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Meditación - 2023 mayo 24

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Reyes 4, Juan 4:19–26)

GENERACIÓN DE FUEGO

Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, [Jesús] afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Pero no lo recibieron, porque su intención era ir a Jerusalén. Al ver esto, Jacobo y Juan, sus discípulos, le dijeron: —Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?

Lucas 9:51–53, RV95

¿Tiene usted una meta en esta vida? Jesucristo sí la tenía: la cruz. Desde su manifestación gloriosa en el monte de la transfiguración la cruz se hizo evidente no solo en sus palabras sino también en la misma expresión de su rostro.

Jesucristo, en su viaje a Jerusalén para la pascua de su último año de ministerio terrenal optó por atravesar territorio samaritano y envió por delante a unos mensajeros para que le preparen alojamiento en Samaria. Los samaritanos eran un pueblo de origen pagano que había adoptado la cultura y religión de Israel y los libros de Moisés (2 Reyes 17:24–41). Ellos celebraban la pascua en su santuario en el monte Guerizín, no en Jerusalén (Juan 4:9, 20-22). Por esa razón no querían ser hospitalarios con los peregrinos que viajaban para celebrar la pascua en Jerusalén. Los judíos que provenían del norte cuando viajaban a Jerusalén, que está al sur, rodeaban el territorio samaritano para evitar entrar en él. Para los samaritanos quedó muy claro que Jesús no tenía la intención de ir al santuario de Guerizín y por esto no le permitieron pernoctar en su territorio pues no querían que Samaria sea un lugar de mero tránsito para el Señor. Ante esto, Jacobo y Juan pensaron que destruirlos podría ser un buen mensaje para que nadie se atreva a rechazar al Mesías verdadero. Cristo les reprendió pues él no había venido a destruir sino a salvar. Ellos no comprendían que si estaba tan resuelto a ir a Jerusalén no era para asumir un trono desde el cual oprimir a todos sino para dar su vida en rescate por la humanidad. Estos dos discípulos a quienes Jesús había llamado «hijos del trueno» no solo querían tronar, querían incendiar el mundo, ser «hijos del fuego». Más tarde ellos aprendieron la lección y Juan escribió: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él». (Juan 3:17).

Oración:

Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas. Digno eres, Señor Cordero de Dios, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación, y junto con ellos me compraste a mí. Gracias porque, aunque merezco el infierno, me regalas el cielo. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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