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Meditación - 2023 noviembre 13

(Lectura de la Biblia en tres años: Nehemías 9:16–37, Hechos 14:15–23)

LOS RESUCITADOS NO SE CASAN

—La gente de este mundo se casa y se da en casamiento —les contestó Jesús—.Pero en cuanto a los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección: ésos no se casarán ni serán dados en casamiento

Lucas 20:34–35

¿Hay vida después de la muerte? La Biblia enseña que sí. Pero la descripción que la Santa Escritura nos da muestra que esa vida es muy diferente a la actual.

Los saduceos, religiosos que rechazaban a Cristo, negaban la vida después de la muerte, la resurrección y la existencia de los ángeles y los demonios. Creían que el hombre podía elegir libremente obrar el bien y el mal, y que la prosperidad y la adversidad eran resultado de las propias acciones del hombre. Ellos no creían en Cristo y, para demostrar que él estaba equivocado, le plantearon la historia de una mujer siete veces viuda que nunca pudo tener hijos. Según la ley, si una mujer quedaba viuda y sin hijos debía casarse con su cuñado inmediato para que dé a luz un heredero al marido difunto (Deuteronomio 25:5,6). Los saduceos le preguntaron al Señor: «en la resurrección, ¿de cuál será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella?» (Lucas 20:33). La respuesta de Jesús muestra que en la vida venidera la gente será como los ángeles: no habrá nacimientos ni muerte, ni matrimonio. Las relaciones familiares de este mundo terrenal ya no existirán. Todos los salvos serán hijos de Dios

El matrimonio y la familia son dones preciosos de Dios que ya no existirán en la vida futura. Por medio de estos dones, el Señor nos bendice con la alegría del compañerismo familiar: alguien que nos quiere y cuida de pequeños. Alguien con quien criamos hijos y finalmente alguien que nos cuidad en la ancianidad. Sin embargo, en cada una de esas etapas hemos fallado en nuestro papel, no fuimos buenos niños, ni buenos padres, y tampoco hijos agradecidos con nuestros progenitores ancianos (Mateo 15:4-6; 1 Timoteo 5:4) Por esto somos merecedores de toda la ira divina. Pero Cristo, lo hizo en lugar de nosotros (Juan 19:26,27) y en la cruz pagó el castigo que merecemos. En gratitud vamos a querer apreciar el don del matrimonio y la familia cumpliendo, de la mejor manera posible, el papel que nos corresponda en el presente (Efesios 5:21–6:4).

Oración:

Señor, gracias por Jesucristo, nuestro salvador y rey eterno. Pues solo por tu gracia y por sus méritos es que disfrutamos de tus bendiciones y de la vida eterna. Entre estas bendiciones está nuestra familia. Por tus medios de gracia aumenta nuestra fe de manera que nuestra piedad comience por casa al honrar a nuestra familia conforme corresponda a cada uno. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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