
Servicio - 02 agosto 2020
El noveno domingo después de pentecostés
(Verde)
Tema del día: El único que tiene el derecho de juzgar al hombre es Dios. En el juicio final, juzgará con justicia, llevando a los que creen en él al cielo y condenando a los que lo rechazan a una eternidad en el infierno.
La Colecta: Te suplicamos, Señor, que nos concedas el espíritu de pensar y hacer siempre las cosas que sean justas, para que nosotros, que sin ti nada bueno podemos hacer, por tu gracia seamos hechos capaces de vivir según tu santa voluntad; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Joel 3:12-16 Dios llama a las naciones que se reúnan delante de él para el juicio final. Está sentado en su trono y juzgará a los ejércitos de las tinieblas, pero para los que confían en él, será refugio y fortaleza.
12Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. 13Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. 14Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. 15El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
16Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
El Salmo del Día: Salmo 18
Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dirigió a Jehová las palabras de este cántico el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo:
1 Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
2 Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.
4 Me rodearon ligaduras de muerte,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
5 Ligaduras del Seol me rodearon,
Me tendieron lazos de muerte.
6 En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
7 La tierra fue conmovida y tembló;
Se conmovieron los cimientos de los montes,
Y se estremecieron, porque se indignó él.
8 Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos.
9 Inclinó los cielos, y descendió;
Y había densas tinieblas debajo de sus pies.
10 Cabalgó sobre un querubín, y voló;
Voló sobre las alas del viento.
11 Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí;
Oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
12 Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron;
Granizo y carbones ardientes.
13 Tronó en los cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
Granizo y carbones de fuego.
14 Envió sus saetas, y los dispersó;
Lanzó relámpagos, y los destruyó.
15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas,
Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo,
A tu reprensión, oh Jehová,
Por el soplo del aliento de tu nariz.
16 Envió desde lo alto; me tomó,
Me sacó de las muchas aguas.
17 Me libró de mi poderoso enemigo,
Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo.
18 Me asaltaron en el día de mi quebranto,
Mas Jehová fue mi apoyo.
19 Me sacó a lugar espacioso;
Me libró, porque se agradó de mí.
20 Jehová me ha premiado conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
21 Porque yo he guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.
22 Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.
23 Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad,
24 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.
25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.
26 Limpio te mostrarás para con el limpio,
Y severo serás para con el perverso.
27 Porque tú salvarás al pueblo afligido,
Y humillarás los ojos altivos.
28 Tú encenderás mi lámpara;
Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
29 Contigo desbarataré ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.
30 En cuanto a Dios, perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová;
Escudo es a todos los que en él esperan.
31 Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
32 Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;
33 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;
34 Quien adiestra mis manos para la batalla,
Para entesar con mis brazos el arco de bronce.
35 Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.
37 Perseguí a mis enemigos, y los alcancé,
Y no volví hasta acabarlos.
38 Los herí de modo que no se levantasen;
Cayeron debajo de mis pies.
39 Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de mí.
40 Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
Para que yo destruya a los que me aborrecen.
41 Clamaron, y no hubo quien salvase;
Aun a Jehová, pero no los oyó.
42 Y los molí como polvo delante del viento;
Los eché fuera como lodo de las calles.
43 Me has librado de las contiendas del pueblo;
Me has hecho cabeza de las naciones;
Pueblo que yo no conocía me sirvió.
44 Al oír de mí me obedecieron;
Los hijos de extraños se sometieron a mí.
45 Los extraños se debilitaron
Y salieron temblando de sus encierros.
46 Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y enaltecido sea el Dios de mi salvación;
47 El Dios que venga mis agravios,
Y somete pueblos debajo de mí;
48 El que me libra de mis enemigos,
Y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí;
Me libraste de varón violento.
49 Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.
50 Grandes triunfos da a su rey,
Y hace misericordia a su ungido,
A David y a su descendencia, para siempre.
La Segunda Lectura: Romanos 8:26-27 Al estar confusos y al tener miedo, a veces ni sabemos qué pedir a Dios. Pero tenemos la seguridad que, aun si no sabemos qué pedirle, el Espíritu Santo intercede con El para nuestro bien.
26Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié. ¡Aleluya!
El Evangelio: Mateo 13:24-30,36-43 En esta parábola, Jesús nos recuerda que él es el único que tienen el derecho juzgar al hombre y que no juzgará al hombre hasta la cosecha, o sea, que cada persona tiene su tiempo de gracia aquí en la tierra. En el juicio final, sin embargo, los ángeles de Dios separarán a los que creían en él y los que lo rechazaron. “El que creyere y fuere bautizado será salvo, el que no creyere será condenado.”
24Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
36Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
EL ESPIRITU SANTO NOS DA LA SEGURIDAD DEL BENEFICIO DEL ÚLTIMO DÍA
Seguimos disfrutando del poder de la semilla, que es la Palabra de Dios, como lo aprendimos el domingo pasado porque ella hace que demos fruto al ciento, a sesenta y treinta por uno. Aprendimos que el fruto que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros es llevar el mensaje de Salvación a las naciones y hoy Jesús nos explica porque hacerlo. Cuando Jesús nos habla del fin de este siglo, es decir, del fin del mundo nosotros necesitamos ser muy considerados con lo que pasará con todo aquel que no cree en Jesús como su Señor y Salvador, porque en los versículos 40-42 nos dice De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Nosotros no podemos tener el pensamiento sectario que solo se piensa en el que es creyente y en el que cree lo mismo que uno porque el amor de Dios va más allá de nosotros, cuando leemos el versículo conocido de Juan 3:16 vemos que este amor de Dios por el mundo, esta mostrando su deseo de salvar a toda la humanidad y nosotros no podemos ser esquivos a este propósito de Dios porque si lo somos pecamos en contra del Tercer Mandamiento puesto que la Biblia nos manda en Santiago 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Cada vez que nosotros no sintamos preocupación por el incrédulo, cuando no oramos por ellos y no nos interesa que ellos escuchen de la Palabra de Dios nos muestra nuestro pecado en contra del Tercer Mandamiento y también reconocemos que merecemos ir a este lugar del horno de fuego y sentir el lloro y crujir de dientes eternamente por no ser hacedores de la Palabra de Dios.
Otra verdad que nos muestra esta parábola de Jesús consiste en entender que los creyentes y los incrédulos vivimos en este mundo, estos versículos nos explican esto 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; por las Escrituras sabemos como el diablo sembró la cizaña en el mundo con nuestros primeros padres, Adán y Eva y ellos vivieron dentro de su familia como era la relación entres creyentes y los incrédulos. Después de que ellos fueron restaurados por la promesa del Mesías y expulsados del Edén como consecuencia de su pecado, la Biblia nos enseña la historia de dos hijos de ellos donde vemos como si había cizaña en el mundo, hablando espiritualmente, y esto lo muestra con la actitud de las ofrendas dadas por Caín y Abel. 3Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Génesis 4:3-4. La diferencia de estas dos ofrendas es notable, Caín como fruto de su incredulidad trajo una ofrenda y Abel como fruto de su fe lo mejor de su ofrenda, pero el desenlace triste de esto lo vemos con la actitud de Caín, que es la Cizaña 8Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. La cizaña quiere tapar el trigo, quiere destruirlo y es lo pasa en la relación entre los incrédulos y creyentes. El incrédulo se burla del creyente porque alza sus ojos al cielo a orar dando gracias o haciendo una petición especial, también persiste tanto que quiere hacer que el creyente peque y muera eternamente provocando que el creyente viva en el pecado, el incrédulo quiere que el creyente encuentre en su vida un modelo a seguir sin Dios afirmando que viviendo sin Dios es más libre y pasa mejor en este mundo. El incrédulo espiritualmente odia al creyente y es usado por el diablo para destruir la fe.
