(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 10:1–5, Lucas 12:13–21)

¿POR QUÉ TENEMOS MIEDO DE LA MUERTE?

El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

(Juan 20:1,2)

María tenía miedo porque su Jesús estaba muerto. No sólo había perdido ella a un querido amigo, sino también cualquier esperanza de salvación. Esa primera Pascua salió temprano hacia el sepulcro de Jesús. Desde lejos vio que la piedra había sido quitada del sepulcro. Temerosa, corrió a la ciudad de Jerusalén a dar a Pedro y a Juan las terribles noticias: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. María no había visto el mensaje del sepulcro vacío. En lugar de ver al Señor resucitado por el amor de Dios y regocijarse en la vida eterna, María, temerosa, vio sólo la muerte.

Como seres humanos pecadores, ¿Estamos también temerosos de la muerte? No queremos repetir el error de María. Corrió del sepulcro vacío. Nosotros queremos correr a ese sepulcro. A diario necesitamos oír las palabras: “ha resucitado, como dijo” (Mateo 28:6). La muerte está derrotada. Cuando el día de la muerte venga a nosotros o a alguno de nuestros seres queridos, ese sepulcro vacío de Jesús en la Pascua nos habla de la promesa del Salvador: “porque yo vivo, vosotros también viviréis” (Juan 14:19).

De todas las preguntas que enfrentamos, ninguna es más importante que la de la vida y la muerte. De la resurrección viene la respuesta que necesitamos por el temor que sentimos de la muerte. Debido a que Jesús resucitó, nosotros también resucitaremos, para vivir con él para siempre en el cielo.

Oración:

Salvador resucitado, muéstranos la vida que nunca termina. Amén.

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