
Meditación - 2023 julio 6
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Reyes 10:1–17, Juan 10:7–21)
TRASLADADOS DE LA MUERTE A LA VIDA
[Dios, el Padre] nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados.
Colosenses 1:13,14
¿Cuál es nuestra parte en la salvación? Esta importante pregunta necesita ser respondida con la mayor y absoluta claridad pues de ella depende el futuro eterno de mucha gente ¿Qué dice la Biblia al respecto?
Hoy es muy común escuchar que para nuestra salvación y el perdón de los pecados Cristo ya hizo su parte y que a nosotros nos toca hacer la nuestra. Por otra parte hay una insistencia en puntualizar que de Dios no procede «la gracia barata». Sin embargo la Biblia enfoca el asunto desde otra perspectiva: Primero, la salvación no está en venta. Dios no es un empleado en un mostrador que da para recibir. Él no cobra su bondad, ni su misericordia y mucho menos su gracia. Él, de su abundancia derrama su amor sin restricciones, ni condiciones. Así lo testimonia la Sagrada Escritura: «Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo […] allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.» (Romanos 5:17,21). Al final de la Biblia leemos: «El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!» El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.» (Apocalipsis 22:17). El mismo rey David confiaba en esa abundancia para estar bien con Dios: «Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu Casa; adoraré con reverencia hacia tu santo Templo.» (Salmos 5:7 RV95). Segundo, según la Biblia, nosotros los seres humanos estamos muertos en nuestros pecados y todo lo bueno que creemos poder hacer, delante de Dios es como un trapo de suciedad: «todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia.» (Isaías 64:6). Sí, nada podemos pagar por nuestra salvación ni ahora, ni nunca. Por eso Dios la da gratis. La gracia no es barata puesto que Cristo pagó por ella, pero sí es gratis porque eso es gracia: «La salvación es un regalo; si alguien pudiera ganarla siendo bueno, no sería gratis. ¡Y es gratis!
Se concede a los que no hacen nada para obtenerla. Porque Dios declara sin culpa a los pecadores que simplemente tengan fe en que Cristo es el que los puede librar de la ira de Dios.» (Romanos 4:4-5, La Biblia al Día). En gratitud vamos a querer recordar, confesar y enseñar que no fuimos nosotros sino el Padre quien nos sacó de las tinieblas y nos llevó al reino de Cristo.
Oración:
Señor te doy gracias porque por disposición del Padre «el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. Y en el último día me resucitará a mí y a todos los muertos. Y nos dará vida eterna a mí y a todos los que creen en Cristo. Esto es ciertamente la verdad. Amén.
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