
Meditación - 2023 julio 15
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Reyes 17:1–23, Juan 11:38–44)
SOLO UNA COSA ES NECESARIA
Respondiendo Jesús, le dijo: —Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Lucas 10:41-42
¿Cuál es la principal necesidad del ser humano? La respuesta puede variar mucho dependiendo del punto de vista. Un psicólogo, Abraham Maslow, elaboró una escala de cinco niveles de necesidades del ser humano. Él propuso que las necesidades fisiológicas como las de primera importancia. Así, por ejemplo, una persona que tiene hambre no tendrá interés en otras necesidades como las espirituales hasta no haber satisfecho la necesidad fisiológica. En el texto de hoy, Marta estaba afanada en satisfacer la necesidad de alimentarse y pide al Señor que le diga a María, su hermana, que le ayude en la cocina. Jesús le responde que hay una sola cosa necesaria y que María la escogió, por tanto, no le será quitada. ¿Cuál es esa sola cosa necesaria?
La única cosa realmente necesaria es la palabra de salvación, el evangelio de la gracia. Un hombre, que alcanzó a satisfacer todas sus necesidades y que satisfecho pensó: «Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.» pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?» (Lucas 12:19-20). Esto nos muestra que es posible poseerlo todo y aun así carecer de lo único realmente necesario: La salvación eterna. Pero la salvación eterna no es algo que nosotros podamos conseguir o merecer por nuestro propio mérito. Dios exige perfección para poder tener derecho a ella (Mateo 5:48). Por nuestra parte, nosotros hemos desobedecido la voluntad divina y por tanto somos merecedores de toda la ira de Dios. Por eso vino Jesucristo, para vivir una vida de perfecta obediencia a Dios en lugar nuestro y para llevar sobre sí en la cruz el castigo que merecemos. La perfección de Jesucristo nos ha sido atribuida por gracia y el castigo que es una deuda a pagar lo pagó Cristo con su sangre derramada. El evangelio es la buena noticia que nos anuncia esta doble verdad, y con ella, nos da el perdón de pecados junto con el don de la fe para confiar en ese perdón. Gracias a Dios eso es todo lo necesario.
Oración:
Señor, te doy gracias porque por los méritos de tu Hijo Jesucristo tengo la libre entrada a tu presencia, la vida eterna y la fe salvadora. Te suplico que por tu evangelio en los medios de gracia me afirmes en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.
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