(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 1:22–2:5, Lucas 10:13–16)

MIRE A JESÚS

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos, pues no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo.

(2 Tesalonicenses 3:1-5)

La vida del apóstol Pablo estuvo llena de gozo debido a que tenía fe en Jesús. Sin embargo, hubo muchas personas que estaban contra él. Él los llama “hombres perversos y malos” porque no creían en Jesús. Pablo sabía que la maldad estaba muy activa en Tesalónica. Satanás quería destruir la iglesia en esa ciudad.

¿Qué hizo Pablo? Animó a los cristianos tesalonicenses. Aunque era gente malvada, había entre ellos uno que era mucho más grande. Era Dios. El amor fiel de Dios se describe maravillosamente en toda la Escritura. “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16). “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

Además, recuerde que Jesús permaneció fuerte: cuando Judas lo traicionó, cuando Pedro lo negó, cuando los soldados se rieron de él, y cuando su Padre lo desamparó. Jesús permaneció fuerte hasta el final para ganar la salvación por nosotros. Recuerde entonces lo que es nuestro, el amor de Dios y la obra redentora de Cristo por nosotros. Ese amor y sufrimiento de Jesús es lo que nos da fuerzas para enfrentar a la gente que habla contra Dios.

Oración:

Jesús, gracias por haber sido desamparado en mi lugar. Permíteme siempre verte a ti, Jesús, para ver tu gran amor por mí. Amén.

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