Pero nosotros no podemos caer en el juego de los incrédulos y el maligno. Porque nosotros conocemos el verdadero Amor, ese amor que venció nuestro orgullo pecaminoso sacándonos de la incredulidad de donde también pertenecíamos, cuando leemos 1 Juan 4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Este versículo tiene mucho significado para nosotros porque fue el mismo Dios quien vino a este mundo a rescatarnos y esto lo hizo destruyendo el poder del pecado que había en nosotros con su vida perfecta, porque Jesús siendo Dios nunca pecó, en su nombre dado en Mateo 1:23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Encontramos su perfección puesto que es Dios y vivió de esta manera complaciendo al Padre en todo mostrando su amor por nosotros. Pero Jesús no solamente vivió por nosotros, sino que también se sacrificó por cada uno de nosotros para hacernos hoy hijos de Dios, creyentes, y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Apocalipsis 1:5. Puesto que Jesús no se quedó muerto, sino que resucitó hoy nosotros estamos vivos espiritualmente y somos Trigo y por lo tanto vamos a dejar que el Espíritu Santo haga en nosotros su obra y especialmente que sintamos amor por los incrédulos porque allí encontramos padres, madres, hermanos, esposa o esposo, hijos, familiares cercanos, y amigos que los tenemos en buena estima. Es por lo tanto que el tiempo es un factor importante en este trabajo que tenemos porque no sabemos cuando sea el fin del mundo, la venida de Jesús y, por lo tanto, necesitamos aumentar nuestro tiempo en la predicación de la Palabra y la oración.
El fin del mundo es una realidad, pero no como las películas lo muestran o como las sectas han querido mostrar dando fechas falsas y, mandando hacer cosas para estar preparados y salvarse del juicio final. A nosotros solo nos basta lo que dice la Escrituras de este acontecimiento y el libro de Joel que es la primera lectura para el día de hoy habla del fin del mundo como cuando el agricultor va a recoger la cosecha final en los graneros y viñedos y por esto habla del valle de la decisión, Joel 3:14. Se le da el nombre a este valle porque es el día donde Dios decide quien es salvo y quien es condenado, es el día donde se cumple lo que predicó Juan el Bautista 12Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Juan 3:12. También el profeta Isaías hablo de este día usando el ejemplo de una prensa de vino que aplasta las uvas He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Isaías 63:3. Pero aunque veamos esta figura fuerte, destructora y dolorosa; nosotros estaremos tranquilos cuando Dios decida quien va al cielo y quien al infierno porque el Espíritu Santo hace que nosotros confiemos en Dios y lo demostraremos unidos al Salmo 18 del día de hoy 1Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. 2Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. 3Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos. Encontramos en este salmo la bendición de ser creyentes, en este momento tenemos un lugar asegurado en el cielo por la obra de Jesús y en ese día del juicio final no tenemos porque temer porque nuestra Fortaleza, nuestra roca y catillo es nuestra fuerza y Salvación. Ese día de la separación del trigo y la cizaña, nosotros como trigo escucharemos estas palabras que soñamos escuchar en ese día Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo Mateo 25:34. Como hijos de Dios hoy se nos recuerda la herencia que tenemos, la cual consiste en estar en el cielo eternamente en cuerpo y alma y allí adorando a Dios perfectamente porque ya no tendremos dolor, tristeza, enfermedad, llanto porque todo es perfecto en el cielo y es importante que nosotros dejemos que el Espíritu Santo actúe en nosotros poniendo el deseo de estudiar la Palabra de Dios y vivir guiado por la misma para que no dejemos de ser trigo y convertirnos en Cizaña. Y que el Espíritu Santo conceda que siempre seamos trigo hasta el día que partamos de este mundo. Amén
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
99 Cuando suene la trompeta
100 Pronto vuelve Jesucristo
101 Yo sólo espero ese día
Culto Cristiano:
2 Alzaos oh puertas
5 Redentor precioso ven
78 De mil arpas y mil voces
154 Los santos de la tierra
156 Ven Tú, ¡Oh Rey eterno!
338 Ved del cielo descendiendo
339 Iglesia de Cristo
340 Brillante celestial fulgor
341 Tú ya vienes
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