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Meditación - 2023 agosto 28

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Crónicas 19, Juan 20:5–10)

DIOS NOS PROTEGE EN SU TABERNÁCULO Y EN SU ROCA

Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR y recrearme en su templo. Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca.

Salmo 27:4–5

¿De qué manera el Señor resguarda a sus siervos en el tabernáculo?

El SEÑOR ordenó a Moisés hacer un tabernáculo (tienda de campaña) que sirva de punto de encuentro entre Dios y su Pueblo (Levítico 26.11–13; Éxodo 40:34–35). Dentro del tabernáculo estaba el arca del pacto, desde cuya tapa Dios hablaba. Puesto que el arca implicaba la presencia y protección divina, el tabernáculo suscitaba seguridad al estar instalado al medio del campamento. No es sorprendente que David exprese su anhelo de estar resguardado allí. Cuando Salomón construyó el templo, el arca fue trasladada allí. Sin embargo, a causa de la idolatría del pueblo el templo fue destruido y el arca desapareció. Muchos años más tarde, Cristo habitó entre nosotros como tabernáculo de Dios, como templo no hecho por manos humanas. Cincuenta días después de su resurrección la iglesia fue hecha cuerpo de Cristo y templo de Dios. Cristo es la roca y su iglesia es el tabernáculo de Dios para hoy (Juan 1:14; 2:19; Efesios 2:18–22; 5:29,30)

La iglesia es invisible, pues comprende a todos los cristianos de todo lugar y época. Sin embargo, la iglesia se manifiesta de forma visible allí donde se predica el puro evangelio distinguiéndolo correctamente de la ley, y donde se administran correctamente los sacramentos del bautismo y cena del Señor. Esto significa que se usa la ley para conducir al pecador impenitente hacía Cristo, predicándola en toda su dureza; y que se anuncia el evangelio, en toda su dulzura, a los pecadores angustiados por la culpa, para consolarlos. Cuando los sacramentos y el evangelio son usados para consolar el corazón angustiado del pecador arrepentido y no como obras para conseguir el perdón, entonces, somos resguardados en la iglesia. Cristo instituyó la iglesia como su cuerpo para que, por medio de la predicación, dé a conocer la obra salvífica de Cristo. En gratitud a los méritos de Cristo vamos a querer unirnos con la congregación que manifieste las señales de la verdadera iglesia y apartarnos de la que se desvía de la sana doctrina.

Oración:

Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. Gracias te doy por ello, pues mi salvación no depende de mí sino de ti. Amén.

 

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