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Meditación - 2023 mayo 5

(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 17, Juan 1:1–5)

JESÚS Y LA VOLUNTAD DEL PADRE

Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

Juan 6:40

¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida? No son pocos quienes quisieran conocer la respuesta a esta pregunta. ¿Quiere Dios que estudie en la universidad o que tenga una carrera técnica? ¿Es su voluntad que sirva en la iglesia de mi país o vaya como misionero al extranjero? Aunque la respuesta a estas inquietudes puede que nos quite el sueño, la única pregunta que realmente necesita ser respondida es ¿Cuál es la voluntad de Dios? Así de simple. Jesús ya respondió esa pregunta en el texto que hoy meditamos.

La voluntad de Dios, el Padre, es que nuestra confianza para salvación repose en Su Hijo Jesucristo, y en lo que Él hizo para salvarnos. Confiar en cualquier otra fuente de salvación va en contra de la voluntad divina. Por tanto confiar en nuestras propias obras, en nuestra propia capacidad de ser buenos o en el auxilio de otras criaturas es un pecado que va contra la voluntad de Dios. Confiar en el Hijo para salvación significa: Primero, saber que a causa de nuestra depravada naturaleza pecadora no podemos agradar a Dios, ni aun con nuestras mejores buenas obras (Isaías 64:6 cf. Romanos 3:20). Segundo, por tal motivo somos únicamente merecedores de toda la ira de Dios (Efesios 2:3). Tercero, el Hijo de Dios vino para obedecer perfectamente la voluntad de Dios en lugar de nosotros y esa obediencia perfecta nos es atribuida gratuitamente solo gracias al amor inmerecido (gracia) de parte de Dios por medio de la fe sola (Romanos 5:19; Efesios 2:8). Cuarto, el castigo eterno del cual somos merecedores lo padeció Cristo en la cruz cuando sufrió el desamparo divino en lugar nuestro siendo así nuestro doble sustituto (Romanos 5:8).

Puesto que es la voluntad de Dios que la salvación de cada ser humano esté ligada a la obra de Cristo, creemos y confesamos que los siervos de Dios de tiempos anteriores a la encarnación de Dios, el Hijo, creyeron y fueron salvos por fe en Cristo, tal como dan testimonio las Sagradas Escrituras (Juan 8:56 cf. Hebreos 11:24-26). En gratitud por la redención obrada por Jesucristo vamos a querer confiar en sus méritos solamente y no en los nuestros y vamos a querer adorarle como Dios, pues él es el verdadero Dios, y la vida eterna. (1 Juan 5:20)

Oración:

Soberano Señor Jesucristo, tú eres Dios desde la eternidad y hasta la eternidad, pero no te aferraste a ello cuando asumiste naturaleza humana para salvarme y sujetarte a la ley moral en perfecta obediencia en lugar de mí. Lo hiciste para que por esos méritos tuyos pueda yo ser declarado justo y llamado santo. En la cruz pagaste mis pecados. Así me libraste de la condenación eterna que merezco. Gracias por tanto amor y bondad que no merezco. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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