(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 8, Lucas 11:42–54)

CÓMO ORAR CUANDO SE SIENTA SOLO

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.

(Mateo 27:46)

Desamparo o abandono por Dios es lo que nuestro Señor experimentó durante esas horas de oscuridad el Viernes Santo cuando moría en la cruz. Dios hizo que Jesús supiera y sintiera lo que es ser olvidado por Dios. Sólo hay un lugar donde la gente siente y sabe lo que es estar desamparado y olvidado por Dios, ese lugar es el infierno.

Sí, Dios puso la maldición sobre su Hijo, Jesucristo. Si esta parte del sufrimiento no hubiera ocurrido, no hubiéramos sido salvados: del pecado, de la muerte, y del infierno. El valor eterno del sacrificio del Salvador es que él, en lugar de los pecadores, soportó la separación de Dios. Tal separación es el castigo justo que cada pecador debe sentir.

La cruz de Cristo entonces es una prédica terrible de la ira de Dios. Qué espantosos deben ser nuestros pecados para que pudieran hacer esas cosas malas al Hijo de Dios. Pero la cruz también es un mensaje del amor asombroso de Dios. El Señor nos dio a su propio Hijo. Dios desamparó a Jesús cuando moría en la cruz. Dios castigó a Jesús en lugar de castigarnos a nosotros.

No podemos imaginarnos lo que le costó a Dios Padre desamparar a su Hijo. Pero esto sabemos: tal amor nunca nos desamparará a nosotros los creyentes en Jesús. Jesús prometió estar con nosotros todos los días de nuestra vida, aunque nos sintamos solos. Dijo: “No te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Dijo: “Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Oración:

Padre celestial, que siempre confiemos en tu promesa, de que tú estarás con nosotros todos los días de nuestra vida. Amén.

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