(Lectura de la Biblia en tres años: Josué 6, Lucas 6:37–42)

LOS SEGUIDORES DE JESÚS CREYERON EN ÉL

Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

(Juan 2:11)

El apóstol Juan tenía sus razones para hablar de los milagros de Jesús. Esos milagros nos muestran que la persona que los hizo es el Hijo de Dios. Después de vivir treinta años en la ciudad de Nazaret, Jesús empezó su ministerio público. El milagro realizado en Caná de Galilea señalaba que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios. Fue el primero de muchos milagros que eran prueba visible del poder y la gloria de Jesús. Él sólo permitió en ciertos momentos que brillara su naturaleza divina. Los milagros fueron señales resplandecientes de la gloria de Jesús. Los milagros requerían respuesta a las preguntas: ¿Qué piensan de Jesús? ¿Quién dicen ustedes que es él?

Debido a que los discípulos sabían lo que Jesús había hecho, depositaron su fe en él. Habían visto su gloria y por eso creían en Jesús. Ese milagro fortaleció su fe. Mientras seguían caminando con él, escuchándolo, y viendo sus milagros, su fe en Jesús siguió creciendo.

De la misma manera, cuando leemos acerca de lo que Jesús dijo y de los milagros que realizó, nuestra fe se fortalece. Vemos a Jesús como al Hijo de Dios, como nuestro Salvador.

Oración:

Gracias, Señor, por permitirnos ver tu gloria. Amén.

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