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Meditación - 2023 julio 5

(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Reyes 9:14–37, Juan 10:1–6)

LA IMPORTANCIA DE LA COMUNIÓN CON DIOS

La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red.

Salmo 25:14–15, Reina Valera 1960

Cada cierto tiempo surgen personas que afirman que Dios les dio un mensaje urgente que debe ser comunicado a toda la iglesia. ¿Son confiables esos mensajes? ¿Hay peligro por no tomarlos en cuenta?

La Palabra de Dios nos advierte que Satanás envía a sus ministros para procurar engañar a los creyentes. Muchos prestan atención a falsos profetas y maestros y así se descarrían del camino de la fe. ¿Cómo podemos saber si quien dice tener una revelación de Dios nos miente o nos dice la verdad? Jesús fue claro: los falsos vendrían como lobos vestidos de ovejas pero que sus frutos mostrarían su falsedad. Tales frutos no se refieren a la conducta de los falsos sino a su doctrina (Mateo 7:15-28). Un falso maestro enseña un poco de verdad mezclada con la mentira, su fruto es la doctrina de Satanás. Por esto el apóstol Pablo advirtió: «Pero aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición! Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición!» (Gálatas 1:8-9).

El verdadero evangelio nunca enseña que nuestras buenas obras ganan el favor de Dios. El evangelio son las promesas incondicionales y gratuitas que Dios, en su misericordia, ha dado a favor de la humanidad perdida. El Señor ha mandado a anunciar el evangelio para el consuelo de quienes, desesperados de saber que merecen toda la ira de Dios, confiesan que necesitan salvación. Los supuestos profetas que andan pregonando que Dios les habló, animan a sus oyentes a hacer obras para buscar el favor de Dios, «tenemos que orar más, ayunar más, etcétera». David, por el contrario, dice que su mirada está puesta en Jehová. Eso significa que para su salvación solo confía en los méritos de Cristo y no en los propios. Como lo dijo un creyente llamado Lutero: «Cuando puse mi mirada en mí mismo vi que era imposible salvarme, pero cuando miré a Cristo [como mi Salvador] descubrí que era imposible perderme.

Oración:

Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él y solo merezco tu ira eterna. Gracias te doy, porque tu Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha santificado y guardado en la fe verdadera por los méritos de tu Hijo. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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