
Servicio - 01 septiembre 2019
El duodécimo domingo después de pentecostés
(Verde)
Tema del día: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Nosotros, siguiendo el ejemplo de los grandes hombres de la fe como Abraham, confiamos que tenemos un tesoro esperándonos en el cielo, aunque no lo podemos ver. Por medio de esta fe, el cristiano ya no se aferra a las cosas de este mundo, sino se prepara para la venida de Cristo.
La Colecta: Todopoderoso y Eterno Dios, que estás siempre más presto para oírnos que nosotros para suplicarte, y acostumbras dar más de lo que pedimos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia, perdonándonos todo aquello por lo que nuestras conciencias estén temerosas, y dándonos los bienes que no somos dignos de pedirte, sino por los méritos y la mediación de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
La Primera Lectura: Génesis 15:1-6 Esperando en “lo imposible”, Abraham creía la promesa de Dios que iba a tener un hijo, y “le fue contado por justicia.”
1Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. 2Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
El Salmo del Día: Salmo 33
1Alegraos, oh justos, en Jehová;
En los íntegros es hermosa la alabanza.
2Aclamad a Jehová con arpa;
Cantadle con salterio y decacordio.
3Cantadle cántico nuevo;
Hacedlo bien, tañendo con júbilo.
4Porque recta es la palabra de Jehová,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.
5El ama justicia y juicio;
De la misericordia de Jehová está llena la tierra.
6Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
7El junta como montón las aguas del mar;
El pone en depósitos los abismos.
8Tema a Jehová toda la tierra;
Teman delante de él todos los habitantes del mundo.
9Porque él dijo, y fue hecho;
El mandó, y existió.
10Jehová hace nulo el consejo de las naciones,
Y frustra las maquinaciones de los pueblos.
11El consejo de Jehová permanecerá para siempre;
Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
12Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió como heredad para sí.
13Desde los cielos miró Jehová;
Vio a todos los hijos de los hombres;
14Desde el lugar de su morada miró
Sobre todos los moradores de la tierra.
15El formó el corazón de todos ellos;
Atento está a todas sus obras.
16El rey no se salva por la multitud del ejército,
Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
17Vano para salvarse es el caballo;
La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
18He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia,
19 Para librar sus almas de la muerte,
Y para darles vida en tiempo de hambre.
20Nuestra alma espera a Jehová;
Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado.
22Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti.
La Segunda Lectura: Hebreos 11:1-3;8-16 En este “salón de la fama” de los héroes de la fe, se encuentra Abraham, el cual creía en lo que no se ve. Nosotros de la misma forma esperamos con seguridad nuestra patria celestial, la cual ahora no podemos ver.
1Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 3Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
8Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 9Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 12Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.
13Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. ¡Aleluya!
El Evangelio: Lucas 12:32-40 Podemos actuar con confianza, porque nuestra esperanza del cielo es una esperanza segura. Nos preparamos para la venida de Cristo, sin temor alguno por medio de la fe que Dios nos ha dado.
32No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. 33Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. 34Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
35Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; 36y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. 37Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. 38Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. 39Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.
EL ESPIRITU SANTO NOS ENSEÑA A CUIDAR NUESTRO TESORO ETERNO, LA FE
La Biblia nos enseña en 2 Corintios 5:7 porque por fe andamos, no por vista este versículo tiene un contexto que está muy relacionado con la enseñanza del evangelio para el día de hoy donde una vez más la Palabra de Dios pone nuestra mirada en la verdadera riqueza que solo la encontramos en el cielo, en la vida eterna con nuestro Dios, permítanme leerles el contexto donde viene el fondo de estos versículos; 1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor, 2 Corintios 5.1–6. Nosotros empezamos a ser preparados para vivir en este mundo en nuestro hogar, y es allí donde recibimos las primeras informaciones acerca de lo que es este mundo y cómo comportarnos en él, algunos han tenido una instrucción muy estricta en su hogar otros han sido más flexibles pero no es suficiente la instrucción que recibos en el hogar y es por este motivo que existe la educación secular, las escuelas, los colegios y universidades; pero toda la instrucción que recibimos en este lugar es para tratar de entender este mundo desde un punto de vista material y razonable. Pero esta clase de instrucción es perecedera, muchas veces ofrece principios egoístas, avaros y convenientes porque siempre se quiere premiar a la carne o como lo llama 2 de Corintios 5:1 esta morada terrestre. Y es donde el hombre necesita el nacimiento verdadero, el espiritual, muchos de nosotros agradecemos a nuestros padres porque fuimos llevados al Bautismo en nuestra niñez y tenemos la confianza dada en las Escrituras que aquí empezó nuestro tiempo para prepararnos para llegar al edificio, a la habitación celestial, a la casa eterna que queda en el cielo y notemos que para nosotros recibir el Bautismo no necesitamos de ninguna instrucción para prepararnos para recibirlo y esto es porque en Él recibimos la Fe en Cristo Jesús y desde ese mismo momento el Espíritu Santo empieza su trabajo arduo usando la Palabra de Dios para conservarnos en esta Fe que viene de lo alto la cual ha sido dada a nosotros sin necesidad de ver a Dios y todo lo que hizo y hace para llevarnos a la vida eterna.
