemos sin ningún temor porque el Espíritu Santo es quién hace la obra, ya que necesitamos confiar al igual que Jeremías que solo tenemos la Palabra de Dios porque junto con el salmista queremos que nuestra boca solo publique la justicia de Dios, Salmos 71:15 y la justicia de Dios solo consiste en creer y anunciar a los hombres que Jesús sí es el Cristo esperado y que creemos en Él. Amén
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
30 Jesús es la roca
32 Oh, Verbo humanado
33 Soy el camino
34 Salvador, Jesús amado
38 Tu palabra es mi cántico
45 Fortalece a tu iglesia
53 Seguidme a mí, dice el Señor
Culto Cristiano:
109 Sosténnos firmes, ¡oh Señor!
110 Luz brillante, dulce y pura
111 ¡Oh Dios! Tu Verbo santo
113 Preciosa herencia otorga Dios
114 Sabia, justa y toda pura
116 Tu Palabra, ¡oh Padre santo!
129 Castillo fuerte es nuestro Dios
133 Amémonos, hermanos (segunda lectura)
202 Oí la voz del Salvador
203 ¿Oyes como el evangelio?
404 Hosanna al Hijo de David
Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 30
Ver Recursos