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Meditación - 2023 marzo 30

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Samuel 19, Lucas 19:38–44)

LA DOCTRINA QUE PROCEDE DEL PADRE

Jesús le respondió así: «Si alguno me ama, guardará mi doctrina, y mi Padre lo amará, e iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama, no guarda mis palabras. Y la doctrina que oís no es mía, sino del Padre, que me envió.

Juan 14:23-24, Cantera-Iglesias

Cada cierto tiempo se oye decir «No queremos doctrina porque la doctrina divide a los cristianos y Dios quiere que estemos unidos». Esta idea ha afectado tanto que incluso los centros de educación cristiana advierten que no están interesados en la doctrina. ¿Qué es la doctrina y cuál es su importancia en la iglesia?

Con el término doctrina designamos al conjunto completo de enseñanzas bíblicas. La doctrina es una sola y es inmutable. Esto significa que no se puede cambiar la doctrina. Puede aceptarse o rechazarse pero no cambiarse. La doctrina de Cristo es la misma que recibió del Padre y la enseñó a los discípulos. Cuando asignó a la iglesia la gran comisión, el Señor instruyó que hagan discípulos «enseñándoles que guarden todas las cosas» que él había mandado. La doctrina es «todas las cosas que Cristo enseñó. El apóstol Pablo recordó a los líderes de la iglesia en Éfeso cómo sirvió al Señor: «Por tanto, yo os declaro en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos, porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.» (Mateo 28:20; Hechos 20:26, RV95) La doctrina es ese «Todo el consejo de Dios» del cual Pablo habla. Dios quiere que aprendamos, enseñemos y apreciemos toda la doctrina. No solo los asuntos que nos interesan. La Biblia nos manda apartarnos de aquellos que causan tropiezos contra la doctrina. Al respecto, el Reformador Martín Lutero al apartarse de aquellos que no eran celosos de la doctrina e iban tras el error dijo: «Prefiero estar separado por la verdad que unidos por el error» con esto mostró que no es correcto practicar compañerismo cristiano con quienes restan importancia a la doctrina.

Jesucristo dice que si alguien le ama guardará la doctrina. Algunas traducciones vierten guardar como obedecer, y es verdad que la doctrina incluye mandatos a obedecer. Pero guardar significa tener aprecio y celo, incluye también vivir de acuerdo con las convicciones de la doctrina. Por causa de nuestra carne, el viejo Adán o naturaleza pecadora con la que hemos nacido no tenemos tal aprecio por la doctrina y somos atraídos por la falsa doctrina. Por esto merecemos toda la ira de Dios y el peor castigo del infierno. Gracias a Jesucristo, quien guardó celosamente la doctrina y por nosotros sufrió el castigo que merecemos por no hacerlo perfectamente, Dios nos declara justificados. En gratitud vamos a querer guardar la doctrina, y ser celosos guardianes de ella aprendiéndola gustosamente.

Oración:

Señor, gracias por enseñarnos la verdadera doctrina. Por el poder de tu evangelio concédeme celo santo para guardar la doctrina, aprenderla con gusto y enseñarla con idoneidad. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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