Entonces empezamos a notar que desde el momento de nuestro Bautismo empezamos la carrera para ir al cielo guiado únicamente por el Poder del mismo Dios y esta sabiduría que ha sido derramada en nosotros por su eterna Gracia es la Fe que es dada de un mensaje poderoso que ningún centro de instrucción en este mundo lo puede dar, 32No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Jesús empieza animándonos con esta palabra que nos dice que no tengamos miedo, no tengamos miedo a este mundo, no tengamos miedo a las cosas que nos pueden pasar mientras estemos en esta carne, los fracasos, las tribulaciones, los desengaños y la desesperanza que tanto atacan nuestro bienestar espiritual, Jesús nos dice que no tengamos miedo. Pero si nos dejamos arrastrar de este mundo queriendo solo ganar prestigio, fama, poder y vanidad estaríamos en un serio problema porque viviríamos de manera contraria a como nuestro Señor Jesucristo nos dice en este texto para el día de hoy 33Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Pecamos en contra del Tercer Mandamiento al no obedecer lo que Jesús nos dice en este versículo porque estaríamos dudando de su promesa de que no temamos, ya que pondríamos la confianza una vez más en las riquezas materiales, en las cosas que no son eternas, aquellas que se agotan y las que el ladrón quiere robar y la polilla dañar. Y al concentrarnos solo en esto perderíamos el regalo que sólo nuestro Dios nos ha querido dar vuestro Padre le ha placido daros el reino. Y es por esto que Jesús es claro en este versículo 34Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Si nuestro corazón está puesto solo en la confianza que este mundo ofrece en ganar prestigio, fama, poder y vanidad el reino de los infiernos es el lugar donde moraremos eternamente, pero si dejamos que el Espíritu Santo guie nuestra morada terrestre usando los medios de gracia en este mundo moraremos eternamente en el cielo, al lado de nuestro Dios.
Jesús tuvo un propósito muy claro al venir a este mundo, en 1 Juan 3:8 nos aclara este propósito Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Jesús vino para deshacer todo lo que el enemigo había plantado en este mundo, nosotros por culpa de nuestro pecado confiamos en lo que nos ofrece el mundo y Jesús vino a destruir esa falsa confianza del mundo y esto lo hizo con el poder de su Palabra 14Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Juan 17:14. Nuestro Señor tenía muy claro que la verdadera vida no está en este lugar y es por esto que uso aquello que tiene poder sobre este mundo, su Palabra, la usó perfectamente en nuestro lugar porque confió en ella que cambia vidas y corazones, es solamente por la dinamita de la Palabra de Dios que en nosotros fue cambiado el amor a este mundo por el Amor a nuestra verdadera morada, el cielo. Jesús venció lo que más dolor trae a este mundo que es la muerte 9sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 6:9-11. Veamos la claridad de estos versículos bíblicos, ya la muerte que trae tanto dolor en este mundo fue vencida, ya no tiene poder sobre nosotros, no es nuestra señora, nuestra alma no se quedará en la sepultura con el cuerpo, estará en el cielo con nuestro Dios eternamente por la obra perfecta de Cristo en su vida y su sufrimiento, muerte y resurrección; y mientras que estamos esperando la segunda venida de nuestro Salvador y la resurrección de los muertos para estar en cuerpo y alma en el cielo pertenecemos a una manada pequeña, este adjetivo que Jesús da a los creyentes es muy triste porque nos muestra que la comparación entre los que somos salvos a los que son condenados, somos nosotros pocos, los que realmente por la obra del Espíritu Santo solo somos ricos en lo eterno somos una manada pequeña.
Es por esto que el Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo para cuidarnos a nosotros que somos su rebaño pequeño y Jesús nos cuenta estas parábolas para que entendamos como es el cuidado que recibimos cada día de nuestras vidas mientras nuestros pies estén en este mundo, 35Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; 36y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Estas palabras nos recuerdan cuando Dios sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto, les dijo que estuvieran preparados porque no sabían en que momento Él iba a destruir a Egipto, y nosotros también necesitamos estar con nuestra espalda recta y la lámpara encendida porque no sabemos cuándo llega el esposo de la iglesia, para tener esta actitud cristiana necesitamos dejarnos llevar por el Espíritu Santo estudiando su Palabra y tomando de la santa cena frecuentemente porque es así como Dios nos cuida del enemigo que quiere confundirnos con el pecado amando este mundo; pero escuchen esta promesa, esto no va a pasar a nosotros porque cuando Él venga y llegue y nos llame estaremos listos para salir de este mundo lleno de esclavitud y saldremos felices porque nada nos ata a este mundo y es por este que somos y seremos llamados cada uno de nosotros en ese día 37Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. 38Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. 39Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. Veamos cómo esta preparación es constante y no puede ser detenida, nosotros no podemos descuidar nuestra salud espiritual en ningún momento, no podemos decir que somos cristianos solamente por horas porque no vamos a perdernos la gran cena que tendremos en el cielo con nuestro Dios, porque no vamos a dejar que nada en este mundo nos distraiga de la espera a nuestro Señor y es por esto que es importante la Fe y cuidar de ella porque hoy damos gracias a nuestro Dios Trino que guía nuestras vidas en su Reino Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 1 Corintios 4:20. Amén
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Cantad al Señor:
48 Busca primero el reino de Dios
51 Dios de gracia, Dios de gloria
52 Hermanos cantad
53 Seguidme a mí, dice el Señor
80-87 Los himnos de Confianza
100 Pronto vuelve Jesucristo
101 Yo sólo espero ese día
Culto Cristiano:
165 Hay una fuente
224 Dame más fe, Señor Jesús
229 Tal como soy
239 El rey de amor
240 En Jesucristo se halla la paz
242 Jesús es mi pastor
243 Jesús es mi tesoro
245 Lejos de mi Padre Dios
246 Mi fe descansa en ti
251 ¡Oh qué amigo nos es Cristo!
253 A los pies de Jesucristo
254 ¡Firmes y adelante!
272 Me guía Cristo
273 Mi mano ten
274 No temas ya
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