
Meditación - 2023 abril 29
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 13:20–39, Lucas 24:1–5)
EL VERBO DE DIOS ES LA VIDA ETERNA
Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida. Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado.
1 Juan 1:1-2
Usualmente consideramos a la eternidad en términos de tiempo, y es natural hacerlo pues somos seres conscientes del transcurrir de los días. En la Biblia la eternidad implica calidad. Así, cuando se trata de vida eterna y muerte eterna, no lo hace en relación a existencia o inexistencia. La Biblia es clara en que los que van a la muerte eterna siguen existiendo. En este sentido la vida humana en la tierra no es eterna, tiene calidad de frágil. No soporta el paso de los años, la agresión de las enfermedades, ni el ataque de la muerte. Por otra parte, el pecado corroe la vida humana de mal en peor y si no es frenado la lleva a la perversión irreversible.
Conocemos varias clases de vida. La vida vegetal que usualmente no depende para su existencia de otros seres vivos, pues extrae su energía vital al procesar los minerales del suelo con ayuda de la luz solar. Pero la vida animal vive de otras vidas. Necesita consumir elementos orgánicos (vegetales o animales) para subsistir. Son dos clases de vida diferentes: las plantas viven de vida vegetal y los animales de vida animal.
¿De qué vida vive Dios? ¡De ninguna! Él es la vida eterna. La vida eterna subsiste por Sí misma. No depende de nadie. Nada puede dañarla ni corromperla. Es la vida con mayor calidad. Cuando la vida asumió naturaleza humana quedó expuesta al ataque de la muerte. Pero la muerte no pudo vencerla. Cristo resucitó porque Él es la vida. A Cristo no lo mató la cruz. La Biblia dice que Él entregó su vida. Él, voluntariamente permitió que la muerte afecte su cuerpo para redimirnos. En la resurrección, la vida eterna disipó el poder de la muerte resucitando su cuerpo humano y demostrándonos que la vida eterna es posible para nosotros. Tanto su vida entregada (su sangre derramada) como la vida eterna nos son comunicadas por el poder del evangelio. La misma palabra de Dios, que permanece para siempre, es la que suministra la vida de calidad eterna. El evangelio no solo es una enseñanza para ser aprendida o memorizada es, principalmente, el alimento que da vida eterna. (Juan 5:26; 10:17,18; 6:63). Solo los méritos de Cristo hicieron posible esto. En gratitud vamos a querer apreciar el evangelio alimentándonos de él continuamente.
Oración:
Señor, te pido que por el poder de tu evangelio fortalezcas en mí la fe salvadora de tal modo que, en gratitud, quiera alimentarme continuamente con tu palabra salvadora. Amén.
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