(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 13, Lucas 12:41–48)

¿A QUIÉN BUSCAMOS?

Jesús le dijo: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”.

(Juan 20:15)

Temprano el Domingo de Resurrección María fue a la sepultura de Jesús a buscar al Salvador muerto. Pero su sepulcro estaba vacío y su cuerpo no estaba. María olvidó que Jesús había dicho que “[resucitaría] al tercer día”. María pensó que Jesús era el jardinero y preguntó: “Señor… dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré”. María estaba triste. Muchas veces nosotros también estamos tristes por la muerte de un ser querido. No tendremos que vivir muchos años para darnos cuenta de que ya sea que seamos mayores o jóvenes, fuertes o débiles, la muerte nos llama.

El Salvador, vivo y resucitado, estaba al lado de María. El sepulcro estaba vacío. Un ángel dijo a los visitantes en el sepulcro de Jesús que él había resucitado de entre los muertos. Gracias a Dios que María no encontró lo que estaba buscando. Jesús muerto es un Salvador sin valor que no ofrece consuelo. Pero Jesús vivo y el sepulcro vacío, nos dicen algo maravilloso. Nos dicen: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25).

Esto es lo que estamos esperando. Esperamos la vida eterna en el cielo porque Jesús, nuestro Salvador, resucitó de la muerte.

Oración:

Salvador resucitado, muéstranos tu sepulcro vacío y lo que significa para nosotros. Consuélanos con la esperanza bendita de la vida eterna en el cielo contigo. Amén.

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